Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 28 de febrero de 2003
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas 
  >

Política

Jorge Camil

La tercera guerra mundial

Ea inminente guerra con Irak ha desestabilizado el orden internacional, modificado sustancialmente la alineación de las potencias y minando la credibilidad de los organismos multilaterales. ƑA quién le importan ahora las armas de destrucción masiva que supuestamente esconde Saddam Hussein, cuando el obsesivo embate de Washington ha desatado una tormenta que amenaza la paz mundial? La avasalladora actitud de Estados Unidos ha hecho que se pierdan las formas.

George W. Bush, con el dedo en el gatillo y sólo para cubrir el expediente (ha dejado claro que no necesita el consenso de la comunidad internacional), exige al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, con carácter urgente, patente de corso para atacar a Irak. Y Tony Blair, el moderno estadista de la tercera vía (artífice del nuevo Partido Laborista británico), ha apostado todo su capital político en Gran Bretaña y su prestigio como líder de la Unión Europea para convertirse inexplicablemente en el alter ego de Bush.

Blair recrimina al gobierno alemán con palabras que pudiesen reavivar las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, al tiempo que algunas organizaciones civiles y ciudadanos alemanes acusan a su propio gobierno de ingratitud con Estados Unidos: nos salvaron del nazismo, reconstruyeron nuestra economía y ayudaron a unir al pueblo alemán, decía un enorme desplegado que apareció como inserción pagada en The New York Times.

A nadie le gusta el panorama de las primeras horas de guerra: Irak ha amenazado con recibir a los invasores con armas bacteriológicas, ocasionando la muerte de miles de jóvenes estadunidenses, y Donald Rumsfeld ha contestado insinuando que Estados Unidos podría tomar represalias con armas nu-cleares estratégicas.

Después de algunos años de respiro, merced a la caída de la Unión Soviética, se cierne nuevamente sobre el mundo la amenaza nuclear. Bush denunció el tratado contra la proliferación de armas nucleares suscrito con la antigua Unión Soviética y en un šsálvese quien pueda! todos desempolvan y apuntan misiles de destrucción masiva contra sus más probables enemigos: Irak contra Israel y viceversa; Irak contra Turquía, por si permite que tropas estadunidenses invadan el norte de Irak, y la OTAN, con renuencia, en defensa de Turquía, pretendiendo salvar el honor, hoy desprestigiado, del štodos para uno!

Es un hecho que los misiles Scud, que golpearon algunas ciudades israe-líes en la guerra de 1991, pudiesen ahora transportar elementos químicos o bacteriológicos, pero una bomba nuclear israelí contra Irak uniría a los pueblos árabes en una guerra santa. (En medio de este mare mágnum, Corea del Norte aprovecha para anunciar que tiene tres bombas nucleares y misiles con capacidad para transportarlas a Estados Unidos.)

Tom Ridge, secretario de Protección del Territorio, admitió hace días que la guerra contra Hussein pudiese desatar una proliferación de bombarderos suicidas contra objetivos blandos en las principales ciudades estadunidenses: hoteles, bancos, edificios de departamentos y centros comerciales (šIsrael en Nueva York!). Esto pudiera explicar el más reciente comunicado de Osama Bin Laden, en el cual vaticina su próxima muerte inmolado "en la panza del águila" (nombre clave de Al Qaeda para el gobierno de Washington). "Esto ya no se trata de Irak", es el título del ensayo de Fareed Zakaria en Newsweek. Las enormes manifestaciones de la semana pasada (30 millones de personas, reportó La Jornada oportunamente) son indicio de que estamos ante el colapso de la civilización occidental. La OTAN, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y la alianza estratégica de Estados Unidos con Europa son instituciones que fueron diseñadas para garantizar la paz en tiempos de guerra fría. Hoy -concluye Zakaria- el desprestigio de esas instituciones, las profundas divisiones entre los países europeos y la desconfianza entre éstos y el gobierno de Washington son presagio de guerra.

Estados Unidos parece resignado a vivir en el terror. Bajo el título alegre de "pensando naranja" la Secretaría de Protección del Territorio anuncia en Internet las medidas de seguridad para el actual nivel oficial de peligro: "Acostúmbrese a vivir con más guardias, soldados, retenes y revisión de paquetes (el gobierno promete ejercer mayor vigilancia de los sistemas eléctricos y de agua potable). Acostúmbrese a reportar cualquier situación sospechosa y a trabajar en casa, limitando sus salidas a asuntos de emergencia; prepárese para vivir en el nivel rojo, en el que cual todos deberán suspender sus actividades normales y dejar las calles libres para permitir la respuesta inmediata de las autoridades..."

Platón decía que sólo los muertos han visto el fin de las guerras.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año