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México D.F. Lunes 2 de junio de 2003
Está a punto de cumplir un siglo en esa colonia de la delegación Cuauhtémoc
Destinarán $3.5 millones para remodelar el quiosco morisco de Santa María La Ribera
Ha representado a México en ferias mundiales y fue sede de sorteos de la Lotería Nacional
SUSANA GONZALEZ G.
De pabellón de exhibición internacional, construido expresamente para representar a México en ferias comerciales de otros países, y sede de los sorteos de la Lotería Nacional a principios del siglo pasado, el quiosco morisco, ubicado en la alameda de Santa María La Ribera se ha convertido en templete de actos y campañas políticas, escenario de conciertos de rock y hasta pista de patinaje y patineta de varias generaciones que han ocasionado su paulatino deterioro.
A punto de cumplir su primer centenario de residencia en esa vieja colonia de la delegación Cuauhtémoc -pues su estructura metálica es desmontable y ha sido objeto de mudanza, pieza por pieza, hasta en ocho ocasiones-, los colonos de Santa María la Ribera lograron por fin que las autoridades de la demarcación destinaran 3 millones y medio de pesos para su remodelación, luego de permanecer en el descuido casi absoluto durante cuatro décadas, pese a haber sido declarado monumento artístico nacional en 1978.
La primera etapa del proyecto de restauración, a cargo de la compañía McCartney Internacional, comenzó hace ocho meses con la evaluación de los daños y la limpieza de su construcción octogonal de hierro colado y cúpula de vidrio, al que también se le conoció como el Pabellón Mudéjar, por sus adornos inspirados en la cultura árabe.
Decenas de kilos de tierra, así como de excremento y plumas de aves que han hecho del quiosco su principal guarida, pero también pañales, ropa, botellas, frascos, zapatos y hasta 42 balones se acumularon durante años en las bajadas de agua del quiosco (por su forma octagonal tiene dos por cada esquina), lo cual contribuyó a la acumulación de agua y en consecuencia a que el óxido se expandiera por su estructura, explicó Jorge Gómez Jácome, presidente de la citada compañía. El daño principal, remarcó, proviene de los seres humanos, más que del tiempo y los animales.
También por los efectos del agua y la falta de mantenimiento, sus rosetones de metal están perforados por el herrumbre, lo mismo que sus almenas, capiteles o placas de fierro colado, y aunque su plafón con rectángulos de madera se mantiene en buenas condiciones en casi 90 por ciento, por lo menos faltan tres piezas que dejan huecos en el techo. Los rumores indican que varios objetos del kiosko adornan actualmente las casas de algunos vecinos que se apoderaron de ellos, a quienes ayer las autoridades y el arquitecto Gómez Jácome exhortaron a devolver.
El quiosco fue construido a finales del siglo XIX por órdenes de Porfirio Díaz, para representar a nuestro país con artesanías mexicanas en la Exposición Internacional de Nueva Orleans (1884-1885), en la Exposición Intenacional de París, en 1889, y en la Feria Internacional de San Luis Missouri, en 1904. Posteriormente fue instalado en el lugar donde hoy se levanta el Hemiciclo a Juárez, en la Alameda Central, y ahí se realizaron varios sorteos de la Lotería Nacional, hasta que un grupo de vecinos solicitó un nuevo traslado al entonces ayuntamiento de la ciudad de México para adornar el jardín de Santa María La Ribera, donde ha permanecido desde 1910.
Además de su remozamiento, los vecinos decidirán en mesas de trabajo y en una consulta pública cuáles serán los horarios y utilidad del quiosco en el futuro porque, según el delegado Alfonso Suárez del Real, se ha abusado de dicho monumento al ser destinado para conciertos de "música estridente" y como pista de patinaje. Anunció además que el quiosco contará en adelante con vigilancia especial de la policía para evitar actos de vandalismo o daños en su estructura.
El anuncio fue hecho ayer a mediodía cuando decenas de vecinos de la zona paseaban con sus familias e hijos en el centro de la Alameda de Santa María, en cuyos pasillos se combinan los puestos de vendedores de chicharrones, papas y frutas con las mesas de dibujo y manualidades diversas para que se entretengan los visitantes.
El responsable de los trabajos de restauración -cuya compañía será supervisada a su vez por otra empresa, así como las autoridades de los institutos de Bellas Artes y de Antropología e Historia- aclaró que no se podrán sustituir todas las piezas faltantes, como algunos recuadros de madera del plafón, porque, si bien se pretende lograr el mínimo cambio en la estructura original, debe tomarse en cuenta el paso del tiempo, lo que denominan "testigos de la historia".
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