BARRIO DE LA LUZ
*Abotonado | Proceso general para la manufactura de un pichel floreado
*Las piezas A y B se hacen en molde, se orean y por medio de una banda de barro de 2 cm de ancho se unen; a esta operación se le llama fajar *Las flores se forjan a mano y se adhieren al cuerpo de la jarra mediante una porción de barro. *Con pequeños rodillos (con un extremo un poco más delgado) se hacen los tallos de las rosas. *Las hojas se elaboran en molde, y se pegan a la jarra, ondulándo las para que tengan movimiento. |
La ciudad de Puebla tiene fama como centro de producción cerámica, casi desde su fundación; ahí se encuentra el Barrio de la Luz. Hay datos de la manufactura de loza floreada, cuando menos desde hace 250 años.
La cerámica convencionalmente se ha dividido en dos: la de uso ceremonial y la de uso cotidiano o doméstico. Hay también dos tipos de decoración: lisa (sólo se pinta al vidriarla), y floreada; ésta tiene aplicaciones al pastillaje y su producción es limitada.
En la loza floreada se adhieren los adornos a una pieza base; se trata de pequeños trozos de barro moldeados, como en el caso de las hojas, o formados a mano, como los tallos y las rosas, cuyos pétalos se hacen de uno en uno.
La loza floreada llegó a su esplendor durante el siglo XIX y hoy buen número de piezas de esa época se encuentran en colecciones, museos y tiendas de anticuarios.
Unico productor
En la actualidad todavía se produce loza floreada. Se elaboran grandes ollas, jarros, jarros con asa trenzada y bracerillo, jarras con rostros o caras, ollas altas de cuello ancho con tapa, poncheras, jarritas con forma de botín de dama, y jarras llamadas pichel.
Don Gabino Corona Torres me mostró en su casa-taller, la forma en que desarrolla su trabajo. Tiene 56 años en el oficio y es el único de los artistas populares que todavía produce loza floreada. El llama a su trabajo de decoración, ''rosa rameada'' o compuesto; entrega sus piezas por pedido en barro crudo, y son otros artesanos los que los pintan y hornean. Fueron sus tíos y su madre, doña Luz Torres, quienes a los 12 años lo iniciaron en el oficio.
Trabajo duro
Su trabajo es duro y sus ingresos escasos; utiliza herramienta sencilla. Recuerda sus frecuentes visitas a la calle Carrillo en el Barrio de la Luz, donde se encuentran los últimos dos hornos y varios expendios en los que hay este tipo de loza producida por él. En 1968 se documentaron 30 talleres y 10 hornos en esa área.
pichel, del inglés pitcher = jarra
Loza floreada
El proceso para producir un pichel, por ejemplo, es largo y se realiza de manera cuidadosa. Primero se obtiene el barro que proviene de San Pablo Xoximilhucan, Puebla, se prepara majándolo para darle la plasticidad necesaria y se moldea en dos partes que se secan al sol para que el barro pierda un poco de plasticidad; hasta ese momento el barro es café oscuro.
Después se unen las dos partes, se decora al pastillaje, se forma a mano el asa, se fija y se decora (abotonado) y se seca en la sombra durante varios días. Al perder humedad, el barro toma un color café de tono más claro; cuando se hornea la pieza, el barro adquiere un color rojizo claro. Al enfriarse se procede a pintar con mezclas de sílice y óxidos. Por último se hornea una segunda vez; al cocerse la pieza su pintura adquiere un color café oscuro; el vidriado transparente (engobado) realza el color rojizo.
La loza floreada también llamada fina, se recubre por dentro y por fuera. El recubrimiento se funde y vitrifica durante la cocción por su contenido de sílice; la temperatura que alcanza el horno es cercana a 700 grados Celsius.
Durante la plática, don Gabino trata varios temas
y recuerda que un tío suyo podía hacer jarras con el retrato
del cliente, forjándolo a partir de un rostro básico. Posee
moldes de barro para hacer muy variadas piezas, por ejemplo hay picheles
desde medio litro hasta 10 litros.
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