El ex portero presentó su libro Guantes
blancos
El futbolista es el máximo héroe moderno,
dice Félix Fernández
ARTURO CRUZ BARCENAS
El portero, el guardameta, es en el futbol, muchas veces,
un hombre solo. Su palacio es el área chica, donde lo protege el
reglamento. No puede ser cargado, empujado. Es el más odiado por
los delanteros, quienes lo humillan al meterle el balón entre las
piernas en el clásico túnel. Sus errores, como los de los
médicos, se pagan caro, inclusive con la muerte.
Ya lejos del futbol activo, del que fue portero profesional
15 años, Félix Fernández Christlieb (ciudad de México,
1967) presentó el pasado jueves su libro Guantes blancos-Las
redes del futbol, en el que acerca al aficionado a los secretos y pasiones
de los privilegiados que, "día a día, escenifican el rito
contemporáneo más popular del planeta (...) es un libro para
adentrarse en el misterio y la magia del máximo héroe moderno,
el futbolista".
En
un restaurante de comida argentina de Plaza Cuicuilco se efectuó
la presentación del libro, que en tanto que texto de futbol en México
ya es noticia, pues lamentablemente los jugadores al ser entrevistados
en el medio tiempo difícilmente articulan tres frases subordinadas.
Pocos son los que tienen estudios profesionales (Félix es pasante
de pedagogía); Hugo Sánchez es dentista, por ejemplo.
El autor expuso que tituló a su libro Guantes
blancos "porque éstos significan el sacrificio y la recompensa;
la dignidad y el compromiso. Los guantes se mantienen limpios porque así
tienen más agarre". Tal fue el tono de las palabras del que fuera
el encargado de evitar las golizas de la Selección Nacional.
Moderó la mesa Diego García del Gállego.
Dio la palabra a Miguel Mejía Barón, el polémico entrenador
que no alineó a Hugo Sánchez y que fue una pesadilla para
el propio Fernández, en el Atlante. "Del libro sólo voy a
decir que está padrísimo o que está a toda madre.
De Félix, debo decir que he sido fiel admirador de su estilo (de
redactar)".
Siguió el comentarista deportivo Francisco Javier
González, quien resaltó el carácter temerario del
ex futbolista, pues se fue a Europa durante siete meses con cien dólares
en la bolsa, "y a golpe de calcetín. También encuentro temeraria
a una persona que no está acostumbrada a esto, y hable claro, defienda
sus derechos, refiera la necesidad de que el futbolista sea tomado en cuenta
para las decisiones vitales de su entorno, y no tema a represalias, ¡que
las hay!, o que lo hayan anulado de un plumazo, cosa que también
sucede.
"No sabía yo de las amarguras que le propinó
Miguel (Mejía Barón) a Félix y que hoy se revelaron.
Su peor director técnico, no obstante, fue Angel Cappa, quien sólo
lo dejó jugar un partido, y Félix nunca dijo nada". Añadió
que otro acto temerario de Félix es haber publicado un libro en
un país de pocos lectores, "y además de futbol, cuyos habitantes,
o sea los futboleros, se supone que debemos ser ignorantes, iletrados,
incultos, y hasta cierto punto aborígenes".
Posteriormente, el periodista Javier Solórzano,
quien suele echarse una cascarita con Félix Fernández,
leyó un texto donde habló de la condición del portero:
"Los porteros en el juego de conjunto viven en solitario. Si los partidos
son de un solo lado, pueden terminar el partido y ni siquiera se nota en
el uniforme lo sucedido en la cancha. Sin embargo, todos sabemos que en
un segundo, en un partido de un solo lado, se determina la historia y la
mirada de los aficionados precisamente hacia el portero.
"Ha habido de todo. Félix es parte de la leyenda,
en la que los espectadores construyen en su memoria momentos del juego
que se convierten en parte de la vida misma, de todos los que lo vieron.
Félix es parte de nosotros, por lo que ha hecho en la cancha, y
lo será más por lo que piensa de la vida, del futbol, de
la literatura, del EZLN, de Joaquín Sabina y de todo lo que lo rodea."