''Si te descuidas tantito te cae la huesuda y te lleva''
En una de sus últimas entrevistas, Adalberto Martínez Resortes habló con La Jornada del origen de su apodo e irónicamente de la muerte y de sus compañeros cómicos ''que ya descansan en paz''.
-ƑLe tiene miedo a la muerte?
-No, cuando has tenido tiempo de reír, bailar, y estar rodeado de chamaconas, pero hay que cuidarse; si te descuidas tantito te cae la huesuda y te lleva.
-ƑCómo se le hace para vivir mucho tiempo?
-En general me cuido haciendo ejercicio todos los días, comiendo bien, pero no mucho porque después me da mucho sueño. Y siempre hay que estar preparado para el trabajo, que espero en Dios tener por mucho tiempo.
-ƑNunca fue hombre de vicios?
-Sí, fumaba un chinguero. Ya me quité ese vicio. Mi hermano menor murió del pulmón, de tanto fumar.
-ƑSiente nostalgia por el México que compartió con Cantinflas, Tin Tan, Clavillazo, Mantequilla?
-Fueron tiempos muy bonitos. Era otro México. Todos nos conocíamos porque la ciudad apenas tenía el millón de habitantes. Recuerdo mucho a mis compañeros Juan Flores, Alfonso Cuevas, Nachito Contla que tanto quise, El Bigotón Castro y El Gordo Alvarado, muchos de ellos que en gloria estén porque ya descansan en paz.
-ƑEstá escribiendo sus memorias?
-Las está escribiendo mi hermano.
-ƑNunca le interesó la política?
-Mi mamacita me dijo que nunca le entrara a la política porque la gente del poder siempre está en el agarradero.
De flaco a Resortes
-Resortes Ƒel Rey del Baile?
-Nunca fui a una escuela de baile. Soy bailarín de oreja. Me muevo al ritmo de lo que oigo. Un día que estaba filmando una película con Pérez Prado, me dijo: llevas muy bien el ritmo.
-ƑY lo de Resortes?
-Eso surgió cuando era chamaco. Acompañaba a mi hermano a sus entrenamientos de box. Y cuando veía que yo brincaba mucho al caminar, me decía: camina como la gente, parece que tienes resortes en las patas.
-ƑDesde entonces lo adoptó como su nombre artístico?
-No, no, todavía pasó un tiempo. Ya estando en las carpas, donde bailaba todo tipo de música con mi amigo Juan Flores, nos pusieron Los Espontáneos. Un día, Juan se encontró una muchacha y desapareció con ella. Solitario, yo seguí bailando en las carpas, donde me llamaban El flaco espontáneo. Entonces le dije a mi hermano que me quería cambiar el nombre porque flacos había muchos. ''Ponte Resortes'', contestó. ''No, así me dices tú por vacilarme'', le dije, pero el me respondió ''he estado viendo tus movimientos cuando trabajas y el nombre te queda bien''. Desde entonces me puse Resortes y los apellidos llegaron sólitos: Resortes Resortín de la Resortera, para servirle a usted donde quiera y como quiera, menos por donde quiera, y mientras Dios quiera.
-ƑCómo se imagina Resortes a sí mismo parado en un escenario?
-Con la gente frente a mí, riendo a toda madre.
LUIS HUMBERTO GONZALEZ