Solo sessions, nuevo disco del pianista,
producido por Juan Carlos Paz y Puente
Para Enrique Nery el jazz es el área de la música
que se hace por amor al arte
ARTURO CRUZ BARCENAS
Improvisar en el jazz no es hacer ocurrencias, cosas locas,
expresó el pianista, compositor, arreglista y productor musical
Enrique Nery, en entrevista realizada en los jardines de la Academia de
Música Fermatta, ubicada en San Jerónimo, al sur de la ciudad,
escuela que, dijo, siente propia y donde puede platicar de arte sonoro
con su amigo, el director Juan Carlos Paz y Puente, quien le produjo su
nuevo disco, Solo sessions.
Estudió en el Conservatorio Nacional de Música
de la ciudad de México con Juan León Mariscal, Aura Pacheco,
Carlos Jiménez Mabarak, Jerónimo Baqueiro Foster, Eloísa
Ruiz Carballo y Rodolfo Halfter, entre otros. Su música es una de
las más originales del país; maneja un concepto mexicanista
desde hace más de dos décadas y aparece lo mismo con un grupo
de jazz que con un mariachi contemporáneo. Produce lo mismo tonadas
comerciales que grabaciones con dotación sinfónica.
Ha
sido director musical y arreglista de las más grandes figuras del
ambiente artístico, entre los que se pueden citar a José
José, Luis Miguel, Gualberto Castro, Eugenia León, Vicki
Carr, Oscar Chávez, Armando Manzanero, Guadalupe Pineda y Betsy
Pecanins. Cuenta con los siguientes discos: Perseverancia, Contrastes,
From Mexico to the world, Ambiance y, ahora, Solo sessions,
grabado el 24 y 25 de agosto pasado en el estudio B de Capitol Records,
en Los Angeles, California.
"El jazz es, para mí, para nosotros, el área
por amor al arte. A lo mejor podemos ser contratados por otros artistas,
pero esos trabajos nos sirven para comer y pagar la renta, y para tener
un tiempo y dedicarnos a lo que nos gusta: el jazz. La situación
de ubicar este tipo de música en la industria es difícil,
porque desde hace unos años, al igual que otros tipos de música,
se volvió marginal, por necesidad, por razón natural, porque
al igual que la de cámara, de trova contemporánea, de rock
progresivo, no tiene espacios en los medios.
"Por eso casi no cuenta. Estamos hablando de una música
underground, marginal. Por eso gente como yo estamos en la necedad
de seguir grabando, produciendo con nuestros recursos, o en las compañías
que nos den cabida, como Actus. Eugenio Toussaint me comentó que
el jazz es una música que siempre está. A veces como que
se levanta, a veces como que levanta una cresta, otras ocasiones como que
desaparece, pero nunca desaparece."
No es música utilitaria
-Hay gente que oye jazz para darse sus aires de culto...
-Sí, y no estaría de acuerdo con ese tipo
de usos. ¿Quién dijo que la música de jazz es utilitaria?
Para eso existen los servicios de los hoteles y de los restaurantes, donde
se transmite ese tipo de música que no molesta, que no dice nada.
Hay gente que escucha jazz por hobbie, por estatuto social alto.
Descubren el jazz a partir de Kenny G, y llegan a los sitios de jazz y
te piden que toques El hombre del brazo de oro. ¡Y si dan
para más te piden La chica de Ipanema! No estoy de acuerdo
no sólo en el uso del jazz desde el punto de vista utilitario, sino
de cualquier música, en sí.
"El jazz para mí es centro de vida. A partir de
él es como funciono. Cuando tengo algún encargo comercial,
por ejemplo, trato de involucrar el jazz. Hay otros que piensan que el
jazz es pura improvisación. Tal vez nosotros hemos propiciado eso,
porque tocamos introspectivamente, personalmente, y hay un momento en el
cual la gente se pierde."
-¿Qué significa improvisar en el jazz?
-En términos muy generales hay un tema y a partir
de éste se improvisa, de acuerdo con una estructura armónica,
según reglas preexistentes. La palabra jazz de repente se dificulta
porque hay quien piensa que es Charly Parker o Kenny G. No hay que olvidar
a gente de Estados Unidos que hizo la música como canciones. Mucho
se usó en comedia musical, en Broadway y, de repente, muchos tocan
sin presentar el tema, sino que generan una línea melódica,
una línea de improvisación, pero a partir de ahí improvisan.
-Hay quien piensa que improvisar es hacer ocurrencias...
-Hay un mal entendido. Improvisar, se piensa, es tocar
cualquier cosa que a uno se le ocurra en cualquier momento. No es así.
Sería una analogía con el clásico en lo que sería
el tema y las variaciones. Beethoven, Chopin, Lizst fueron muy buenos improvisadores.
-¿Ellos también jazzearon?
-¡Desde luego! Hay una anécdota de los tiempos
de Beethoven: cuando llegó a Viena se estaba abriendo paso con su
música. Había un pianista al que todo mundo contrababa, tenía
todos los encargos. No recuerdo su nombre. Por esos días se daban
los duelos, para dirimir, para definir quién era el más chido.
Los subían a un escenario y la gente dictaminaba con sus aplausos
al ganador. Cuando el pianista supercontratado comenzó a sentir
la fuerza de Beethoven, sintió pasos. Dieron el tema y el primero
que subió a tocar fue Beethoven. Toca y toca. A ratos era grandilocuente,
a veces triste; recorrió todas las gamas emocionales de la música
y el teatro se volvió medio loco. Cuando terminó y el otro
pianista ya no apareció; se fue del teatro y luego de Viena.
"Se dice que las improvisaciones de Chopin son más
bonitas que las escritas".
En su disco Solo sessions, Nery improvisa. Se distribuye
bajo el sello M&L y en él el múscio hace un homenaje
a Mario Ruiz Armengol, fallecido en diciembre pasado.