La puesta reinició temporada en el teatro
Juan Ruiz de Alarcón
1822, el año que fuimos imperio, obra
donde lo drámatico se suma a lo histórico
ARTURO CRUZ BARCENAS
El pasado domingo reinició temporada la obra de
teatro 1822, el año que fuimos imperio, de la autoría
de Flavio González Mello, dirigida por Antonio Castro, luego de
una pausa desde mediados de diciembre de 2002. Las que también volvieron
al teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario
fueron las risas, las carcajadas, la mofa en torno a los personajes de
ese año decisivo en la historia de México, cuando el Congreso
apenas y se prefiguraba y operaba más bien como un circo.
Pasan por el tamiz irónico del autor los héroes
fundadores de la patria: el emperador Agustín de Iturbide, el general
Guadalupe Victoria y el intrigante Santa Anna, a los que se agregan Vicente
Guerrero, Nicolás Bravo, Valentín Gómez Farías
y toda una cohorte de gobernadores lambiscones, diputados oportunistas
y políticos conspiradores.
El público imagina las rencarnaciones contemporáneas
de estos próceres y sus comparsas. Destaca el rescate de fray Servando
Teresa de Mier, encarnado por el talento actoral de Héctor Ortega,
personaje corrosivo y estimulante cuya sola aparición revela las
carencias de la intelectualidad palaciega y cortesana que conocemos hoy.
Las sorprendentes apariciones de fray Servando: como conspirador perseguido,
hombre salvaje, orador mordaz o suicida sarcástico, van punteando
con irreverencia las sucesivas escenas de una forma nueva y refrescante
de abordar la historia desde el teatro.
Roger Bartra ha aclarado que esta obra es muy divertida,
pero no es una broma. Se llama la atención en las ideas de independencia,
identidad nacional, la cursilería nacionalista y la corrupción
política. Son dos actos, el primero de los cuales comienza con la
escena del abrazo de Acatempan, en 1821, pasando por un paraje en la selva
veracruzana, donde Guadalupe Victoria (Roberto Sosa) se convierte en ermitaño
y volverá a la escena política para reinstalar el Congreso,
hasta la escena séptima en un jardín de Palacio Nacional,
en 1824.
México era una farsa y una comedia: Ortega
Entrevistado
al final de la función, Héctor Ortega (fray Servando Teresa
de Mier) expresó que 1822... "es vigente, porque trata puntos
importantes de la historia de México, donde hay coincidencias muy
dolorosas. La crítica formal que se hace al Congreso es válida
en muchos aspectos, sobre todo porque quienes habían arribado por
primera vez al Congreso no tenían mucha idea de su función".
Para Ortega se trata de una comedia, "donde lo dramático
se suma a lo histórico. Es una obra seriamente histórica,
porque se analizan las etapas en su esencia. El padre Mier es un personaje
lleno de humor, de un sarcasmo e intolerancia sublimes; un escapista extraordinario,
pues huyó unas cuatro veces de las cárceles de la Santa Inquisición.
"A mí, el personaje del padre Mier me deja... ¡es
un hombre lleno de vida!, de compromisos, con la decencia, con la intolerancia
en el mejor sentido; no transige en los asuntos esenciales. Escribió
grandes estudios de lingüística e historia. Criticó
las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el ayate."
Agregó que es importante que se hagan análisis
sobre los hechos del pasado, "pues antes se glorificaba con exceso a los
héroes nacionales. Aquí (en la obra) son seres humanos que
meten la pata y hacen tonterías, se corrigen y están llenos
de vida. Para quienes piensan que la corrupción somos todos, pues
vemos que hay gente que no. Hay gente de nuestra historia que no fue corruptible,
como Belisario Domínguez. Tenemos baluartes. Patria".
-¿El teatro es útil para la difusión
histórica?
-No es ni difundir, ni educar, ni nada de esas cosas.
Bertolt Brech dice en su Organón que el teatro es para divertirse.
Lo que pasa es que tiene que ser una diversión inteligente. Si no
es tal, pues ya no divierte.
-¿El teatro universitario es mejor en relación
con el teatro de la cartelera comercial?
-Creo que la cartelera comercial tiene cosas importantes,
valores y obras de teatro trascendentes, intimistas. Yo prefiero hacer
el teatro político, soy un animal político. Siempre se dice
que el teatro está en crisis, pero yo veo que, sin afán de
presumir, nosotros estamos casi siempre llenos, desde mayo de 2002.
"Ha venido mucho público estudiantil. Uno de los
grandes éxitos de esta obra es que le está gustando a los
jóvenes", puntualizó Ortega, quien hace el personaje del
Caníbal en la película La hija del caníbal.
1822... es presentada por la Coodinación
de Difusión Cultural de la UNAM, por conducto de la Dirección
de Teatro y Danza, y el Instituto Nacional de Bellas Artes, por medio de
la Coordinación Nacional de Teatro. Funciones: jueves y viernes,
20 horas; sábados, 19, y domingos, 18 horas.