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México D.F. Lunes 2 de junio de 2003

Carlos Fazio

El regreso del golpista John Poindexter

Es uno de los neocons, como de manera abreviada, al estilo estadunidense, se designa a los neoconservadores de la era Reagan que están de regreso en los puestos de mando de la administración Bush. Su nombre es John Poindexter. Contralmi-rante. Un tipo duro. En 1987 fue condenado por un delito federal, cuando una comisión del Congreso de Estados Unidos que investigó el escándalo Irán-contras lo halló culpable de haber mentido al testimoniar sobre la operación de venta ilegal de armas a Teherán a cambio de la promesa de liberación de rehenes en Líbano y el desvío de fondos a la contrarrevolución nicaragüense.

Poindexter era consejero de Seguridad Nacional de la administración Reagan (1985-1986) y, según el entonces secretario de Estado, George Shultz -citado por el periodista Bob Woodward-, fue el "bateador designado" de la operación en-cubierta contra Nicaragua sandinista diseñada por el Pentágono y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y operada por el teniente coronel Oliver North, pese a expresas prohibiciones congresionales. Cuando el affaire Iráncontras llegó al Capitolio, Poindexter dimitió. Después testificó bajo juramento y mintió. Pero fue indultado; una cláusula sobre inmunidad evitó que pisara la cárcel.

En The Army Times (diario del Ejército), el coronel retirado Harry Sommer acusó a Poindexter, North y su pandilla de haber colocado sus intereses de grupo por encima de los del presidente y el Congreso y "haberse lanzado por una peligrosa pendiente" al final de la cual "está una dictadura militar en Estados Unidos" (citado por The Washington Post el 6 de agosto de 1987 y Walter LaFeber en The American Age).

Hoy el golpista Poindexter está de regreso. Es el encargado del Sistema Centralizado de Información, una rama de la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa, la legendaria DARPA del Pentágono, madrina de Internet, ubicada en el 3701 de la calle Fairfax Drive, en Fort Belvoir. Poindexter, quien pertenece a la promoción 1958 de la Academia Naval de Annapolis, controlará el cerebro del banco de datos más grande del mundo, a las órdenes del Comando Militar para el Espionaje y la Seguridad de Estados Unidos.

El proyecto denominado Conocimien-to de Información Terrorista (TIA, por sus siglas en inglés) tiene como eje un gigantesco archivo electrónico medido en petabytes, omnicomprensivo y con inteligencia artificial para detectar "patrones sospechosos". Es decir, será capaz de filtrar, integrar y transformar datos en acciones de inteligencia bajo la supervisión de analistas que podrán "pensar" junto con la computadora con base en palabras clave. Además de almacenar datos de la prensa escrita, la radio, la televisión y páginas web, guardará información biométrica sobre la apariencia, edad, tamaño, habla, iris y forma de caminar de millones de personas, sus ADN, huellas dactilares, recetas médicas, datos sobre propiedades, hábitos de consumo, de lecturas y música preferida, pagos con tarjetas de crédito, talones de supermercado, rentas de automóviles, itinerarios de casetas de autopistas, reservas de pasajes aéreos, llamadas de teléfonos públicos o celulares, correos electrónicos, boletines escolares y todo tipo de transacciones privadas o de trabajo. También concentrará información sobre empresas (razón social, descripción de la misma, ubicación, teléfonos, situación financiera, etcétera), aviones (tipo de aeronaves, número de identificación, propietario) y turistas que ingresen a Estados Unidos, mediante el programa US Visit.

La red de espionaje planetario computarizada, controlada por un "verdadero mentiroso" -como llamó a Poindexter el columnista conservador decano del New York Times, Bill Safire-, contendrá "la madre de todas las listas de vigilancia", ya que opera en el marco de la Ley Patriótica I y su extensión, la Ley de Refuerzo de la Seguridad Interna (o Ley Patriótica II), enviada al Congreso el 9 de enero de 2003, sucesoras ambas de la ley antiterrorista promulgada por Bill Clinton. No es aventurado deducir que al sistema le está siendo indexada la información privada de más de 100 millones de latinoamericanos y mexicanos: nombres y apellidos, lugar y fecha de nacimiento, número de pasaporte, sexo, descripción física, estado civil, profesión, licencia de conducir (Ƒera el marino y torturador argentino Ricardo Miguel Cavallo, el ex director del Renave preso en México, parte de la trama de esa vasta operación de inteligencia para "fichar" a millones de latinoamericanos?), obtenida de manera ilegal en varios países de la región por ChoicePoint; la firma sobre la cual su jefe de mercadeo, James Lee, dijo: "Nuestro único propósito es hacer de éste un mundo más seguro".

La característica orwelliana del proyecto "siento olor a Gran Hermano"-ironizó la senadora Dianne Feinstein- fue ratificada por una frase clásica de los servicios de espionaje pronunciada por el contralmirante Poindexter al presentar su plan al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld: "Combatiremos a las sombras de la sombra". Como lema de su agencia eligió: "Saber es poder". No es difícil saber qué hará con su poder la "junta de criminales de guerra" de "extrema derecha" (Samir Amin), que según el historiador y novelista Gore Vidal dio un "golpe de Estado" en Washington y entronizó un gobierno "despótico", "arbitrario" y "secreto". Se trata de un grupo de "conspiradores" cívico-militares de tendencias golpistas que, con la complicidad del "patrio-periodismo" (neogénero amigo de la propaganda) está arrasando la república, la democracia y las libertades en Estados Unidos, configurando lo que el enfant terrible de la literatura estadunidense, Norman Mailer, ha descrito en su libro Por qué estamos en guerra (2003) como una "situación pretotalitaria" de "rasgos fascistas"

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