México D.F. Domingo 1 de junio de 2003
Se cumple con la ayuda a países pobres
o perderán confianza en la democracia: Suiza
Reprimen a manifestantes contra el G-8
Deflación y debilidad del dólar, discusión
en la cumbre de las naciones más ricas
DPA Y AFP
Publier, Francia, 31 de mayo. Policías franceses
lanzaron este sábado gas lacrimógeno contra 400 manifestantes
antiglobalización que rompieron vidrios de comercios y atacaron
un local del Partido Socialista francés en Annemasse, indicó
la prefectura local, a menos de 24 horas de que dé inicio en Evian
la reunión de los países más ricos del mundo.
La cumbre del G-8, a la que fueron invitados países
emergentes como México, Brasil, China o India, entre otros, se confrontará
a una coyuntura económica mundial marcada por la deflación,
un dólar debilitado y la paralización de las negociaciones
sobre el comercio mundial.
Ninguna
persona fue detenida durante los incidentes. Es "escandaloso" atacar a
un partido político, "además en la oposición", cuando
se pretende luchar por la democracia, declaró el portavoz para la
seguridad de la prefectura de Haute Savoie, Gerfes Ambroise, durante una
conferencia de prensa en Publier, cerca de Evian, donde a partir del domingo
se llevará a cabo la cumbre de líderes del G-8.
Según Ambroise, quien también es viceprefecto
de Boneville (Haute-Savoie), estos manifestantes, algunos de ellos disfrazados
de voluntarios de la Cruz Roja, provenían en su mayoría del
campamento alternativo VAAAG (anarquista y libertario), instalado en Annemasse
para recibir participantes de la cumbre paralela del G-8 de Evian.
Estos manifestantes se enfrentaron primero en forma violenta
con el servicio del orden del Partido Socialista, en ocasión de
la llegada de Annemasse de una delegación de la formación
política, según testigos.
En Berna, el presidente de Suiza, Pascal Couchepin, instó
a las naciones ricas a cumplir sus promesas de ayuda hechas a los países
más pobres, un día antes de la cumbre de los siete países
más industrializados del mundo más Rusia (G-8) en el balneario
francés de Evian.
Los objetivos formulados sobre la reducción a la
mitad de la pobreza hasta 2015 y el acceso a agua potable para todos deben
concretarse, dijo Couchepin, según un discurso difundido previamente
hoy enLausana. En caso de no cumplir estos compromisos, los países
pobres perderán su confianza en la democracia.
Couchepin defendió la controvertida cumbre del
G-8 al recordar que en reuniones anteriores se creó un fondo global
para la lucha contra el sida y además nació la iniciativa
para la condonación de deudas de los países más pobres
del mundo.
La cumbre del G-8 ofrece la oportunidad a los "jefes de
los países más poderosos de la Tierra" de "discutir libremente"
los problemas.
En Evian vigilancia militar
La llegada a Ginebra resulta un poco inquietante. El pequeño
avión aterriza en una pista tomada por tanques y helicópteros
militares y, al bajar del aparato, un "comité de bienvenida" de
soldados vigila atentamente a todos los viajeros.
Unos 4 mil policías y 5 mil 600 soldados han sido
desplegados en Ginebra, para garantizar la seguridad de los líderes
de los siete países más ricos del mundo y Rusia (G-8), que
se reúnen en la cercana ciudad francesa de Evian a partir del domingo,
en un intento de que no se reproduzca la violencia de cumbres similares
celebradas anteriormente.
Cualquiera
que no vaya debidamente trajeado o que no corresponda con la imagen del
prototipo de turistas -sobre todo si va con alguna camiseta de "protesta"
o con cabellos rasta- es retenido y se le requiere la documentación.
A punto de comenzar la Cumbre del G-8 en Evian, toda la
zona colindante a lago Ginebra está prácticamente en estado
de excepción y todo el mundo parece resultar sospechoso.
Ginebra es casi una ciudad fantasma. Por temor a que los
altermundistas -como se tiende a llamar cada vez más a menudo a
los antiglobalización-, puedan destrozar su preciosa ciudad; los
ginebrinos, siguiendo las recomendaciones de las autoridades, han sellado
su ciudad.
Los escaparates de las tiendas de lujo y los bancos están
protegidos tras muros de madera, se han desactivado los cajeros automáticos
y los edificios de instituciones como la Organización Mundial de
Comercio o la Organización Mundial para las Migraciones, que tienen
su sede precisamente en Ginebra, hace días que cerraron preventivamente
las puertas y mandaron a sus trabajadores de vacaciones forzosas.
Pero de todo esto no tiene ocasión de percatarse
el recién llegado periodista. A los representantes de los medios
de comunicación les embarcan nada más llegar al aeropuerto
-no vayan a ver algo inoportuno- en un autobús, donde empieza el
periplo del informador desprevenido. Su viaje no hace más que empezar.
Tras más de media hora de autobús (menos
mal que el paisaje es bonito) los periodistas llegan a Lausana, otra ciudad
rodeada de alambres de espino y contenedores para -valga la redundancia-
"contener" a los manifestantes, que para este domingo se esperan entre
50 mil y 100 mil. Civilizados como son los suizos, incluso cuentan con
señales de tránsito especiales que advierten: "¡manifestaciones!"
Dos nuevos controles policiales más ("acreditación,
por favor, pasaporte", con mirada intensa de reconocimiento) y se llega
finalmente a un embarcadero, donde espera el ferrry que los dejara
-¡por fin!-en Evian. Nuevos controles policiales a estas alturas
ya no sorprenden y ¡hala, al barco!
Los
tres cuartos de hora en el barco podrían hacerle a uno olvidar que
no está aquí de recreo si no fuera por los helicópteros
que sobrevuelan el lago Ginebra y las lanchas de patrulla policial que
apenas dejan un momento sola la embarcación durante todo el trayecto.
Agotados, acalorados y hartos llegan los informadores
por fin al puerto de la sede de la cumbre. Curiosamente aquí el
ambiente parece mucho más relajado y se ven multitud de turistas
-¿son los franceses distintos?- para, de pronto, enterarse de que
su centro de prensa está a unos 20 kilómetros de Evian.
Pero, ¿la cumbre no era en Evian?, se pregunta
algún despistado. Pues sí, pero en su cada vez más
habitual costumbre de hacer inasequibles para los periodistas a los protagonistas
de las cumbres (al menos este año los del G-8 no se han ido a un
remoto pueblo canadiense), la prensa está concentrada en Publier,
un pueblecito cercano pero lo suficientemente lejos para no "molestar"
a los jefes de Estado y de gobierno.
No queda pues más remedio que volver a subir a
otro autobús. Menos mal que a la llegada lo primero que te ofrecen
es una botella de agua Evian, por supuesto, aunque esta ciudad probablemente
sólo será vista por televisión.
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