Sami David

Compromiso con la legalidad

El compromiso de las fuerzas políticas con la legalidad y el respeto a las diversas formas de organización de la sociedad, tiene que ser un imperativo para ir avanzando en la consolidación de la vida democrática de la nación. No basta con la alternancia, no es suficiente con el discurso del cambio, la gente quiere más, tiene derecho a más y los partidos están obligados a responder a ese reclamo con hechos concretos. Quedarse en la intención es conformarse con nada.

No valen, por ello, las cuentas alegres del gobierno y en nada ayuda el partido oficial en tratar de culpar a las organizaciones civiles y a los institutos políticos de exigir que se cumpla con la ley, y en apelar a la ética y la moral pública, para que los asuntos del Estado y los temas de la agenda nacional no se queden como referencias del enorme catálogo de incumplidos de quienes ofertaron el cambio y a mitad del camino no saben cuál es el rumbo, mucho menos el destino.

En ese contexto de incertidumbre, los partidos políticos deben contribuir a generar la participación de la sociedad en forma ordenada, organizada y en observancia de la legalidad. México es un gran país que no puede estancarse y vivir en el caos permanente. Si el gobierno ha demostrado ya sus ineficiencias, es la hora de que los partidos impulsen desde la fortaleza de su militancia las grandes transformaciones de la nación. Nadie más vendrá a hacerlas; necesariamente tiene que partir del compromiso que cada organización política tenga con el futuro del país.

Es lamentable que de parte del partido en el poder haya no solamente la negación de la realidad, sino de su doctrina política. Hay una clara tendencia en el gobierno y su partido de ocultar, de maquillar, de negar, e incluso de ofender a la sociedad, en el afán de pretenderse inmaculados y ajenos a las tentaciones del poder y a los pecados mortales. Es la mojiganga que despacha desde Palacio Nacional y produce, actúa, paga y programa sus comerciales desde Los Pinos.

México no puede conformarse con un gobierno que le dedica todo el tiempo a la realización de comerciales de televisión. Pero tampoco se quiere que se traspasen las fronteras de la ley y de la concordia. El compromiso político de los partidos y del gobierno tiene que empezar por reconocer que sólo con una sociedad organizada y en paz podrán superarse los problemas y las carencias sociales y económicos del país. De otra manera, cualquier esfuerzo es aislado y en vano.

No por ello hay que dejarlo de hacer. En ese sentido, la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional ha reafirmado su compromiso con la legalidad y con la promoción de la nueva convivencia de la sociedad. Recientemente, durante una gira por Chiapas, Roberto Madrazo Pintado se reunió con la militancia y es de destacarse su encuentro con los indígenas chiapanecos, con quienes suscribió un acuerdo político de suma importancia, tanto para reconocerles sus derechos como para garantizarles los espacios políticos dentro del PRI, en las representaciones populares y en las estructuras del poder público. Lo primordial del acuerdo es tan simple y tan complejo como devolverles su condición de ciudadanos mexicanos, sin adjetivos ni matices, solamente con todos sus derechos y obligaciones.

Es innegable que todavía hay un horizonte muy lejano para la construcción de la cultura democrática, sobre todo en zonas marginadas y pobres. Lo importante es que se parte del reconocimiento de que los indígenas, los marginados y excluidos son ciudadanos libres y con derechos. Esa es una condición esencial para empezar a reconstruir las relaciones del Estado con los pueblos indígenas, donde el PRI será elemento fundamental, como parte de la alianza estratégica y permanente con los indígenas.

El PRI lo está haciendo con la convocatoria a la unidad, al respeto y a la tolerancia, porque no comparte, rechaza y condena las posiciones arbitrarias e intolerantes de quienes utilizan su condición de dirigentes de partidos nacionales para alentar desde Chiapas la insurrección, para incubar el odio y recrear la incertidumbre. Chiapas necesita de acuerdos y los partidos políticos están obligados a generar las condiciones para que puedan darse, pues nunca se podrán construir a partir del rencor o de la inestabilidad.

[email protected]