México D.F. Martes 17 de junio de 2003
REPORTAJE/ELECCIONES EN JALISCO
El candidato a la alcaldía de Guadalajara lleva
4 años en campaña
Jorge Arana, carta fuerte del PRI para recuperar
el estado
El 10 de junio la directiva del partido en la entidad
se entrevistó con su dirigente nacional, Roberto Madrazo, el cual
concedió 3 millones de pesos más para fortalecer la imagen
de los candidatos a 124 alcaldías y a ocupar 20 diputaciones locales,
y se comprometió a sumar a todas las expresiones del priísmo
en la parte final del proceso
CLAUDIA HERRERA BELTRAN ENVIADA
Guadalajara, Jal. 16 de junio. A unos pasos del
quiosco de la colonia Chapultepec Country, el ex gobernador de Jalisco,
Carlos Rivera Aceves, supervisa entusiasmado la campaña de Jorge
Arana, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la
alcaldía de Guadalajara. Antiguos priístas y nuevas generaciones
apuestan todo a su figura para recuperar el estado.
El carismático aspirante lleva cuatro años
en campaña: en 2000 compitió por la gubernatura con el panista
Francisco Ramírez Azuña, en unas elecciones sobre las que
aún pesa la duda de quién fue el triunfador. Desde entonces
ha fincado su propuesta electoral en los errores y debilidades de las administraciones
panistas. De ahí que ofrezca "un gobierno de verdad", que haga obra
pública, disminuya la inseguridad y brinde facilidades al comercio
informal como respuesta al desempleo.
Pero
el estigma de corrupción, un factor que provocó la derrota
del PRI en 1995, no deja de perseguir al partido. El mismo Arana es acusado
de haber cometido irregularidades como alcalde de Tonalá, otorgando
jugosos contratos a un cuñado y defraudando una caja popular.
Además, en la memoria de los jaliscienses todavía
están presentes los nombres de los ex gobernadores Guillermo Cosío
Vidaurrí, que salió por la presión popular luego de
las trágicas explosiones ocurridas en esta capital el 22 de abril
de 1992, y de Rivera Aceves, quien sustituyó al defenestrado Cosío,
que estaba en funciones cuando fue asesinado el cardenal Juan Jesús
Posadas Ocampo, en 1993. Acerca de los dos ex mandatarios, se asegura que
están detrás de la campaña de Arana.
Según los priístas y el mismo aspirante
reconocen, con él se juegan la carta más segura para regresar
al poder en la capital de la gubernatura y desde ahí preparar su
retorno a la entidad en 2006, después de dos periodos blanquiazules.
Por eso, en la última etapa de la campaña,
el priísmo local se ha concentrado en asegurar su ventaja sobre
el panista Emilio González, quien en los últimos meses se
ha ido acercando mucho a Arana. Las encuestas de la prensa local señalan
que hay cinco puntos de diferencia entre ambos.
El 10 de junio pasado, la directiva del PRI en Jalisco
se entrevistó en la ciudad de México con su dirigente nacional,
Roberto Madrazo, el cual concedió tres millones de pesos adicionales
para fortalecer la imagen de los candidatos a 124 alcaldías y a
ocupar 20 diputaciones locales y se comprometió a sumar a todas
las expresiones del priísmo en la parte final del proceso.
No fue casual que el grupo de Elba Esther Gordillo en
Jalisco, aglutinado en la Asociación Ciudadana del Magisterio, anunciara
de inmediato su respaldo y dispusiera un ejército de profesores
como promotores del voto.
Los apoyos no sólo provienen del estado. La semana
pasada, el Partido Acción Nacional denunció que un grupo
de jóvenes mexiquenses de la llamada Marea Roja se visten
con camisas del blanquiazul y por la fuerza tratan de pegar calcomanías
de Emilio González -candidato del PAN- para generar entre los ciudadanos
una opinión en su contra.
En este caso los priístas se enfrentan a las mismas
reglas que impusieron en el pasado y de las que ahora reniegan. Los panistas,
según denuncias del PRI, han gastado 152 millones de pesos en propaganda
y difunden en promedio 25 espots por uno del PRI. Y es que en esta guerra
mediática ningún panista se quedó fuera: Alberto Cárdenas
Jiménez, ex gobernador y director de la Comisión Nacional
Forestal, aparece en un anuncio de televisión apoyando al candidato
de Zapopan, Tarcisio Rodríguez.
Además, los priístas tienen frente a sí
a un electorado desencantado de los procesos electorales y que no está
seguro de darle otra oportunidad al PRI. Los sondeos más recientes
refieren que la mitad de los 4.2 millones de jaliscienses no tienen intención
de acudir a las urnas, tal como ocurrió en los comicios de hace
tres años, y que 20 por ciento están indecisos.
La mano de los ex gobernadores
Arana llegó a la candidatura después de
derrotar en la elección interna al diputado Enrique Ibarra Pedroza,
identificado con Francisco Labastida Ochoa, y que se negó a reconocer
el triunfo del ex alcalde de Tonalá.
