Marco Rascón
Convención por la Revolución Democrática
La Convención de la Revolución Democrática no sólo será un suceso dado el contexto, un degradado sistema de partidos y una economía flagelada por la recesión y el belicismo, sino que será un proceso para la reforma del PRD en el cual la amplia alianza progresista que dio origen al partido tendrá oportunidad de reconstruir una visión de futuro, así como regresar sobre los errores cometidos para no repetirlos.
El viejo sistema de partidos creado por Jesús Reyes Heroles en 1977, fundado a partir de la perversión política de manipular minorías, construir interlocuciones a su servicio y repartir perrogativas, extrapoló vicios tras la caída del PRI, que fueron asumidos como ley por las burocracias partidistas.
El PRD sucumbió así ante media docena de facciones identificadas por los alias de personajes que se convirtieron en interlocutores oficiosos. Gracias a operadores de diversa jerarquía, los órganos del partido del sol azteca, así como sus procedimientos internos se pusieron al servicio de gobernadores, Secretaría de Gobernación, medios de comunicación y pactos cupulares entre partidos. El tráfico de candidaturas (el más reciente y escandaloso lo ejemplifica el de Valle de Chalco) expresa el grado de descomposición interna que vive el PRD, resultado del intervencionismo oligárquico y de la subordinación del que fuera el proyecto más prometedor para la transformación de México en años recientes.
Se ha propuesto que la Convención de la Revolución Democrática se realice en octubre próximo, que sea convocada por fundadores y miembros del partido para que la integren representaciones estatales, municipales y regionales, y para que participen representantes de ramas sindicales, movimientos populares, juveniles y de mujeres. La tarea fundamental deberá ser fijar el rumbo y sacar del naufragio al PRD, pero también renovar a fondo estructuras y movimientos.
La gran alianza que integró, primero, el movimiento democrático en 1988, y luego e0l PRD, en 1989, deberá convertirse en punta de lanza ideológica, política y organizativa del pueblo mexicano por su futuro nacional. La convención deberá ser un amplio coloquio de las ideas más avanzadas para escuchar a la intelectualidad progresista y el sentir del país sin la manipulación mediática.
Los documentos básicos se integrarán con el Llamamiento al pueblo de México -suscrito por Cuauhtémoc Cárdenas y más de mil mexicanos el 22 de octubre de 1988-, la declaración de principios, -aprobada en mayo de 1989- y un balance histórico sobre los estatutos del PRD que fomentaron el fraccionalismo y la perversión de la política interna.
El documento base para discusión previa en todo el país será el Informe de la comisión para la legalidad y la transparencia del PRD, que solicitó el séptimo congreso nacional realizado en Zacatecas, el cual será analizado y enriquecido con testimonios directos en todo el país.
Este informe, suscrito por Samuel del Villar (presidente), Teresa Juárez, Rubén Rocha y Miguel Angel García Domínguez (comisionados), muestra la dimensión de los fraudes y de los vicios generalizados, mismos que se identifican plenamente con los órganos de dirección del partido.
La convención deberá convocarse por sí misma dada la impugnación y la cuestionada legalidad de la estructura del partido. La convención es un hecho de realidad política ante la indefensión de la mayoría de sus miembros, es un acto de justicia y responsabilidad frente al agotamiento de la autocrítica y la reincidencia en prácticas fraudulentas, que no sólo se realizaron el 17 de marzo de 2002, sino que volvieron a repetirse en 2003 para la selección de candidatos federales y locales.
La convención asume como suyas las recomendaciones del Informe de la comisión para la legalidad y la transparencia, pues reconoce que existen contradicción, ya que tanto el consejo nacional como las comisiones de Garantías y Vigilancia, a las cuales fue turnado, son las principales instancias impugnadas como responsables; por lo tanto, son juez y parte.
De muchas maneras la convención es una refundación porque busca recuperar la independencia del PRD y sus principios. Será necesario un gran esfuerzo para recuperar los conceptos históricos fundamentales y la eficiencia organizativa sin la injerencia de facciones y grupos que deformaron la vida estatutaria para sus intereses. La convención busca reconstruir al PRD combativo y representativo de lo mejor del país, ir más allá de lo electoral para comprometernos en la defensa del país y construir instituciones que fortalezcan la economía interna, los salarios, la producción agrícola, la educación, la cultura, la democracia y el bienestar de los mexicanos. Por lo pronto, en la primera semana suscriben la idea de la convención más de 350 fundadores y miembros, pero sin duda el número irá creciendo en cada estado dado el gran entusiasmo y sobre todo la decisión de que es correcta y necesaria.