PapaBeto es un espacio abierto a toda propuesta
y a músicos nacionales y extranjeros
La escena jazzística del DF no es tan débil
como se presume: Betuco
Promover el género como una forma viva de cultura
y ser un punto de rencuentro, unas de las metas de sus propietarios Además
de música y cena, se ofrecerán clínicas y talleres
ERNESTO MARQUEZ ESPECIAL
En primer plano, dominando la escena, un reluciente piano
de cola Yamaha; luego, distribuidas correctamente medio centenar de mesas
en las que desde cualquier punto el público ve y escucha lo que
musicalmente sucede en este lugar, PapaBeto, el nuevo espacio para el jazz
en la ciudad de México que en opinión de muchos es algo así
como un oasis en medio del páramo musical en que se ha convertido
ésta, una de las regiones más pobladas del mundo.
Creado a iniciativa del guitarrista sinaloense Roberto
Arballo, Betuco, y de la promotora cultural de origen japonés
Yuko Fujimo, PapaBeto nace con el objetivo claro de promover el jazz como
forma viva de cultura en una época en que conceder rango vital a
la cultura es tanto como hacer mención a algo innecesario o presuntamente
delictivo.
"Para
nosotros es más que poner en riesgo nuestro patrimonio, es una manera
de dar aliento a un proceso necesario para el crecimiento de un espectro,
el jazzístico, en el que hay mucho interés pero poco apoyo.
PapaBeto es un sueño, una invención, fruto de un espíritu
aventurero, en este caso alentado por la escena jazzística que,
según nosotros, no es tan débil como se presume", declaran
los propietarios.
Desde el principio, los ahora propietarios de PapaBeto
plantearon el propósito clarividente de un lugar en el que se dieran
las mejores expresiones jazzísticas en las condiciones técnicas
y ambientales para que el público disfrutara del quehacer de los
músicos locales y los provenientes de otras latitudes.
"Ahora que lo tenemos -augura Betuco- podremos
materializar muchos proyectos. Pero lo cierto es que desde hoy es un espacio
abierto a toda propuesta dentro del jazz."
Con una larga trayectoria como instrumentista e impulsor
de innumerables proyectos musicales, Betuco siente que éste
"es el lugar que tanto anhelábamos músicos y diletantes del
jazz". Reflexión que comparte Yuko que, tras su experiencia como
promotora cultural, ve consolidadas sus aspiraciones.
Desde su inauguración, el pasado martes, una de
las cosas que se ha venido comentando en favor de PapaBeto es la colocación
del escenario y el sistema de audio a prueba de traumas auditivos. "Se
nota que quien lo maneja es un músico", expresó Ricardo Ortiz,
jazzmaníaco y productor de radio. "Aquí se privilegia a la
música, lo que significa una enorme garantía para quien venga
al lugar.
"Eso es algo en lo que siempre pensamos -cuenta Yuko-.
Con lo vivido y sufrido en otros espacios no podíamos incurrir en
esa falla que ha sido una constante en los lugares de jazz. Antes de rentar
el local revisamos todas las posibilidades, pero más las acústicas.
No podíamos decidir si antes no estábamos seguros de que
lo expuesto musicalmente tuviera las mejores condiciones."
Este proyecto, en opinión de Yuko, recoge la experiencia
del Arcano, lugar dedicado al jazz y otros géneros musicales que
funcionó por cerca de nueve años en Coyoacán, hasta
que obligado por la delegación tuvo que cerrar.
Lugar habitual de reunión
"Después que cerró vivimos una especie de
frustración y orfandad ya que los músicos carecían
de un sitio donde proyectar su arte y nosotros del lugar habitual de reunión.
Fue cuando me nació la idea de abrir un local en el que se dieran
de nuevo estos encuentros. Lo platiqué con mucha gente, pero fue
Betuco quien más se entusiasmó y juntos empezamos
a tramar el dónde y el cómo. Así nos dimos a la tarea
de buscar apoyos como el de Yamaha, empresa con la que hicimos un buen
arreglo en la compra del equipo electrónico. Todo lo demás
ha salido de nuestros ahorros."
Evocando la experiencia del Arcano, relata: "Pensando
en ello y a fin de evitar futuros contratiempos y garantizar, en ese sentido,
la permanencia del lugar, hemos acatado y cumplido con todos los requerimientos
y especificaciones de las autoridades delegacionales. Incluso, en la elección
del inmueble, cuidamos mucho que no estuviera en una área residencial
para evitar los clásicos reclamos de los vecinos por aquello del
ruido".
Ahora falta que el público asista, comenta Betuco,
y para que eso suceda se tienen que hacer más dinámicos aspectos
como la promoción.
"Tratamos de hacerlo lo mejor posible. Seguramente hay
muchas cosas por corregir y estaría bien que la gente nos hiciera
sus comentarios con el propósito de ir mejorando", precisa Yuko.
"Practicamente nuestro compromiso es el que todo aquel que llegue a PapaBeto
se sienta cómodo. Abrimos a partir de las siete de la noche con
servicio de cena; el primer set musical empieza a las 21 horas y
el segundo a las 22:30. De tal manera que quien desee escuchar jazz, cenar
y llegar temprano a casa tendrá esa posibilidad. Para aquellos que
quieran quedarse más tarde tendremos los affter hours o jams
obligados en toda jornada jazzística.
Compartir experiencias
PapaBeto será también aula de formación:
habrá clínicas y talleres dictados por los músicos
del lugar o invitados exprofeso. "Queremos que los músicos compartan
sus experiencias con los jóvenes talentos o público en general
que gusten saber más acerca de técnicas, expresiones o tendencias.
Vamos a hablar con escuelas en las que se enseña jazz, como Fermatta;
la Superior de Música, con el maestro Téllez, la Nacional
de Música de la UNAM, y el Centro Nacional de las Artes para intercambios
y que los chavos puedan tocar en PapaBeto. Esa labor será de ida
y vuelta, ya que nuestro deseo es comprometernos con los músicos
y sus proyectos, y que ellos se comprometan con el lugar".
La noche inaugural, el escenario de PapaBeto fue un espacio
gravitacional de intangibles vibraciones con algunos de los mejores exponentes
del jazz en México: las cantantes Elizabeth Meza, Iraida Noriega
y Patricia Carrión, así como los instrumentistas Víctor
Patrón, Enrique Nery (piano), Salvador Marchand, Tony Cárdenas
(batería), Jaco González y Diego Marotto (saxofonistas),
Cristóbal López (guitarra), Agustín Bernal (contrabajo),
Aarón Cruz (bajo) fueron los encargados de "bautizar" con su arte
al recién nacido.
Todos lo allí presentes expresaron su beneplácito
y los mejores deseos para que este lugar sea el punto de encuentro y rencuentro
de almas y voluntades amasadas en sonidos emocionalmente compartidos.
Ubicado en Villalongín 196, casi esquina con Circuito
Interior, en la colonia Cuauhtémoc, PapaBeto abre de jueves a sábados
a las siete de la noche, con dos funciones cada día, y una función
especial los domingos.