México D.F. Lunes 2 de junio de 2003
La exposición del grabador está
integrada por 200 imágenes del museo mural Rivera
Muestran en Colombia trabajos de Posada y Manuel Alvarez
Bravo
Es un privilegio tener al artista continental más
importante y al fotógrafo que influyó en la mirada moderna
del mundo, expresa la directora del recinto que alberga las exhibiciones
ARTURO JIMENEZ ENVIADO
Santafe de Bogota. La muerte se aparece una vez
más en la capital colombiana. Pero a diferencia de los actos de
violencia que suelen producirse en las calles, ahora se apersona una muerte
engalanada, encatrinada, jocosa, mexicana, que en sus diversas formas ha
decidido instalarse en dos pisos del Museo de Arte Moderno de Bogotá
(MamBo), que presenta una exposición del grabador mexicano José
Guadalupe Posada (1852-1913).
Las imágenes de esta muerte alegre son acompañadas
por otras más tristes, de personajes vivos y muertos, captadas por
otro mexicano fundamental: el fotógrafo Manuel Alvarez Bravo (1902-2002),
quien apenas el año pasado pudo morirse tranquilo poco después
de cumplir un siglo de vida.
Las
exposiciones José Guadalupe Posada, grabador continental
y Manuel Alvarez Bravo. Retrospectiva 1902-2002. Colección del
Museo de Arte Moderno de México se inauguraron en el MamBo el
6 de mayo y concluirán este viernes 6 de junio. Ese mismo tiempo
permanecerá Infiernos y paraísos, muestra del reconocido
fotógrafo colombiano Santiago Harker.
"Para nosotros es un privilegio tener a José Guadalupe
Posada y a Manuel Alvarez Bravo, pues mientras uno es el grabador continental
más importante que ha existido y ha dado pie a la exploración
y la conceptualización del grabado hasta lo que es actualmente,
el otro ha influido en la fotografía moderna mundial", dice María
Elvira Ardila, curadora encargada del MamBo.
"La exposición de las 200 imágenes de Posada
viene del Museo Mural Diego Rivera, la trajo su curador y director de este
espacio, el mexicano Américo Sánchez, y está compuesta
temáticamente: prensa, sobre todo la amarillista; historia y personajes,
en el que se nota su crítica social y política; cancioneros
y versos; pasatiempos infantiles, y fiestas religiosas. Se ha querido que
la muestra contenga aspectos de cómo transcurrió la vida
en la época de Posada."
Para Américo Sánchez, esta exposición
de grabados en Colombia es muy importante porque se trata de un "país
histórica y culturalmente hermanado a México a través
de la pintura, la música y la literatura, por ejemplo, cuyas características
políticas y sociales pueden llevar a comprender fácilmente
el sentido jocoso pero dramático que Posada utilizó en su
obra".
Ardila comenta que Posada se conoce en Colombia por su
iconografía: las catrinas, el fandango, los esqueletos. "Después
de la Virgen de Guadalupe como iconografía principal de México
está la Calavera Catrina, que es como un símbolo de
identidad no sólo mexicano, sino americano.''
Junto a los grabados se expone una colección de
las planchas originales de zinc utilizadas por el artista popular para
crear sus imágenes, agrega la curadora, y comenta que, por los costos
y los seguros, para el MamBo representó "un gran esfuerzo" traer
esta muestra.
Respecto a la exposición de Alvarez Bravo, Ardila
comenta que es muy grande (la mitad de las más de 400 fotos de que
consta la colección), pues la idea era hacer una retrospectiva.
La curadora de esta muestra del maestro de la luz, que ocupa un piso del
MamBo, es la mexicana Judith Gómez.
Gloria Zea, directora del MamBo, apunta en el catálogo
de la muestra: "Rostros de hombres y mujeres, viandantes anónimos
en su encuentro con la ciudad en transformación; las vitrinas, los
maniquiés y los anuncios publicitarios fueron temas que una y otra
vez interesaron a Alvarez Bravo".
Ardila dice que ambas exposiciones han sido muy visitadas
pero que falta un poco más de presencia en la prensa local, pese
a cierta cobertura realizada. Y es que en Bogotá, con todo y la
importante actividad artística, se observa una ausencia casi total
de información cultural diaria en los pocos periódicos locales.
Quizá por ello llama la atención la circulación en
cafés y otros espacios de revistas culturales independientes.
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