Llama la diócesis local a evitar una espiral de violencia

Extrarreligiosas, causas de las muertes en San Juan Chamula

ELIO HENRIQUEZ CORRESPONSAL

San Cristobal de las Casas, Chis., 29 de enero. De no haber una respuesta oportuna y adecuada de las partes involucradas, la "espiral de violencia" que afecta a comunidades de San Juan Chamula "puede volverse incontrolable", advirtió la diócesis local.

En un comunicado firmado por el obispo Felipe Arizmendi Esquivel, los tres vicarios y la canciller, la diócesis afirmó que los hechos sangrientos ocurridos en ese municipio el domingo y ayer, con saldo de siete muertos y una docena de heridos, "no se deben principalmente a motivos religiosos sino a otros intereses".

Añadió que por muchos años las comunidades de Chamula han vivido "no sólo en la marginación sino en un estado de indefensión de sus derechos, lo que es más lamentable". Lo anterior, abundó, es lo que ha "propiciado la espiral de violencia" que se registra en Tres Cruces y otros parajes.

Ante lo "delicado del momento", la diócesis exhortó a que "cada quien haga lo que le corresponde para resolver el problema", al tiempo de invitar a las autoridades y a los pobladores a "la reflexión y la serenidad para encontrar los caminos de la reconciliación".

Poco a poco la calma ha ido retornando a Tres Cruces y otros parajes aledaños, pero los grupos en conflicto están temerosos de nuevas agresiones, y por ello los tradicionalistas de esa localidad se han refugiado en la cabecera de San Juan Chamula, donde Domingo Chilón Chilón y Salvador Pérez Sánchez, los dos mayoles (policías municipales, quienes reciben como sueldo mil pesos mensuales, pues se trata de un cargo tradicional) que murieron durante el tiroteo de ayer, eran velados por familiares y amigos y serán sepultados hasta este jueves.

"Acostumbramos enterrar a los asesinados el mismo día de la desgracia, pero ahora no será así, porque ellos cayeron en el cumplimiento de su deber", explicó el ex alcalde Florencio Collazo.

Sobre el piso de tierra de las humildes viviendas permanecían hoy los ataúdes abiertos, como lo marca la tradición, para que todos vean al difunto. Cada doliente lleva posh (aguardiente), veladoras, flores. Ambos fueron vestidos con sus trajes regionales, los que usaban sólo en las ceremonias especiales. A Salvador le sobreviven diez hijos y a Domingo ocho.

Según Manuel Hernández, también ex alcalde, es la primera ocasión en que miembros de las autoridades tradicionales perecen durante algún enfrentamiento entre católicos y evangélicos.

Manuel Hernández aseguró, contrario a lo que ayer declaró el procurador de Justicia, Mariano Herrán, que el conflicto "tiene un origen religioso y no es entre católicos y católicos". Es, dijo, de evangélicos contra tradicionalistas. Aseveró que el conflicto ha existido porque los evangélicos se niegan a cooperar para las fiestas, para hacer obras comunitarias o para desempeñar un cargo tradicional, "como es la costumbre".

Entre tanto, Gregorio Heredia Hernández, el "agresor" muerto también en el tiroteo, fue sepultado esta tarde en el panteón de San Cristóbal por decisión de sus familiares, quienes por temor de ser agredidos no lo llevaron a Tres Cruces. Aunque algunos de ellos estaban dispuestos a todo: "Deberíamos enterrarlo en su comunidad y si los caciques nos van a matar, que nos maten a todos", exclamó un hombre.

Durante el sepelio Lucía Pérez Patishtán informó que las esposas de los cinco indígenas evangélicos -los presuntos agresores- detenidos ayer durante el tiroteo, interpusieron una queja ante organismos defensores de derechos humanos, pues sus maridos fueron "brutalmente golpeados".

Dijo que ella misma fue agredida y encañonada por los policías estatales.