GUERRA CONTRA IRAK
Los mexicanos deben manifestarse, considera el escritor
Marchas, sanción del mundo al ataque: Carlos Fuentes
Arrasar un país no es la mejor manera de democratizarlo, coincide con Goytisolo Fox tiene el apoyo del pueblo, dice
MARIA RIVERA
Es espléndido, insólito, lo que está pasando en el planeta, expresó el escritor Carlos Fuentes respecto a las manifestaciones en contra de la guerra que a lo largo y ancho del mundo han plantado cara al gobierno estadunidense tras su intervención en Irak. "Estas marchas han rebasado incluso a los medios informativos y a los partidos políticos, y yo creo que es sumamente importante que en México también las haya para que el gobierno de Vicente Fox se mantenga en una línea internacional correcta, en la que los principios y los intereses del país coinciden"
A pregunta expresa, Fuentes subrayó: "no creo que haya un divorcio entre los principios de la política exterior mexicana y sus intereses, creo que son la misma cosa, y mientras el Presidente mantenga esta identidad va a contar con el apoyo popular".
Al final de la conferencia que el escritor catalán Juan Goytisolo dictó en el Club de Industriales, Fuentes señaló que confía en que la comunidad internacional repudie la acción unilateral emprendida por la alianza angloestadunidense, aunque en los hechos "las sanciones las está aplicando algo insólito: las manifestaciones públicas de millones de personas. Hay un divorcio entre los gobiernos que han seguido servilmente a Estados Unidos, como Gran Bretaña, España e Italia, y sus opiniones públicas; en cambio, existe un apoyo inmenso de los ciudadanos a los gobiernos que han mantenido una posición de legalidad e independencia frente a los estadunidenses".
Destino de Aznar, Berlusconi y Blair
-Sin embargo, nadie parece escuchar a la opinión pública.
-Deje que voten. Yo no doy mucho por el destino de José María Aznar, Silvio Berlusconi ni, desgraciadamente, por el de Tony Blair, quien es un hombre inteligente pero que ha fallado en este papel que ha querido jugar de puente trasatlántico. La opinión pública está en una movilización extraordinaria, como nunca la hemos visto en nuestras vidas. Ni en la guerra de Vietnam ni en ninguno de los incidentes internacionales que yo recuerde ha habido manifestaciones de este tamaño, y en los centros mismos de la civilización occidental.
"En Estados Unidos va a pasar algo similar; al principio de la guerra siempre dicen es mi país y el presidente tiene razón, luego cambian, como cambiaron en al caso de Vietnam y en el caso de George Bush padre, quien ganó la guerra del golfo Pérsico y 10 meses más tarde fue derrotado por un oscuro político de Arkansas. ƑQué pasó? Que en Estados Unidos vota la cartera, y si la economía no va bien, que George Bush hijo se persigne y se prepare para regresar a su rancho a jugar con el presidente Aznar, quien también va a perder su chamba".
En medio del oscuro horizonte de la guerra, el autor de La frontera de cristal recurre a conceptos de la tragedia griega para explicar la actual postura del gobierno estadunidense. "Los griegos hablaban del orgullo desmedido que ciega al poderoso y lo lleva a la catástrofe. Es lo que puede sucederle a Washington, está abarcando demasiadas situaciones conflictivas que se extienden día con día. Eso se le puede revertir, incluso en su propia opinión pública, en cuestión de meses o años. Abarcar tanto y con tanta prepotencia, con tanto orgullo, sólo puede llevar al desastre. Ojalá y no nos arrastren a lo que ellos mismos están preparando".
También indicó que la ilegalidad en que ha incurrido la administración de George Bush, pasando por encima del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, "es producto de que una pequeña pandilla de fundamentalistas, con intereses económicos muy claros, se haya apoderado de manera ilegítima de la Casa Blanca, porque hay que recordar que el actual presidente no ganó las elecciones. Con un demócrata seguramente contaríamos con un gobierno que creyese en el orden internacional y restituyese las funciones del Consejo de Seguridad", abundó.
Fuentes coincidió con lo expresado antes por Goytisolo, de que "arrasar un país no es el mejor medio de dotarlo de un régimen democrático. Cada nación tiene que encontrar sus sistemas propios, como ocurrió en México tras 70 años de dictadura blanda. En un mundo globalizado donde llegan las noticias, donde ya no es posible esconderse en las sombras de la impunidad, como lo hicieron en el pasado dictadores como Pinochet, hay que emplear las armas de la tecnología y la información para que los países árabes lleguen a un sistema democrático propio de ellos, y que no tiene por qué ser una copia servil del de Estados Unidos".
La velada había comenzado con un Juan Goytisolo incisivo y lúcido. En su texto Paisaje después de la batalla destaca que en 2003 el actual mandatario estadunidense ha aprobado la asignatura pendiente de su padre sin importarle el costo. "Saddam Hussein será barrido y nadie o casi nadie sensato derramará una lágrima por él. Pero las perspectivas de la posguerra y del probable protectorado militar estadunidense se perfilan bastante sombrías. La conquista a sangre y fuego de Bagdad suscita más interrogantes que certezas. Arrasar un país no es la mejor manera de dotarlo de un régimen democrático".
En la sesión de preguntas y respuestas el autor de obras como Señas de identidad y Cuadernos de Sarajevo, entre otras, reconoció que uno de los principales problemas del mundo árabe ha sido la falta de autocrítica.
Recordó cómo gracias al petróleo y a la renta generada por este hidrocarburo los saudíes inundaron a los países árabes, e incluso a naciones europeas donde hay una fuerte inmigración musulmana, con unos imanes radicales que tienen muy poco que ver con la religiosidad de estos pueblos y que han alentado el fundamentalismo.
En sus conclusiones aclaró que la cerrazón no es privativa del mundo árabe y que el actual conflicto está confrontando a dos fundamentalismos. Afirmó que la discusión entre dos laicos siempre es posible, sin embargo, entre dos teólogos es casi imposible. Con un verso sustentó esta idea: "Los que tenéis raíces en el cielo, nunca podéis dejar en paz el suelo".