El paraíso no existe
Mario Alberto Reyes
Ubicada dentro de una sociedad
mayoritariamente mestiza, que a su vez impone valores y costumbres, la
cultura zapoteca se distingue de aquélla por concebir y practicar
la sexualidad más allá de los estereotipos establecidos por
el pensamiento occidental. La investigadora Marinella Miano Borruso, mediante
un profundo análisis etnográfico, pone en tela de juicio
temas que comúnmente se creen inamovibles e incuestionables dentro
de la sociedad zapoteca, tales como la fuerza del matriarcado y la aceptación
de la homosexualidad masculina. En su libro Hombre, mujer y muxe en
el Istmo de Tehuantepec, la autora explica que en esa región
el homosexual o muxe no está considerado una figura excepcional
o fuera de la norma, sino como una parte natural y normal de la composición
genérica de la sociedad, valorado por una serie de motivos que van
del rol importante que juega a nivel económico en la familia, a
los oficios que desempeña en la comunidad en función de la
reproducción de algunos elementos culturales tradicionales.
A través de un vivo y emotivo relato que transporta al lector a las festividades llenas de colorido, lentejuelas y sofisticados peinados en un mar de cerveza, la antropóloga analiza el proceso de descomposición social existente en la región, que ha traído consigo una modificación de valores de la sociedad juchiteca. El mundo muxe --poblado de "locas", "perras", "jotos", "putos", "mayates" y "chichifos"-- no está exento del peligro, pues a pesar de su peculiar situación, no dejan de ser parte de la condición de marginación que se vive en el país, lo que ha llevado a que aparezcan los primeros actos homofóbicos, por lo que resulta falso que la región zapoteca sea "el paraíso de la locas". Hombre, mujer y muxe... echa por tierra algunos
mitos como el matriarcado y el que se crea que la sociedad zapoteca-juchiteca
es el lugar ideal en donde pueden vivir los homosexuales. No obstante que
se trata de una homosexualidad masculina socialmente concebida y aceptada,
el libro revela también, ¡vaya paradoja!, cómo los
zapotecos muestran intolerancia hacia la homosexualidad femenina, pues
"mientras un muxe tiene presencia y cierto prestigio sociales", el lesbianismo
está considerado como una desviación o enfermedad.
Marinella Miano Borruso
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