La lucha no es sólo contra el impuestazo;
recuperaremos los hidrocarburos del país, dice
Seguirán las movilizaciones en Bolivia hasta
derrocar al gobierno: Evo Morales
Siguen los incidentes violentos en La Paz y se eleva
a 27 el número de muertos
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 13 de febrero. Las imágenes
de los saqueos en Bolivia recordaron aquí, inevitablemente, a Argentina
el 19 y 20 de diciembre de 2001, y el accionar militar en los enfrentamientos
con los policías rebeldes o en la represión a marchas pacíficas,
hicieron regresar los peores fantasmas autoritarios a América Latina.
El
diputado y dirigente indígena y campesino Evo Morales, en breve
diálogo telefónico con La Jornada, dijo que pidió
la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y el vicepresidente
Carlos Mesa, y que asuma el mando el presidente de la Cámara de
Diputados, "porque es la voluntad mayoritaria en estos momentos. Lamentablemente
el gobierno encendió la chispa y ahora el país está
ardiendo. Vamos a seguir en las movilizaciones hasta derrocar al gobierno
y no sólo contra el impuestazo, sino también para
recuperar los hidrocarburos y el país".
El mandatario neoliberal enfrenta el mismo pedido también
por parte de sindicatos y opositores que claman por su renuncia, luego
que las fuerzas militares se enfrentaran a policías que se unieron
al rechazo a la decisión de establecer un impuesto al salario.
Nuevos incidentes de violencia tuvieron lugar este jueves,
según consignaron agencias de prensa, con saldo de nueve muertos
y varios heridos, lo que significa que entre ayer y hoy 27 personas perdieron
la vida y unas 83 resultaron heridas.
Según los mismos informes, de cara a un paro de
24 horas y marchas campesinas y populares en La Paz, la capital del país,
convocada por la Central Obrera Boliviana (COB) en reclamo de la renuncia
de Sánchez de Lozada, el ejército controlaba la ciudad y
mantenía un despliegue de tanques en la céntrica Plaza Murillo.
Aunque muchos hablan de las similitudes con Argentina,
los dirigentes bolivianos contactados por este periódico recordaron
hoy que su país lleva largo tiempo de convulsiones sociales, agravadas
en los últimos dos años, y es escenario de enfrentamientos
que van desde las guerras por el agua hasta los levantamietnos de los campesinos
cocaleros, cuyo más reciente bloqueo de rutas fue en enero.
"Lo que percibimos es que la situación aquí
no va más. El país está paralizado, convulsionado
y en pocos meses el gobierno ya tiene en su haber decenas de muertos y
cientos y cientos de heridos, acciones represivas, militarizaciones. Las
imágenes de estas últimas horas lo dicen todo. Por eso las
organizaciones sindicales, sociales, políticas y diversos sectores
piden las renuncias ya del presidente y vicepresidente, porque no tienen
ninguna autoridad", sostiene el diputado Antonio Peredo, que acompañó
en la fórmula presidencial a Morales. Sólo un punto y medio
los separó de llegar a la presidencia y eso habla claramente de
la debilidad del arribo de Sánchez de Lozada, un mandatario que
no habla correctamente el idioma de su país, el castellano, ya que
vivió la mayor parte de su vida en Estados Unidos.
"Si uno ve las cifras de muertos en sólo unas horas
tiene la dimensión de la gravedad de los sucesos que vive Bolivia.
No puede ser que los militares hayan disparado sin una orden y ya se ha
trazado el diagrama para ver cómo actuaron y desde dónde
dispararon. Hemos registrado sus disparos de ayer, se ubicaron como francotiradores
en los techos de la casa gubernamental, en la Catedral, y desde allí
mataron a civiles, entre ellos niños, cuando el presidente salía
por una puerta trasera del palacio", explica a La Jornada Peredo,
jefe alterno del bloque de diputados de MAS (Movimiento al Socialismo),
que encabeza Evo Morales, es también hermano de Inti, Coco y
Chato Peredo, que compartieron la lucha de Ernesto Che Guevara
en Bolivia, y de los cuales sólo sobrevive el último.
