México D.F. Domingo 1 de junio de 2003
La nueva casa no dependerá de los movimientos de su homóloga barcelonesa
Comienza a funcionar la versión mexicana del sello catalán Herder
La idea es romper con los prejuicios de los libreros ibéricos hacia títulos de AL, comentan los promotores ''Continuaremos en la línea de las ciencias y las humanidades; nada fuera de eso''
CESAR GÜEMES
El sello español Herder abre en México una nueva casa con el mismo nombre, pero que no dependerá en el futuro de los movimientos de su homóloga en Barcelona. Así los informan Claudia Cabrera y Jan-Cornelius Schulz.
-ƑCómo se consigue mantener el nombre de la editorial y no ser sólo una sucursal?
Explica Schulz: ''Según el acta de constitución somos una empresa mexicana con dos socios, la empresa Herder, de Barcelona, y nosotros en México. Por supuesto, vamos a continuar con la misma línea, que es ciencias y humanidades en el sentido más amplio. No vamos a experimentar fuera de eso.
En cuanto a las ventajas de la nueva empresa, dice Jan-Cornelius: "Es muy difícil exportar a Europa y a España libros de Latinoamérica por un factor un poco irracional: los libreros españoles no se acercan fácilmente a materiales latinoamericanos, por prejuicio, circunstancias y consideraciones históricas. Claro, de México llegan algunos libros, como los del Fondo de Cultura Económica, que se enfrenta al mismo problema de las editoriales universitarias en México: la distribución no es lo suyo. La distribución y la venta de un producto es tarea de una empresa y el fondo no es una empresa sino una institución estatal. Eso mismo ocurre, por ejemplo, en la UNAM, casa que conozco muy bien porque he trabajado para ella mucho tiempo.
''Se entiende que la universidad es una institución que paga a los investigadores para que realicen y publiquen sus estudios, pero la propia publicación debería estar en manos de profesionales que saben hacer libros y distribuirlos, puesto que de eso se trata el interés editorial. En este momento vemos la posibilidad de ofrecer nuestra colaboración para distribuir y vender libros en México, Latinoamérica y España, porque van a tener el mismo sello: ya no existirá el problema de esa cierta reserva de importar libros latinoamericanos''.
-ƑCuál es el futuro que observan en términos económicos, tomando en cuenta la rama en que trabaja Herder?
Responde Schulz:
-El haber encontrado este nicho de libros para una minoría es un buen concepto. Son libros que cuestan más que otros, pero en mi experiencia el precio del libro nunca es un obstáculo. Ese es sólo un argumento del librero, pero el interesado lo compra sin quejarse: jamás he escuchado como queja que un Mercedes Benz cueste mucho dinero. Quien lo quiere, lo paga. Ese es un artículo sumamente lujoso, pero lo mismo pasa con otros productos, como los discos, que tienen su precio. Es curioso que las quejas por supuesto encarecimiento se den sólo en el mercado del libro.
La idea a mediano plazo, dicen Claudia Cabrera y Jan-Cornelius Schulz, es ''encontrar un concepto para hacer llegar libros a ciertas partes de la República a las que no llegan y que cada vez se hacen más importantes, como Morelia, Querétaro, Zacatecas, Aguascalientes, Chihuahua, donde hay cada vez más personas en el mundo intelectual, pero no hay librerías que cubran sus necesidades. Queremos ofrecerles libros primero de nuestro fondo, pero también de otras editoriales y conseguir enviárselos en pocos días. En unos meses más aplicaremos nuestro sistema de venta por Internet. Sabemos que hay librerías virtuales que ofrecen los libros, pero que en realidad no los tienen. Es fácil ofrecer los catálogos de muchas editoriales, pero si no se cuenta con esos libros, se queda mal con el cliente. Nosotros empezaremos sólo con un fondo, pero tenemos los libros aquí en México. Estamos conscientes de que no haremos espectaculares operaciones económicas, ganaremos lo necesario para sobrevivir como sello".
El origen de la editorial se remonta a 1801; su fundador fue Bartholomaus Herder. En 1925 comenzó a tener presencia en los países de habla hispana, principalmente en Barcelona, donde se fundó con ese nombre una librería y desde 1944 incursionó en el campo editorial. Su primera presencia en Latinoamérica ocurrió en Bogotá, Colombia, donde abrió una editorial.
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