.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
CineGuía
Lunes en la Ciencia
Suplementos
Perfiles
Fotografía
Cartones
La Jornada en tu PALM
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo Electrónico
Búsquedas

P O L I T I C A
..

México D.F. Sábado 7 de junio de 2003

Jorge Santibáñez Rommellón*

ƑCómo proteger realmente a los migrantes?

A raíz de los trágicos sucesos ocurridos en Victoria, Texas, y a pesar de que esto ocurre al menos cada año, en esta ocasión los medios de comunicación, en particular la televisión, sobre todo en México, prestaron una atención inusual al hecho y realizaron una serie de reportajes, los cuales por un lado conmovieron a la opinión pública y, por el otro, quizá de manera más importante, obligaron al gobierno a reaccionar y anunciar algunas medidas de protección a los migrantes.

Las primeras reacciones mexicanas fueron realmente malas: se copió el discurso estadunidense que encuentra como único culpable de estas tragedias a los polleros, que se encargan de pasar de un lado a otro de la frontera a los migrantes indocumentados. En la medida en que los días fueron pasando y que la presión interna aumentó, la posición mexicana evolucionó muy favorablemente hacia un análisis más profundo y se empezó a hablar, entonces, además de perseguir y castigar a los polleros, de programas de protección a los migrantes y de retomar el acuerdo migratorio entre los dos países.

Por desgracia, el tema del acuerdo migratorio, o de algún otro mecanismo que ordene el proceso migratorio y lo haga seguro y previsible, está, por el momento, fuera de la agenda inmediata, y en esa lógica, por más buenos que sean los programas de protección y por más eficiente que sea la persecución de los polleros, los desplazamientos migratorios seguirán ocurriendo en un escenario de desorden, riesgo y vulnerabilidad, y no se eliminarán sucesos como el de Victoria, o el de Yuma que ocurrió el año pasado, o muchos otros que podríamos mencionar.

La razón es muy sencilla, tanto que hasta sorprende que se pretenda hacer creer a la opinión pública que esos programas de protección y la captura de los polleros serán la solución definitiva del problema. Los polleros son una especie de mal necesario; con ellos y sin ellos, en ausencia de un proceso ordenador de los desplazamientos migratorios, los migrantes seguirán de cualquier manera viajando a Estados Unidos, y en el hipotético caso de que los polleros no existieran, entonces cruzarían por ellos mismos, enfrentando riesgos aún mayores que hoy. La migración continuará, porque en México no tenemos cómo retener esa mano de obra joven, que no encuentra en nuestro país las oportunidades que requiere, y porque en Estados Unidos existe un mercado laboral que los absorbe, y las redes familiares y sociales los atraen.

Por otro lado, los polleros tienen redes de autoridades que los encubren; de otra forma, y como ya hemos dicho, no sería explicable que cientos de miles de migrantes encuentren a esos polleros y los utilicen, y las autoridades no los encuentren por ningún lado. En estas condiciones, es muy probable que al cruzar prácticamente por cualquier parte de la frontera, los migrantes sean víctimas de abuso y extorsión por autoridades poco capacitadas para la protección y acostumbradas a lucrar con el desorden del proceso. Por supuesto, con esto no se quiere decir que no se persiga y castigue a los polleros, hoy en día agrupados en verdaderas mafias criminales; pero en ausencia de otro mecanismo ordenador, en el mediano plazo, esa persecución se transformará en polleros más caros y con menos escrúpulos, y en ese orden de ideas, las autoridades de ambos países deben entender que no se resolverá la situación si ésta no se acompaña de medidas que propicien que los migrantes se desplacen de manera documentada y ordenada. Esa es la única solución "sustentable".

Con un poco de humor negro, si no se llega a ese mecanismo ordenador, llámese acuerdo migratorio, enchilada completa o cualquier otro nombre, al gobierno mexicano más le convendría, en aras de proteger a sus gobernados, certificar a los polleros y publicar una especie de guía de "buenos y malos polleros", porque los migrantes de todas formas se van a ir "al otro lado", y más vale que lo hagan con los "buenos polleros". La otra opción es casi impronunciable: controlar los flujos internos.

En cuanto a los programas de protección que se han anunciado, éstos sin duda salvarán muchas vidas, pero tampoco resolverán el problema de fondo. Representan el combate al síntoma de la enfermedad, y en esta lógica algo alivian, pero no curan. Los programas descansan en dos dimensiones: el rescate de migrantes y las campañas que los alerten sobre los riesgos de cruzar a Estados Unidos de manera subrepticia y sin la documentación necesaria.

En lo que toca a los operativos de rescate, para que sean funcionales se requiere que, como en el excursionismo, el rescatado se ubique al alcance del rescatador, y la lógica de los migrantes es opuesta, es decir, los migrantes indocumentados al cruzar a Estados Unidos no buscan hacerlo cerca de sus eventuales salvadores, es decir, los agentes de la Patrulla Fronteriza, sino todo lo contrario, es precisamente de ellos de quienes se esconden, y en el mejor de los casos, una vez rescatados y devueltos a México, lo primero que hará el migrante es volver a intentar el cruce. Así las cosas, sería mucho mejor que esos operativos de rescate se administraran y realizaran, como se hace en algunos países europeos, por organismos de la sociedad civil, y no por los agentes de la Patrulla Fronteriza o del Instituto Nacional de Migración.

Por último, en cuanto a las campañas que alertan a los migrantes de los peligros que pueden encontrar en sus desplazamientos, éstas han sido ineficaces, tanto como las alertas de emergencia de desastres naturales como tormentas y huracanes, en las cuales la población no abandona sus hogares y pertenencias, a pesar de que corren un peligro inminente, por la simple y sencilla razón de que es lo único que tienen, y cuando se deciden a abandonarlas es porque el Ejército los obliga. A ello aumente usted que estos espot publicitarios vienen, nuevamente, de la autoridad mexicana, o la estadunidense, de quienes precisamente el migrante trata de huir. Para un migrante el riesgo mayor en su desplazamiento, y así lo demuestran una serie de encuestas que hemos aplicado, es ser detenido por la Patrulla Fronteriza.

La verdadera protección la dará un mecanismo ordenador del proceso, cuando México acepte que, al menos en los próximos años, la emigración continuará, y que en esta lógica no debe permitirse que el tema salga de la agenda entre los dos países ni que cese la búsqueda de ese mecanismo ordenador, aun a cambio de algo. Las negociaciones así son. En esta lógica es reprobable la utilización política que hace el PRI del proceso migratorio y de sus tragedias asociadas, por medio de un anuncio televisivo que se inicia haciendo referencia a los migrantes muertos en Texas, para continuar lamentándose de que los familiares se hayan ido en los últimos dos años (como si antes no hubiera habido migración) y concluir que el acuerdo migratorio no es más que una estrategia de búsqueda de empleo en Estados Unidos para los migrantes mexicanos. No sé que ala del PRI se vea reflejada en ese anuncio, pero es lamentable que los priístas que conozco, y me consta, tienen una larga y consistente trayectoria de preocupación auténtica y de acciones positivas en torno al tema migratorio, lo hayan permitido.

*Presidente de El Colegio de la Frontera Norte

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4445 y 4110
Email