OBSERVATORIO CIUDADANO DE LA EDUCACION
Comunicado No. 97
Analfabetismo
Políticas sin continuidad
México, de frente a la década de alfabetización
de la UNESCO
EL 18 DE ENERO DE 2002 la UNESCO decretó
la Década de la Alfabetización a partir del primero de enero
de 2003, haciendo notar que "crear sociedades plenamente alfabetizadas
es esencial para conseguir propósitos de erradicación de
la pobreza, reducción de la mortalidad infantil, equilibrio del
crecimiento demográfico, equidad de género, y para asegurar
el desarrollo sustentable, la paz y la democracia" (UNESCO, 56 sesión
de la Asamblea General). Desde su perspectiva, basada en la experiencia
del Programa de Educación para Todos, la alfabetización debe
considerarse prioridad de la política educativa y ofrecer resultados
tangibles a corto plazo, estando los gobiernos obligados, con apoyo de
la sociedad, a ofrecer educación en todas las etapas de la vida.
Asumido el compromiso formal de participar en la Década de la Alfabetización,
¿en qué situación nos encontramos y cuál es
la política educativa al respecto?
SEGUN EL ULTIMO CENSO, más de 6 millones
de mexicanos mayores de 15 años son analfabetos. En su mayor parte
viven en pequeñas localidades y predominan mujeres y adultos mayores.
A ellos se agrega un contingente de aproximadamente 310 mil niños
entre 10 y 14 años que aún no han aprendido a leer y escribir
y que próximamente engrosarán las filas del analfabetismo.
En 1990 había 6 millones 257 mil analfabetas; en 2000 eran 6 millones
93 mil (INEGI, censos 1990 y 2000). Los datos indican una reducción
relativa importante (de 12.7 a 9.6) en el decenio, considerando la proporción
de analfabetas en el grupo de edad mayor de 15 años. La tasa de
analfabetismo prevaleciente coloca al país en total desventaja frente
a los industrializados, donde el indicador oscila entre menos de uno y
2 por ciento. Aun en el contexto latinoamericano, nuestro desempeño
deja mucho que desear al ocupar el duodécimo sitio entre 20 naciones.
EL ANALFABETISMO SE RELACIONA, en primer lugar,
con las condiciones económicas y sociales. En estados y localidades
con menores niveles de desarrollo alcanza niveles muy importantes. La distribución
del analfabetismo por entidades federativas y localidades evidencia el
círculo vicioso pobreza-analfabetismo. De acuerdo con el censo de
2000, mientras en Chiapas, Oaxaca y Guerrero la proporción de analfabetas
supera 20 por ciento, en los estados del norte del país el promedio
es inferior a 5 por ciento y en el Distrito Federal no llega a 3 por ciento.
En la distribución del analfabetismo por localidades, según
su tamaño, se advierte que en la población que habita ciudades
con más de 100 mil habitantes el promedio es inferior a 4 por ciento,
caso inverso al de la población en localidades de menos de 100 mil
habitantes, donde el promedio de analfabetismo supera 15 por ciento. En
este conjunto, las localidades de menos de 2 mil 500 habitantes -casi una
cuarta parte de la población nacional- conservan una tasa de analfabetismo
superior a 20 por ciento. En otras palabras, la mitad del analfabetismo
mexicano radica en localidades con menos de 2 mil 500 personas. En ellas
la presencia indígena es notable. Según datos de la misma
fuente, en asentamientos de 2 mil 500 individuos o menos el promedio de
personas que hablan alguna lengua indígena es 17.5 por ciento y
el promedio de quienes se identifican como indígenas 16.6 por ciento.
En cambio, en localidades de más de 100 mil habitantes, el indicador
de hablantes de lengua indígena es 2.1 por ciento y el de personas
que se declaran indígenas es apenas 1.1 por ciento.
DATOS POR SEXO Y EDAD revelan otros ángulos,
en particular que el analfabetismo es más pronunciado en segmentos
de mayor edad y entre las mujeres. La cantidad de mujeres analfabetas (3
millones 825 mil 147) supera en más de un millón a la de
hombres (2 millones 270 mil 350), lo que equivale a decir que por cada
hombre analfabeta hay 1.7 mujeres en la misma condición. Más
de la mitad de todos los analfabetas (53.2 por ciento) son mayores de 50
años; si se incluye en el grupo a los mayores de 40 años
se abarca 70 por ciento del analfabetismo total. Cabría esperar
que las estrategias de alfabetización dieran prioridad a habitantes
de pequeñas localidades (rurales e indígenas), a mujeres
y a adultos mayores, sin menoscabo de la obligación de atender al
conjunto. Pero no ocurre de esa manera.
DESDE 1981 LA PRINCIPAL instancia de gobierno encargada
del programa de alfabetización ha sido el Instituto Nacional de
Educación de Adultos (INEA), el cual ha experimentado diversidad
de modelos de alfabetización, de recuperación del rezago
educativo y de educación de adultos. El proceso de descentralización
iniciado en 1997, la renovación de su estrategia de operación
y el planteamiento de un Modelo de Educación para la Vida (MEV)
sintetizan el enfoque más reciente del INEA, así como su
incorporación al Consejo Nacional para la Vida y el Trabajo (Conevyt)
establecido en la administración de Vicente Fox. Los recursos dedicados
al INEA han decrecido en forma tendencial y constante: mientras en 1983
su presupuesto representaba 2.2 por ciento del gasto de la SEP, desde finales
de los 90 ha sido inferior a uno por ciento.
