Marta Tawil
¿Por qué Siria?
Desde 1963 el partido Baaz, de inspiración laica
y socialista, gobierna en Siria. Hafez el Asad, miembro de la minoría
religiosa alawita, fue presidente de 1970 hasta su muerte en junio de 2000.
Lo sucedió su hijo Bashar, quien ha buscado perfilarse en el frente
interno y el ámbito internacional como un gobernante dispuesto a
avanzar en la apertura económica y la modernización del sistema
político.
Durante la guerra árabe-israelí de 1967,
Israel ocupó el territorio sirio de los Altos del Golán.
En 1976, con el asentimiento de Estados Unidos, el ejército
sirio intervino en Líbano para impedir la victoria de la coalición
integrada por palestinos durante la guerra civil (1975-1990). Desde entonces
los dirigentes libaneses y sirios califican la presencia militar de Siria
en Líbano (calculada entre 25 mil y 30 mil hombres) como "indispensable
y fraternal".
El gobierno sirio apoyó junto con Irán la
resistencia libanesa, conducida por el Hezbollah, contra la ocupación
israelí del sur de Líbano (1978-2000). Desde 2000, Siria
apoya la reivindicación de la soberanía libanesa en Cheba,
una parcela de territorio disputado del Golán.
Luego de la guerra del golfo Pérsico, en 1991,
y la conferencia inaugural para la paz realizada en Madrid, Hafez el Asad
aceptó participar en negociaciones bilaterales con Israel. Damasco
asintió en desmilitarizar las áreas fronterizas y permitir
la presencia de observadores internacionales, y en acordar eventualmente
con Tel Aviv los términos del uso y la repartición del agua
del Golán, a cambio de que Israel respetara las resoluciones 242
y 338 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y retirara su ejército
hasta las fronteras del 4 de junio de 1967. En 1996, las negociaciones
fracasaron.
En
abril de 1996, el gobierno de Shimon Peres lanzó la operación
militar Viñas de la ira contra Líbano. Su sucesor,
Benjamín Netanyahu, se negó a retomar las negociaciones con
Siria y relanzó la colonización del Golán. La colonización
judía de ese territorio ha continuado, favorecida por el gobierno
de Ariel Sharon. Actualmente, se cuentan alrededor de 15 mil asentamientos
judíos en el Golán. Anualmente, la posesión del Golán
permite a Israel obtener un suministro cercano a los 300 millones de metros
cúbicos de agua.
Siria fue enemigo del régimen iraquí de
Saddam Hussein, y el único país árabe que apoyó
a Irán en la guerra contra Irak (1980-1988). Sin embargo, desde
1997 se registró un acercamiento entre Bagdad y Damasco favorecido
por intercambios comerciales legales, dentro del contexto del programa
Petróleo por alimentos, de Naciones Unidas, así como
por transacciones de contrabando.
Con otro de sus vecinos, Turquía, Siria ha mantenido
relaciones tensas que han girado principalmente alrededor de dos cuestiones
relacionadas entre sí: el agua (en torno a la repartición
y el uso de las co-rrientes de los ríos Tigres y el Eufrates) y
el movimiento kurdo (en su momento, Si-ria apoyó a los rebeldes
kurdos del PKK). La combinación de ambos factores llevó a
Turquía y Siria al borde del enfrentamiento armado en 1998, que
logró evitarse mediante la firma del Tratado de Adana, de ese mismo
año.
En febrero y agosto de 1996, Turquía e Israel impusieron
un cerco a Siria, al firmar acuerdos de cooperación militar que
prevén ejercicios navales y aéreos conjuntos en la región.
En 1987, Asad expulsó de territorio sirio a Abu
Nidal y su organización. En 1989 autorizó por primera vez
la entrada de una comisión de Amnistía Internacional y Middle
East Watch para inspeccionar la situación de los derechos humanos.
Desde 1997, el gobierno sirio empezó a pagar su deuda contraída
con el Banco Mundial. Desde el 11 de septiembre, Damasco ha colaborado
con la Agencia Central de Inteligencia en la captura de personas relacionadas
con la red Al Qaeda, que dirige Osama Bin Laden.
El Departamento de Estado estadunidense admite que desde
la década de los años 80 el gobierno sirio no se ha visto
involucrado en actos de terrorismo internacional.
Siria apoyó a Estados Unidos contra Irak durante
la guerra de 1991. A finales de 2002 y en su calidad de miembro del Consejo
de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, votó
junto con Estados Unidos en favor de la resolución 1441 referente
al desarme iraquí. El gobierno de Bashar al Asad se opone abiertamente
a la invasión y ocupación de Irak y denuncia el apoyo incondicional
que Estados Unidos da a Israel, de que este país ocupa ilegalmente
territorios árabes y palestinos y posee armas nucleares.
Según reportes de la Comisión de Monitoreo
y Verificación de Naciones Unidas, no hay evidencia que sugiera
que armas de destrucción masiva salieron de Irak, mu-cho menos que
se hayan transferido a territorio sirio, movimiento que sería sin
duda detectado. Siria nunca ha utilizado armas químicas o biológicas
y tampoco ha amenazado con usarlas. Siria es propensa a desarrollar ese
tipo de armas similarmente a lo que pueden serlo Israel, Turquía
o Irán, lo cual revela la necesidad de que la proliferación
de ese tipo de armamentos en Medio Oriente se trate y resuelva en instancias
multilaterales.
En la pasada sesión 59 de la Comisión de
los Derechos Humanos de Naciones Unidas se aprobaron por mayoría
cuatro declaraciones que condenan la ocupación militar israelí
de Gaza, Cisjordania y el Golán. Estados Unidos votó en contra
de todas. Crecen las sospechas de que una de las presiones que el gobierno
de George W. Bush ejercerá sobre Damasco en los próximos
meses será pedirle que renuncie a toda pretensión de recuperar
la soberanía sobre el Golán, y se abstenga de interferir
en los planes que Tel Aviv y Washington tienen para los palestinos.
Los consejeros de Bush confían en que Siria, aislada,
con pocas esperanzas de en-contrar apoyo en sus vecinos árabes divididos
y maniatados, y cercada ahora también por la presencia estadunidense
en Irak, terminará por ceder.