Pero los priístas evitaron la historia de fracturas
que ocurrió en el PAN. En marzo pasado, Ibarra se sumó a
la campaña de su adversario, se dice que gracias a la intervención
del ex gobernador Rivera Aceves, cabeza de un influyente grupo con poder
político y económico en la entidad.
Aunque el ex mandatario ocupa un puesto de bajo perfil
en el equipo de Arana -coordina el 12 distrito electoral-, su presencia
es muy notoria en los mítines y en la integración del equipo
tricolor.
Entre los hombres del ex gobernador se señala al
coordinador general de la campaña, Raúl Juárez Valencia,
presidente del PRI estatal en 1992, así como a Eduardo Rodríguez
(responsable electoral), quien fuera encargado del despacho de la presidencia
tricolor.
Además están Juan Antonio Llanes, coordinador
de mercadotecnia, que fue director de Relaciones Públicas en el
trienio de Rivera Aceves; Bernardo González Mora, ex delegado del
Seguro Social en Jalisco y regidor en Zapopan cuando Rivera era el alcalde;
y Jorge Quiñones Ruiz, ex titular de Vialidad y actual secretario
técnico del Comité de Evaluación y Seguimiento.
La influencia de Rivera Aceves llega al comité
de financiamiento, donde se asegura que tiene una presencia importante
el empresario tequilero Eduardo Orendain Giovanini, actual presidente del
Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco, quien fuera alcalde
de Tequila en el periodo del ex gobernador.
Si bien los veteranos personajes del PRI han ayudado a
dar cohesión al grupo, todavía preocupa el peso que éstos
puedan tener en el ánimo del electorado. Ello explica que Cosío
Vidaurri no haya aparecido en los actos proselitistas a pesar de que es
ubicado como parte del grupo que apoya a Arana.
El candidato se muestra cauteloso y niega que Cosío
lo apoye directamente, pero sale en su defensa. "Le tocó la mala
suerte de ser gobernador cuando la explosión del 92, pero fue un
excelente gobernador", afirma en entrevista.
Los dinos jaliscienses no son el único blanco
de críticas. Desde que Arana fue candidato a gobernador pesan acusaciones
en su contra por malos manejos al frente del municipio de Tonalá.
La más grave fue la compra de materiales de construcción
a una empresa, propiedad de un familiar.
De ello se defiende al señalar que la empresa de
su cuñado era la única del municipio que daba precios competitivos.
"Ahora resulta que tengo que preguntar en las empresas si no trabaja un
pariente mío para evitarme broncas", responde.
Lo cierto es que el tema de la cuenta pública de
Tonalá ha servido a los partidos opositores para tenerlo bajo presión
constante. En cuatro años, precisamente los que lleva buscando llegar
al poder en Jalisco y en Guadalajara, el documento no se ha aprobado.
También se le acusa de haber impulsado una caja
popular, que sirvió para financiar su campaña a la gubernatura,
y que se declaró en quiebra. "Yo sólo fui afectado en tercera
instancia, no fui copartícipe del fraude", insiste el aspirante
priísta.
Cuantas veces pueden, sus contrincantes le recuerdan su
historial.
Por eso las recientes negociaciones que hizo el PRI con
el PRD y con cuatro pequeños partidos para boicotear un debate organizado
por la Comisión Estatal Electoral en Jalisco fuera interpretado
como una estrategia para no exponer más al candidato a esos señalamientos
y darle oportunidad de conservar la mínima ventaja que lleva.
El viejo PRI y la promoción del ambulantaje
Martes 3 de junio. Arana, luciendo su habitual sonrisa,
llega al mitin en la colonia Chapultepec Country al ritmo de Bomba,
una nueva versión de esta pegajosa melodía, que fue una de
sus armas de campaña en la contienda por la gubernatura.
"¡Así!, ¡así!, ¡así!...
delincuencia para abajo, para abajo, para abajo, la seguridad para arriba,
para arriba, y todos a progresar.... Hay que apoyar mucho a Jorge Arana,
Jorge es nuestro amigo", son las palabras que resuenan en el quiosco del
barrio.
Los vecinos reciben a cambio de sus porras rebanadas de
sandía y botellas de agua con el logotipo del PRI, y disfrutan un
momento de diversión con mariachis, edecanes y baile. Baile al que
Arana se une con un leve movimiento de caderas.
El candidato, vestido de camisa blanca y pantalón
negro, goza de popularidad, "le cae bien a la gente", como dicen sus colaboradores.
A ello se suma su abultada lista de promesas dirigida a habitantes de colonias
populares, que están preocupados por el desempleo -a partir de 1998
las maquiladoras comenzaron a emigrar del estado-, la falta de obra pública
y la inseguridad.
Por eso ha gustado tanto su oferta de no cobrar impuestos
al comercio informal. "Prefiero comerciantes ambulantes a delincuentes
fijos", es su lema.
A diario se reúne con agrupaciones de tianguistas
y trabajadores afiliados a las centrales obreras que ven la oportunidad
de recuperar las prebendas del pasado. Si algo explota el candidato priísta
es la añeja relación con organizaciones corporativistas que
ocho años de panismo no lograron desmontar. (CON INFORMACION
DE JOSE DIAZ, CORRESPONSAL)
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