Sánchez
de Lozada trata de continuar con el modelo neoliberal que impuso en su
anterior administración entre 1993 y 1997, y que llevó al
país a su actual crisis. Ahora llevando adelante un plan del Fondo
Monetario Internacional (FMI), provocó el incendio. Las dos semanas
de bloqueos y movilizaciones comenzadas el 13 de enero pasado y la represión
brutal lanzada, con una militarización del país, mostraron
por una parte que la población no estaba dispuesta a más
ajustes, y por la otra los métodos represivos oficiales anunciaban
lo que podría venir.
Luego se iniciaron mesas de diálogo, pero se vio
rápidamente que el presidente sólo intentaba ganar tiempo.
Mientras en una de esas mesas se discutía el presupuesto nacional,
Sánchez de Lozada lanzó el 9 de enero su impuestazo.
Fue como echar gasolina a un pajar ya incendiado.
"Hay dos consideraciones que hacer: en las movilizaciones
de enero pasado, el gobierno intentó aislar todo en función
de tratar de imponer la idea de que se trataba del problema de la coca,
pero ahora está sin salida, ya la gente no quiere esperar más
y cuando él intentó dar un paso atrás, ya era tarde.
Un hombre de campo sabe cuando un caballo se desbocó y él
intenta estar ahí sin ninguna autoridad a estas horas, y sus medidas
sólo contribuyen a agravar e incendiar la situación" , precisa
Peredo.
Algunos comentaristas refieren que Sánchez de Lozada
quiso intentar una jugada política y que lanzó el impuestazo
a sabiendas del rechazo que iba a provocar, pero creyendo que las movilizaciones
estaban agotadas, y luego pensaba lanzar un decreto para que el gas se
vendiera a Estados Unidos vía Chile, lo que también violenta
la voluntad popular.
"Si así fuera sería aún más
grave y en el camino elegido el gobierno demostró que no tiene ninguna
autoridad", a lo que agrega que no hay vuelta posible a la tragedia de
las muertes que ha producido desde que asumió el poder. Tampoco
es fácil volver atrás después del terrible enfrentamiento
entre policías y militares y la actuación de éstos.
"A su vez la ausencia policial (hoy los policías
lograron un acuerdo y retomaron patrullajes) dio lugar a que algunos grupos
comenzaran saqueos y todo fue estallando sin conducción, y es lógico
que hubiera delincuentes o gente enviada, pero lo que finalmente estalló
fue el cansancio de la la gente y la desesperación", continúa
Peredo.
El alzamiento que se generalizó, insiste, fue la
consecuencia de la brutal represión militar. "Todo sucedió
como en un volcán en erupción cuando ya lanza el fuego y
el gobierno se ve incapaz de tomar una resolución que lo desactive.
Los tanques recorriendo la ciudad y el ejército atacando brutalmente
a tiros la multitudinaria marcha pacífica convocada por la Central
Obrera Bolivana (COB) lo dicen todo. El gobierno creía que sólo
el movimiento campesino le demandaba, pero ahora son las ciudades. Sólo
le queda el camino de alejarse ya", concluye.
Pese a la presión de los sindicatos, organizaciones
campesinas y todo el espectro opositor, el vicepresidente Mesa descartó
esta noche una renuncia del gobernante, que según reportaron agencias
de prensa, recibió el apoyo de Estados Unidos, la OEA y las muestras
de "preocupación" y solidaridad de la ONU, el FMI, el papa Juan
Pablo II, el Mercosur y los países andinos. En este contexto, reportó
Afp, Evo Morales, consideró que ante la grave crisis, Sánchez
de Lozdada podría dar un "autogolpe", cerrando el Congreso.