México D.F. Martes 3 de junio de 2003
REPORTAJE /COMICIOS
EN NUEVO LEON
PRI y AN se dan con todo, sin tregua, con tal
de ganar la gubernatura
La guerra sucia marca la disputa electoral por
NL
Desde el inicio del proceso las encuestas han marcado
una tendencia a favor del PRI. Estar en desventaja pesa en los ánimos
panistas y desde ahora anticipan responsabilidades y endosan culpas ante
un probable revés en las urnas el 6 de julio
ROSA ELVIRA VARGAS Y DAVID CARRIZALES ENVIADA Y
CORRESPONSAL
Monterrey, NL, 1º de junio. En la disputa
por la gubernatura de Nuevo León, los partidos Revolucionario Institucional
(PRI) y Acción Nacional (PAN) se están dando con ganas, sin
tregua, y se valen de todo, legal o ilegal, con tal de ganar las elecciones.
Ambos saben que por la enorme influencia política y económica
de la entidad, en alguna medida aquí se juega la Presidencia de
la República: 2006 está a la vuelta de la esquina.
Carlos
Domínguez Ahedo, dirigente estatal del PAN, lo ve así y afirma
que perder el gobierno local sería el equivalente "a Normandía
para los aliados durante la Segunda Guerra Mundial".
En ese ambiente, la disputa electoral alcanza tintes de
novela sórdida, con personajes que escriben a diario páginas
de fango, golpes bajos y vituperio. Pura guerra sucia.
Dos botones de muestra: desde las oficinas panistas se
difunde que el encuestador oficial del PRI es Ulises Beltrán, singular
personaje que realizó la misma tarea en Los Pinos durante el sexenio
de Carlos Salinas de Gortari.
A su vez, el presidente del tricolor, Abel Guerra,
denuncia ante la prensa que el PAN tiene como asesor de campaña
al "experto en guerra sucia" Alex Castellanos, famoso por diseñar
la ofensiva de George W. Bush contra los demócratas en la pasada
elección presidencial estadunidense.
Desde el inicio del proceso las encuestas han marcado
una tendencia a favor del PRI.
Estar en desventaja pesa en el ánimo de los panistas
y desde ahora anticipan responsabilidades y endosan culpas ante un probable
revés en las urnas el 6 de julio. Critican el anacronismo de su
método de selección de candidatos y señalan yerros
en la administración del primer gobernador blanquiazul, Fernando
Canales Clariond. Los más pesimistas consideran que Mauricio Fernández
Garza, su abanderado, buena parte del problema.
Así, Domínguez Ahedo afirma, aún
optimista, que está convencido de la capacidad de Fernández
Garza, "y estoy seguro de que será un gran gobernador, como fue
un gran alcalde de San Pedro Garza García". El problema: "no es
necesariamente el mejor candidato''.
Ningún observador del proceso descarta que Acción
Nacional pueda remontar su desventaja en el último mes de campaña,
y que para ello extraiga un as de la manga, como hace seis años,
cuando gracias a eso logró ganar la gubernatura por primera vez.
Aquella vez se "descubrió" que en los talleres
de la facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad
Autónoma de Nuevo León se imprimían volantes contra
Canales Clariond, por encargo del PRI. Suficiente. El voto de los indecisos
se volvió blanquiazul.
Aún
pasarán muchas cosas antes del primer domingo de julio, y sin duda
la guerra sucia en Nuevo León entrará en su fase más
intensa.
Porque es de todos los días. Tanto, que la Comisión
Estatal Electoral ha batido récord aplicando sanciones económicas
tanto al PRI como al PAN, cuyos líderes han asumido el costo guiados
por el viejo adagio: "calumnia, que algo queda".
El priísta Natividad González Parás,
quien hace seis años perdió la contienda ante Canales Clariond
-hoy secretario de Economía en el gabinete de Vicente Fox-, repite
en la lid.
La escasa diferencia de votos con que le ganó el
panista y el apoyo que recibió de Roberto Madrazo desde el Distrito
Federal, lo animaron a contender de nuevo en la auscultación interna
del tricolor, que fue abierta a la participación de los nuevoleoneses
en general.
De ese modo, el PRI, que al perder la gubernatura entró
en una fase de severa crisis económica y de estructura, logró
llevar a más de 350 mil personas a las urnas, sin abandonar, por
supuesto, sus tradicionales métodos para estos casos.
Y lo hizo una semana después de que el blanquiazul
había dejado la decisión para su causa en manos de los apenas
6 mil militantes activos y con derechos a salvo que tiene en Nuevo León.
