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México D.F. Viernes 13 de junio de 2003
RUTA SONORA
Patricia Peñaloza
Radiohead, Scratch, Wyatt, Alika
HAIL TO THE THIEF, "Salve al ladrón", es
el anhelado sexto álbum de estudio de, sin miedo a exagerar, la
mejor banda de rock hoy día: Radiohead. Ninguna otra innova
tanto, musicalmente, ni enuncia tan profundamente lo que ellos. No se ve
cerca otra banda de rock tan exitosa, cuestionando de modo tan poético
y elocuente el mundo en que vivimos, la angustia existencial de las almas
alienadas, la desolación que pocos se atreven a sacar a la luz por
temor a hacerse polvo: prefieren parapetarla con la parafernalia de la
modernidad. Sin duda, los Pink Floyd de la actual joven generación.
DESDE
EL DISCO que los hizo ser tomados más en serio que nunca, Ok
Computer (1997), el quinteto culto de Oxford ha venido produciendo
una especie de thriller de no-ficción (a decir del bajista
Colin Greenwood: "las frases del vocalista y letrista Thom Yorke
son como fotografías de lo que ocurre en el planeta, cual visto
desde un tren bala japonés") que gira en obsesión sonora
y lírica alrededor de lo que nos pasa como humanos, histórica
y filosóficamente hablando. Sin ser chorero sino pródigo
en imágenes deslumbrantes, Yorke ha sabido tejer un melancólico
submundo único, emparentado ligeramente con los letristas malditos
(Tom Waits, Leonard Cohen, Lou Reed), con pizcas de la esperanza,
dulzura e ironía de Bono de U2 o Michael Stipe
de REM. Todo envuelto en una música que va de lo estridente
y disonante a lo electro-etéreo y sideral, acorde con la pretenciosa
y prístina tecnología de inicios de siglo XXI.
MIENTRAS EN Ok Computer Radiohead planteó
el miedo a lo posible por ocurrir en un futuro inmediato, sobre piezas
de rock espaciales, en su disco cumbre de 2000, Kid A (según
Yorke, el "niño A" es el nombre del primer bebé clonado),
ven ese futuro como inhumano presente, sobre tracks que huyen del
coro-estribillo para ser frases desestructuradas, estridentismo musical
y todo un paisaje digno de Arthur C. Clarke, entre líneas
como "partamos a los niños por la mitad", "ratas y niños,
síganme fuera del pueblo" o "vino tinto y pastillas para dormir,
sexo barato y filmes tristes... tus cartas siempre se incendian". Tras
tal enjambre emocional, vino Amnesiac, "rebabas" de estos
dos discos, donde lo "experimental" estalla en brillantes laberintos sónicos,
amén de acompañarse de uno de los diseños de tapa
más alucinantes del rock. Muchos nos preguntamos: "¿hasta
dónde llegarán?, ¿qué tanto más abigarrados
podrán ser?" Y contestan con Hail to the thief, que parece
volver a la "sencillez" (en ellos, es un decir) de la canción,
cercanos a The Bends (1995), pero tras pasar por el retruécano
sono-cósmico que aquí prevalece, un tanto más contenido.
LAS LETRAS SIGUEN en la misma vena. Jonny Greenwood,
guitarrista y músico estelar, siente que el disco trata de "aceptar
la condición del mundo y concentrarse en la vida familiar"; Colin:
"trata de la destrucción del espacio humano por las fuerzas corporativas";
el baterista Phil Selway dice que "fue impulsado por las fuerzas
oscuras"; el guitarrista etéreo Ed O'Brien se pregunta si
"no será ya muy tarde para este planeta". Pero el compositor semilla,
Yorke, aclara en la SPIN de junio: "Hablo de ciertas fuerzas
que están creando un clima de miedo en la población mundial.
Mientras hice el disco, estuve obsesionado en cómo ciertas personas
son capaces de infligir gran pavor sobre otras, mientras piensan que hacen
lo correcto; están tomando las almas de las personas antes de que
éstas hayan muerto: es la teoría de Dante sobre la autoridad.
Me aterró tanto miedo y oscuridad. Ese miedo es el 'ladrón'".
Y AUNQUE LA producción es impecable gracias a su
ya sexto elemento, Nigel Godrich, y pese a que, proporcionalmente
hablando, respecto de sus tres discos anteriores, en asombro y originalidad
quizá este álbum se quede corto, no por ello es un cidí
menor. Eso sí, se nota que lo grabaron en sólo dos semanas.
Mas si se siguen las letras mientras se escucha, más de una vez
la piel se erizará. Habrá sorpresa con A wolf at the door,
donde Thom canta distinto a su usual modo lánguido, con un interesante
casi "rapeo". Destacan sus bellas/acústicas Sail to the Moon,
Go to sleep, Where I end and You begin y I will ("no dejaré
que esto le pase a mis niños"), las ruidosas/obsesivas Backdrifts
y The Gloaming, así como las explosivas 2+2=5 (Okcumputeresca),
We suck young blood (tétrica: "sorbemos sangre joven"), y
la mejor: Myxomatosis, atronadora; de ésta dice Yorke: "Era
el nombre de un virus que mató a muchos conejos hace décadas;
hablo de cómo te vería quien te considere un 'teórico
de la conspiración': cual conejo muerto en el camino. En Estados
Unidos aún usan esa acusación como la mayor condena. Esta
letra habla de lo que pasaría si toda esa gente que te tilda de
loco tuviera razón: eso haría la vida más fácil".
Scratch, Wyatt, Alika
HOY: 1. En el Ex Teresa, la proyección de
Scratch (de Doug Pray, Palm Pictures 2001), 21 horas. Luego,
música con La Vieja Guardia, DJ Pepster y el jungle crew
del Parador Análogo: Dub Corporation, Linga, E-Blue y Unknown.
Visuales: Andrés Oriard. Primo Verdad 8, Centro. 50 pesos.
2. Electroclash en el upstairs de Colmillo Bar con Paul
Habif y Pato Guerrero. Versalles 52, Juárez (55926164).
Mañana: 1. Marques Wyatt, campeón del house, en el
Avant Garde. Recomendabilísimo. Puebla 310, Roma. 22 horas, 200
pesos. 2. De Argentina, reggae sabroso con Alika. También
Selector, Irie Blue, Anahuac Dub Community y Jah Childs Sound
System. Exodus Reggae House (1 de Mayo número 2, esquina con
Temoaya, Centro Urbano de Cuautitlán Itzcalli). 20 horas, 30 pesos.
5817 0677.
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