Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 24 de febrero de 2003
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CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

Un secreto a voces en la Secretaría de Cultura

PARA REGOCIJO DE la Procuraduría General de la República -y de otros, ¡claro!-, esta vez Ciudad Perdida romperá el secreto sagrado de sus fuentes de información, debido a la intensa y profunda persecución que a partir de una entrega anterior desató la Secretaría de Cultura del GDF para saber de dónde salían las voces o la voz que se atrevió a revelar los peligros que corre la dependencia y la pasividad o insensibilidad del secretario en turno, Enrique Semo.

BUENO, PUES AHI va y que me perdonen los dioses de la tinta y el papel. Quienes me han platicado de la muy difícil situación presupuestaria -hija del poco o nulo interés de las autoridades por crear un proyecto real de cultura popular en la ciudad; de los muy graves errores a que se han sometido algunas decisiones fundamentales para el buen desarrollo de la secretaría, y para colmo la intranquilidad en la que trabajan los empleados por la indecisión del secretario que un día se quiere ir y al otro asegura quedarse- son todos o casi todos quienes han sido testigos del muy desafortunado camino de la dependencia.

AHORA EN BOCA de casi todos, insisto, casi todos, está un asunto viejo que se pudrió por el pecado de omisión y que ha llegado a tal grado de descomposición que, según se dice, obligó a la intervención de las autoridades competentes para dejar en claro qué fue lo que pasó con el caso Raquel Besudo.

NADIE PODRA LLAMARSE a sorpresa porque en la Secretaría de Cultura el asunto es un secreto que se denuncia a gritos e inútilmente pretende ahogarse en las sombras del mutismo para que nada perturbe la quietud indolente del secretario.

Pero resulta que el caso Besudo ya estalló. La señora, a quien se le llegó a llamar "la dueña del Zócalo" porque era quien programaba los espectáculos en ese lugar, empezó a ser investigada por cuestiones de dinero que, al parecer, no encuentran ninguna explicación lógica en un gobierno como el que pretende Andrés Manuel López Obrador.

BESUDO LLEGO AL Gobierno del Distrito Federal al finalizar la vida del Instituto de Cultura y continuó luego de la transformación en secretaría como directora de programación, lo que le dio la posibilidad de manejar a su gusto -y ante la carencia de un proyecto real-, más que los eventos culturales, el show, el entretenimiento sin más, de los eventos masivos en el Zócalo.

AUNQUE QUIENES DESDE hace buen rato se han dedicado a seguir de cerca las actividades del "corazón" de la ciudad aseguran que los eventos se fueron distorsionando desde la llegada de esta señora, desde la propia secretaría se afirma que la calidad de los espectáculos decayó.

PERO ENTRE LOS representantes de los artistas empezó a correr la especie de que existían grandes y graves diferencias entre lo que se decía que cobraba un artista y lo que se le pagaba.

LA INFORMACION PROPORCIONADA a este espacio asegura que la primera protesta real se dio después de la contratación, al parecer con muy buen dinero de por medio, del cantante Alex Syntek, y del muy poco salario que recibió el cantautor panameño Rubén Blades.

EL ASUNTO ES que parece que hay cosas poco claras en el ejercicio de la señora Besudo y ya existen investigaciones respecto de lo que hizo con el Zócalo durante el tiempo que lo tuvo a su cargo.

PERO ADEMAS DE esto, todo indica que la secretaría está en un callejón sin salida y ya se barajan nombres para sustituir al actual director. Se habla de que María Rojo declinó la invitación por el tamaño de desastre. También se menciona a Alejandro Ordorica, director actual de la Central de Abasto, como otro de los posibles, aunque algunos rumores pretenden poner en la silla de Semo a un personaje de apellido Zamarripa, considerado entre los que lo conocen como un burócrata gris, y quien, de ser cierta la especie, se encargaría de enterrar a la actual secretaría para que resucitara en un organismo privado, al gusto de las voces que miran en esta actividad otro negocio.

NI MODO, ASI está el abarrote.
 


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