A la fecha hay 40 inmuebles localizados, informa funcionario del INAH
Se avanza en la ubicación de 78 edificios referidos por Sahagún
La semana pasada fueron hallados vestigios y el muro que delimita el lado suroeste del Templo de los Guerreros Aguilas, en Donceles Preparan una ventana arqueológica
RENATO RAVELO
Cerámica, restos óseos y el muro que delimita el lado suroeste del Templo de los Guerreros Aguilas fueron encontrados en la calle de Donceles la semana pasada, como parte de los trabajos del Programa de Arqueología Urbana (PAU), que recientemente descubrió junto al Palacio Nacional vestigios del sacrificio de un niño de aproximadamente 11 años al dios Tezcatlipoca, sitio que este año podrá ser visto en lo que se conoce como ventana arqueológica.
José Alvaro Barrera Rivera, supervisor del PAU, explica que con los hallazgos se avanza un poco más en la ubicación de los 78 edificios que fray Bernardino de Sahagún, entre otros cronistas novohispanos, menciona en sus obras: ''A la fecha se han podido localizar cerca de 40, si bien tan sólo se conocen características, distribución, detalles y simbologías de 10 por ciento del total".
Pequeño vestigio
El hallazgo de la barda y de los restos ocurrió durante la ejecución de obras de Luz y Fuerza del Centro, tal y como la noche del 21 de febrero de 1978 apareció la Coyolxauqui en la esquina de Guatemala y Argentina. Esa ocasión una llamada anónima alertó al Instituto Nacional de Antropología e Historia, que por medio de su Departamento de Salvamento se hizo cargo del rescate de la escultura y de las cinco ofrendas en las inmediaciones.
El espíritu de lo que en aquel entonces fue la piedra de toque del proyecto del Museo del Templo Mayor subsiste: ''Ya para qué vienen, se acaban de llevar los tesoros", bromea un vendedor de jugos cuando en la calle de Argentina aparecen los medios de comunicación.
Los camarógrafos buscan la toma más espectacular mientras miran atónitos a los reporteros en reclamo de pistas. Unos 20 centímetros de lo que fue una barda, de la que se conservan algunos metros de extensión, es ''el hallazgo". Barrera señala que ese pequeño vestigio indica el límite oeste de lo que fue el Templo de los Guerreros Aguilas.
Más que rescate y salvamento
Del otro lado de la alambrada los paseantes se detienen, toman fotos al suelo seguros de que una vez revelado el rollo será fácil notar el ''tesoro". La arqueóloga María Teresa Jiménez, quien junto a Enrique Alcalá trabaja desde hace dos semanas en la supervisión de las obras, explica: ''Nos encontramos en este momento en la recopilación de materiales, cerámicas, restos óseos. Probablemente estaremos otro mes y luego se tendrá un trabajo de gabinete de dos meses".
Con los trabajos del PAU también se cuenta y registra información sobre la Colonia, incluso sobre la Independencia, pues lo que empezó como gran sorpresa por un auténtico tesoro arqueológico, con los años devino curiosidad interdisciplinaria que ha visitado más de una decena de predios y hallado restos de acueductos, muros de ''clavos arquitectónicos", huesos de niños ofrendados y presencia del manto freático.
Los apoyos que otorga el INAH son menores, llegan a 30 por ciento del costo, ya que en la mayoría de los casos se trata de edificios privados o federales. En el caso de las labores de Donceles, por ejemplo, al instituto le tocó poner cerca de 30 mil pesos, el resto es cubierto por Luz y Fuerza. Una próxima incursión en el drenaje motiva el interés del PAU, ya que son trabajos a mayor profundidad que les toca supervisar.
Su competencia tiene que ver con todo lo relacionado con obra entre las calles de San Ildefonso, Moneda, Monte de Piedad, Catedral y Correo Mayor. El PAU, formado en 1991, tiene 20 profesionales en arqueología, antropología física, biología e historia.
No es un equipo exclusivo de rescate o salvamento. En el caso de la barda, una vez que se obtenga toda la información se volverá a cubrir la calle. Pero en 2000, por ejemplo, se dejaron al descubierto, a propósito de los trabajos en Las Ajaracas y Las Campanas, objetos que integraron la muestra Ofrendas de Tláloc.
El trabajo del PAU, a veces, es para consumo de la institución, en otras, como en las obras de Palacio Nacional, susceptible de convertirse en ventana arqueológica, que durante este año permitirá ver desde el costado de Correo Mayor, en los cimientos del edificio del poder actual, una escalinata que recuerde el poder remoto.