El jefe de la Casa Blanca hizo sendos telefonemas
a los presidentes de México y de Chile
Bush presiona a Fox y a Lagos para que lo apoyen en
el Consejo de Seguridad
Es necesario ''ser fuertes'' a fin de lograr el desarme
de Saddam Hussein, les expresó
NOTIMEX
Washington,
23 de febrero. El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, llamó
por teléfono este fin de semana a sus homólogos de México,
Vicente Fox Quesada, y de Chile, Ricardo Lagos, para pedirles su apoyo
en el tema Irak, que será discutido en la Organización de
Naciones Unidas (ONU).
El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, informó
que el presidente estadunidense utilizó las llamadas de la víspera
para enfatizar el hecho de que el Consejo de Seguridad necesita ser fuerte
a fin de lograr el desarme total de Sadam Hussein.
México y Chile son dos de los diez miembros no
permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU.
De acuerdo con el periódico estadunidense The
New York Times, las llamadas telefónicas de Bush a Fox Quesada
y a Lagos fueron para ''presionarlos en busca de su apoyo''.
Por estos días, el mandatario de Estados Unidos
y altos funcionarios protagonizan un esfuerzo de cabildeo para lograr el
respaldo a la nueva resolución que mañana presentará
Washington ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde requiere
al menos nueve votos para ser aprobada por mayoría, y con ello iniciar
la ofensiva contra Bagdad.
''El tiempo se agota''
Apenas ayer, George W. Bush recibió en su rancho
de Crawford, Texas, al presidente del gobierno español, José
María Aznar, y realizó una conferencia telefónica
con los primeros ministros de Gran Bretaña, Tony Blair, y de Italia,
Silvio Berlusconi.
El presidente estadunidense dijo al término de
la reunión con Aznar que no está dispuesto a esperar los
dos meses que demoró la aprobación de la resolución
1441. ''El tiempo se agota'', dijo.
Por
otro lado, en Tokio, el secretario de Estado, Colin Powell, indicó
que aguardarán el nuevo reporte oficial que dará el jefe
de inspecciones de la Organzación de Naciones Unidas, Hans Blix,
el próximo 7 de marzo, para empujar la aprobación de la nueva
resolución sobre Irak.
Hasta el momento la Casa Blanca ha declinado ofrecer detalles
de la redacción del texto, bajo el argumento de que aún se
encuentra en elaboración.
El colofón
La llamada telefónica de ayer de George Bush fue
el colofón de una semana de presiones hacia México, que comenzaron
con la visita del presidente del gobierno español, José María
Aznar, quien viajó a nuestro país exclusivamente para hablar
con Vicente Fox del conflicto en Irak. Aunque la versión oficial
de la Presidencia de la República daba cuenta de un reunión
''cordial'', en realidad se trató de un desencuentro ante las posturas
tan distantes de ambos.
La defensa de Aznar de la visión estadunidense
y de franco apoyo a su postura a favor de la guerra no encontró
eco en el gobierno mexicano, que reivindicó la necesidad de abrir
un espacio a los inspectores de la Organización de Naciones Unidas
(ONU).
Dicha
reunión entre ambos mandatarios, que en la actualidad tienen una
posición estratégica en el conflicto por ser ambos países
miembros no permanentes del Consejo de Seguridad, fue considerada casi
unánimemente en México como una deliberada presión
del mandatario español para que nuestro país modificara su
postura y respaldara la postura de George W. Bush.
Aznar ofreció posteriormente una conferencia de
prensa rechazando tales versiones, pero insistió en que en son momentos
de forjar el máximo de consenso posible, señalando a Saddam
Hussein como el único responsable de la tensión mundial.
Sin embargo, la visita de Aznar fue apenas el primer signo
de la creciente presión que hay hacia México para modificar
su postura en torno al conflicto entre Wa-shington y Bagdad.
Un día después, durante su visita a la Universidad
de Las Américas, el embajador de Estados Unidos, Tony Garza, lanzó
una advertencia: ''No estamos pidiendo a México que le haga un favor
a Estados Unidos. Esperamos que actúe sobre la base de sus propios
intereses y su responsabilidad con la comunidad internacional.
Entre sugerencias de que el Tratado de Libre Comercio
de América del Norte (TLCAN) había resultado bueno para ambos
países, el diplomático estadunidense dejó en claro
lo que esperaba su país de México en el Consejo de Seguridad
de la ONU. Ese mismo día, el diario The Wa-shignton Post
publicó una entrevista con Garza donde dejaba entrever la posibilidad
de que el Congreso no aprobará reformas legales en materia migratoria
y otros temas de interés para el gobierno mexicano si se daba un
voto contrario a Estados Unidos en Naciones Unidas.
Por otro lado, en la capital del país, la Arquidiócesis
de México criticó el ''empecinamiento'' de Estados Unidos
por iniciar un ataque contra Irak, acción que se escuda en una supuesta
prevención y ataque al terrorismo. ''La guerra a nadie beneficia,
ni siquiera a la nación atacante. A través de ella perdemos
todos'', se recoge en el editorial del semanario Desde la fe.
JOSE ANTONIO ROMAN