México D.F. Martes 3 de junio de 2003
Condiciona el apoyo a países en desarrollo a un firme combate contra la corrupción
Están dadas las condiciones para la recuperación económica, dice el G-8
El presidente de Brasil pide a la OIT "democratizar las relaciones laborales"
DPA Y AFP
Evian, 2 de junio. El Grupo de los Ocho, G-8 (Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Rusia), creen que están dadas las condiciones para una recuperación de la coyuntura económica en la segunda mitad de 2003, que podría traducirse en un crecimiento de hasta 2.9 por ciento, y condicionó su ayuda a las naciones en desarrollo a que éstas combatan la corrupción.
"Hubo una convergencia de análisis y una verdadera convicción de que todas las condiciones están reunidas para permitir una recuperación de la economía", afirmó el presidente francés, Jacques Chirac, en rueda de prensa.
"Tenemos confianza en la recuperación de nuestras economías", agregó el mandatario, que destacó varios factores favorables: las incertidumbres causadas por la crisis iraquí desaparecieron, el precio del petroléo bajó y las tasas de interés se encuentran a un nivel muy bajo.
Todos los participantes estuvieron de acuerdo en esta cifra, presentada por Estados Unidos durante su reunión en esta ciudad francesa, en la que además consideraron que no es necesario intervenir en los mercados a causa de la debilidad del dólar frente al euro, pese a que la moneda europea alcanzó en mayo su valor más alto frente a la divisa estadunidense desde su lanzamiento en 1999.
También recibió el beneplácito del resto de países el paquete de saneamiento económico presentado por el canciller federal alemán, Gerhard Schroeder, conocido como Agenda 2010, marcado por el signo de la austeridad.
Para mejorar a largo plazo la coyuntura y el empleo, el G-8 se comprometió a llevar a buen término la ronda de Doha, de la Organizaicón Mundial del Comercio (OMC), prevista para finales de 2004. Sin embargo, se aseguró que la mayor apertura de los mercados no debe ser a costa de los países en desarrollo.
Para Francia es importante demostrar que el G-8 puede mejorar el crecimiento, fomentar el desarrollo duradero y mejorar la seguridad internacional, indicó la vocera del presidente Jacques Chirac, Catherine Colonna.
La grave crisis económica internacional fue el principal tema de las deliberaciones de los jefes de Estado y de gobierno del G-8. "Hay una opinión generalizada de que la segunda parte del año traerá el inicio de la recuperación", señaló el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, quien agregó que "lo peor ya ha pasado".
Compromiso de no usar armas monetarias ni de energía
Además, indicó que el presidente George W. Bush -quien partió anticipadamente de esta cumbre que conluye este martes- aseguró que no quiere un dólar débil y que "Estados Unidos no usará el arma monetaria", mientras su par ruso, Vladimir Putin, expresó que "no usará el arma de la energía".
En cuanto a la ronda de Doha, la declaración final del G-8 señala que los países más pobres tienen que obtener un mejor acceso a los mercados para sus productos. El grupo consideró que no hay alternativa a la apertura de los mercados, tampoco para las naciones en desarrollo, pues es la mejor manera de crear puestos de trabajo y generar desarrollo.
Sin embargo, el G-8 condicionó su ayuda a los países en desarrollo a que éstos se comprometan a luchar contra la corrupción mediante "una mayor transparencia, buena administración y respeto del estado de derecho".
En este sentido, el G-8 también se propone proteger mejor a los inversionistas en los mercados internacionales de posibles balances falseados de las empresas. Tras los escándalos de las compañías estadunidenses Enron y Worlcom, es necesario que los inversionistas vuelvan a recuperar la confianza, algo que además es un elemento básico para el crecimiento económico, señalaron.
A su vez, según la declaración, los mandatarios del G-8 pedirán a sus ministros "establecer una solución multilateral en el contexto de la OMC" sobre acceso a medicinas "antes de la conferencia ministerial de Cancún" en México.
Chirac deseó que los miembros del G-8 vayan "con mucha seriedad y perspectiva positiva a la negociación de Cancún" con "voluntad de dar un impulso al comercio y al desarrollo".
Esto significa que Estados Unidos, que hasta el momento bloquea el acuerdo, ceda ante el resto de los miembros de la OMC para que los países pobres que no pueden fabricar medicamentos para combatir las enfermedades más graves -sida, malaria y tuberculosis- los puedan comprar más baratos a las empresas farmacéuticas europeas y estadunidenses o a otros países en desarrollo que pueden fabricar genéricos como Brasil.
Mientras, la organización no gubernamental Oxfam International calificó de "buena idea" la propuesta del presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva de crear un fondo mundial contra el hambre, durante el encuentro el domingo del G-8 con los países emergentes.
Justin Forsyth, director de Oxfam, indicó que "es una buena idea llamar la atención de las naciones sobre la necesidad de luchar contra el hambre". Según él, el aspecto más interesante del plan de Lula es la idea de financiar el fondo, en parte, con la imposición de tasas al comercio internacional de armas.
Mientras, Lula defendió este lunes ante el Consejo de Administración de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con sede en Ginebra (Suiza), su idea del fondo contra el hambre. "Nuestro combate contra el hambre es un imperativo moral y el derecho a la alimentación es un derecho inalienable", afirmó en su primera visita a una institución "de la familia de la Organización de Naciones Unidas (ONU)".
Lula pidió a la OIT que se convierta "en un centro de reflexión crítica" y la alentó a "democratizar las relaciones laborales" y a "debatir sobre la dimensión social de la globalización".
Abogó por un comercio internacional libre y exhortó a los países ricos a que eliminen subvenciones y prácticas arbitrarias para que los países pobres puedan acceder a todos los mercados y vender sus productos, enumerando particularmente los textiles, agrícolas y siderúrgicos.
Lula lamentó que la OMC "no ofrece nada prometedor" ante el proteccionismo comercial de los países desarrollados, y citó también el terrorismo, la proliferación de armas de destrucción masiva y las luchas interétnicas.
En esa misma línea, el presidente brasileño agregó la necesidad de renovar los métodos de trabajo en los foros internacionales, poniendo como ejemplo al Consejo de Seguridad y el Consejo Económico y Social de la ONU, e invitó a la OIT, "con espíritu humanitario", a "reformar la legislación en materia de trabajo" sobre negociación colectiva, trabajo decente y libertad sindical.
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