Fue entonces, en noviembre del año pasado, cuando
el despegue del PRI (en alianza además con tres pequeñas
fuerzas políticas) se hizo patente en los sondeos de opinión.
Para Fernández Garza resultó sencillo ganar
la interna panista. Nunca dejó de promoverse y hacer trabajo para
conseguir su objetivo. Luego de que seis años atrás fuera
derrotado en la postulación por Canales Clariond, apelaba en los
círculos partidistas a que "se la debían". Lo cierto es que
el panismo histórico, el de clanes y familias, nunca lo ha tenido
como favorito.
Este empresario, miembro de uno de las cúpulas
económicas más poderosas del país -su mamá,
Margarita Garza Sada, es hermana de Eugenio, creador del Grupo Monterrey-
ha provocado en el PAN un cisma silencioso, nunca admitido. Porque en definitiva,
la manera en que Mauricio obtuvo el apoyo de la militancia de base para
ser candidato, rompió el esquema sucesorio trazado por la nomenklatura
partidista.
Los delfines de Canales Clariond fueron siempre
Fernando Elizondo, su secretario de Finanzas y hoy gobernador interino,
y José Luis Coindreau, su secretario de Gobierno. Canales los animó
a buscar la candidatura, y para preparar el terreno, impulsó antes
el nombramiento de Domínguez Ahedo, ex jefe de la Oficina del Gobernador,
como dirigente estatal del PAN.
Pero ni el gobernador ni sus cercanos pudieron ganarle
a un hombre que más allá de su inmensa fortuna familiar,
o qui-zá debido a ello, se da el lujo de
mostrarse como panista atípico, como político
heterodoxo y frontal. También, porque así es y no le da la
gana cambiar, de estilo franco y rebelde, un poco a imagen y semejanza
de su mentor político, el difunto Manuel J. Clouthier.
Pero no sólo los desplantes de Mauricio ponen los
pelos de punta al panismo conservador de Nuevo León, sino también
sus amistades y relaciones políticas: es amigo de Fidel Castro,
fue asesor de Cuauhtémoc Cárdenas en el gobierno de Distrito
Federal y hoy es un abierto apologista de Fox. Son actitudes que, vistas
en conjunto, provocan suspicacias, al grado de que el propio gobierno estadunidense
pone especial atención en este hombre.
Así de provocadora es también la oferta
política de Fernández Garza en esta campaña: quiere
replantear el federalismo, incorporar un proyecto ciudadanizado y terminar
con los esquemas tradicionales de gobierno que, según él,
han operado como mero traslado de obligaciones: "El gobierno federal hace
lo que puede, y lo que no, lo pasa al gobierno del estado, y éste
hace lo que puede, y lo que no, lo traslada al municipio, que de ese modo
se convierte en la parte más débil para atender las necesidades
de los ciudadanos''.
En el otro extremo está el PRI, con una oferta
que no se detiene mucho en conceptos, porque está centrada en ofrecer
todo lo imaginable y deseable. Desde hoy, González Parás
calcula que en el próximo sexenio el gobierno de Nuevo León
ejercerá, por lo menos, un presupuesto de 18 mil millones de pesos.
De todo hay en el costal de promesas del candidato de la Alianza Ciudadana
(PRI, Partido Verde Ecologista de México, Partido Liberal Mexicano
y Fuerza Ciudadana). Construir dos ciudades, unir la macroplaza con el
parque Fundidora, extender el Metro hasta San Nicolás, son apenas
algunas.
Parece el candidato ideal para las proverbiales aspiraciones
de prosperidad y grandeza de los habitantes de la entidad. Promete todo
aquello que ubique de nuevo a Nuevo León en los puntales de liderazgo
que ha tenido en diversos órdenes...
Sin embargo, nada de eso tiene hoy peso real en el ánimo
de los electores. La atención está puesta sólo en
ver quién da el siguiente golpe político, quién lanza
la más fuerte acusación, quién pilla al contrincante
en un desliz para utilizarlo como arma de campaña, quién
"descubre" los más oscuros patrocinadores o asesores detrás
de cada partido.
Tal vez la decisión final del electorado provenga
de la respuesta que se dé a una pregunta: ¿Quién tiene
mayor responsabilidad en el crecimiento exponencial del narcotráfico
y del crimen organizado en Nuevo León, el PRI o el PAN?
Todos saben que de esto dependerá en gran medida
hacia dónde se incline la balanza dentro de cinco semanas.
|