TODO INDICA que los resultados de los programas
de alfabetización operados por el INEA han decaído en comparación
con el pasado reciente. Por ejemplo, en el informe de labores de la SEP
de 1997-1998 se consigna que 579 mil personas se incorporaron a los cursos
de alfabetización y concluyeron 322 mil. El informe 1999-2000 de
la SEP dice que el número de participantes en ese ciclo fue de 490
mil, de los cuales concluyeron 290 mil. En el primer Informe de Ejecución
del Programa Nacional de Educación se indica que en 2001 el
INEA atendió a 214 mil individuos en el programa de alfabetización
y en el Programa de Mediano Plazo del Conevyt se reconoce que en ese año
se logró la alfabetización de 128 mil. Si la información
citada es correcta, el INEA hoy alfabetiza a menos de la mitad de personas
que hace apenas unos años. Complementan la tarea del INEA otras
agencias y programas gubernamentales, así como organizaciones no
gubernamentales, iglesias y otros grupos de interés. Al margen de
suspicacias sobre las intenciones ideológicas de los alfabetizadores
de la "sociedad civil", parece razonable preguntar en qué medida
la SEP cumple su cometido de acreditar y certificar, o al menos ejercer
tareas de supervisión de tales organizaciones. El cuestionamiento
se relaciona con una pregunta: ¿en México la alfabetización
se considera una garantía individual y por tanto un derecho exigible
al Estado por los ciudadanos?
AUNQUE NO SE RECONOCE oficialmente es claro que
la SEP y el INEA han centrado su atención en la universalización
de la cobertura y en el combate al rezago: por un lado, garantizar plena
cobertura de los servicios de educación básica y, por otro,
asegurar que jóvenes y adultos que no terminaron primaria y secundaria
concluyan sus estudios. Si ambos supuestos se cumplen y consolidan, a mediano
plazo la tasa de analfabetismo decaerá significativamente, una vez
que los grupos de población de mayor edad, en los que se concentra
la mayor parte de los analfabetas, desaparezcan naturalmente. Con las tendencias
demográficas de su lado el gobierno actual no parece muy preocupado
por el problema del analfabetismo ni de reducirlo con programas intensivos.
En efecto, en su más reciente documento programático, el
Conevyt propone como meta a 2006 lograr la alfabetización en español
de 250 mil personas y la alfabetización de 40 mil indígenas
mediante un programa específico. Aun alcanzando estas cifras el
nivel de alfabetización sería inferior al promedio de sexenios
anteriores. Si bien en los organismos que integran el Conevyt la alfabetización
ocupa un lugar secundario se esperaría que la sinergia que logre
este nuevo consejo alcance metas más ambiciosas, pero no parece
ser el caso. ¿Por qué?
JUNTO CON LOS PROGRAMAS que ya opera el INEA, el
Conevyt propone brindar servicios de alfabetización mediante el
proyecto Plazas Comunitarias. Se espera que en 2006 existan 20 mil de esas
plazas al menos y que en ellas se brinde acceso a servicios educativos
y culturales basados en plataformas de cómputo y telecomunicaciones.
Para lograr esa meta, se propone que la mitad de las plazas sean "institucionales"
y la otra mitad provenga de los sectores privado y social. Aunque el consejo
reconoce que los analfabetas encontrarán "diversos grados de dificultad
para hacer pleno uso de la tecnología puesta a su alcance", el problema
se resolverá, declaran, gracias a "una adecuada asesoría
y un diseño óptimo de contenidos impresos, en video y en
línea". Además, el consejo propone adecuar los programas
de alfabetización mediante "un enfoque intercultural y estrategias
de carácter bilingüe", apoyándose en el desarrollo de
materiales educativos tanto impresos como en línea, elaborados por
las comunidades. Asimismo, se propone realizar una investigación
titulada Reconceptualización de la alfabetización como
instrumento de apropiación de la cultura escrita y la opción
de leer y escribir de muchas maneras y para diferentes propósitos
(citas del Programa de Mediano Plazo 2001-2006, Conevyt, enero
2002). En el programa del consejo no se menciona, aunque esperamos que
no se ignore, que en México se han desarrollado importantes líneas
de investigación que, bien aprovechadas, permitirían abordar
la problemática en forma pertinente.
LA DOCUMENTACION DISPONIBLE indica que, para fines
de alfabetización, hay dos estrategias sobre la mesa, sin líneas
claras de continuidad entre sí: el modelo comunitario impulsado
por el INEA, ahora en un esquema descentralizado, y las ideas de un sector
del Conevyt, que apuesta en favor de la tecnología educativa con
una visión del problema basada en un esquema de clientes y proveedores.
Habría que preguntarse entonces si la pobreza y aislamiento de las
localidades en las que se concentran los analfabetos no hace incompatible
la estrategia de utilizar las nuevas tecnologías para atacarla.
Sin duda, el acceso a tecnologías de la comunicación es importante,
sobre todo para las nuevas generaciones. Sin embargo, para su empleo como
herramienta de alfabetización no es suficiente contar con asesores
y software amigable.
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de cada mes en este espacio periodístico; se pueden reproducir en
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