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México D.F. Miércoles 18 de junio de 2003
REPORTAJE /EL
POLIGONO MONEDA, ''TIERRA DE NADIE''
Monumentos y obras de gran valor quedaron fuera del
rescate de la zona
Inseguridad e inconciencia ahogan a recintos culturales
del Centro Histórico
Rescate y especulación y la resistencia a una realidad
son dos de los intereses involucrados en la problemática de calles
como Licenciado Verdad y Moneda, por lo que urge equilibrar el ambulantaje
y la función social y cultural de los museos en el Centro Histórico
MERRY MAC MASTERS
El ambiente enrarecido de la calle Moneda, y en particular
del ''callejón" o ''tierra de nadie" en que se ha convertido Licenciado
Primo Verdad, obliga a mirar de nuevo el cuadrante del Centro Histórico
conocido como Polígono Moneda (La Jornada, 18/05/01), que
hasta el momento ha quedado fuera del rescate emprendido en la zona, pero
más bien del Zócalo hacia la Alameda Central.
Del Fideicomiso Centro Histórico, sin embargo,
trasciende que en los próximos días será presentado
un proyecto para recuperar no sólo la calle Moneda, sino las vías
circunvecinas, al parecer para comenzarlo en enero de 2004. Mientras tanto
siguen adelante los trabajos de rehabilitación, por parte de la
Fundación UNAM, de un complejo de espacios en algún momento
llamado Centro Cultural Primo Verdad, donde estuvo la Preparatoria 2.
Nuevo complejo de la UNAM
De los muchos museos e instituciones ubicados en el entramado
del cuadrante, cada uno con su problemática, sale a relucir la inseguridad,
que en fechas recientes se ha agudizado en las inmediaciones de Ex Teresa
Arte Actual, instalado en el ex templo de Santa Teresa la Antigua, en Licenciado
Verdad 8, que ''comparte" el patio con el nuevo complejo de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), en específico
con el Centro de Enseñanzas de Lenguas Extranjeras (Cele), que inició
cursos el 9 de junio. Ciertos actos delictivos ocurridos al caer la noche
obligaron a los organizadores del pasado Tecnogeist a cancelar el
segundo de sus conciertos, programado allí en marzo.
(El 23 de mayo circuló en Internet un documento
firmado por Alejandro González, director general Lexprod, que informaba
de los sucesos ocurridos el 17 de mayo al término de la presentación
de los discos Konfort, en Ex Teresa Arte Actual, donde artistas participantes
y organizadores fueron agredidos verbalmente y robados.)
Al respecto, Guillermo Santamarina, director de Ex Teresa,
recinto que este año cumple una década de actividad cultural,
expresa: ''Quisiéramos que el entorno fuera el ideal para recibir
más público, que de verdad tuviéramos una buena relación
con los vecinos... la hay con los de los edificios, pero no con los otros
vecinos, que son los dueños de la calle finalmente".
Para el curador y promotor cultural se trata de una situación
que se ha agudizado en los meses recientes. Reconoce que la visita al museo
en horarios normales ha disminuido. A cambio, ''tenemos mucho más
público en los actos. (A las inauguraciones de la exposiciones asisten
de 300 a mil personas, y hay una concurrencia estable de 100 personas para
los maratones de cine.) Por eso nos hemos concentrado en conciertos, presentaciones,
conferencias, performances; todo lo que permite llegar al público
y que vea las exposiciones".
Sin embargo, esa afluencia está en riesgo porque
los asistentes a las actividades del recinto que estacionan su automóvil
en la calle son molestados. ''Hay personas que me han venido a decir, 'me
dicen que si no les pago, me van a robar'. A pesar de la cantidad de soldados
y seguridad que hay en Palacio Nacional, aquí no hay nada. Solicitamos
la seguridad y efectivamente están a ratos, pero es insuficiente",
apunta el entrevistado.
Contaminación auditiva
Santamarina atribuye el aumento en la inseguridad a la
''resistencia" a un fenómeno ''bastante evidente": el cambio en
la calle ''con el nuevo edificio de la UNAM". (Aparte del Cele, se habla
de habilitar un centro de educación en informática, un museo
de odontología y otro con la historia de la autonomía de
la universidad, así como el traslado de una parte de Radio UNAM.)
Si los vecinos se sienten ''amenazados", los ''nuevos" deben saber adónde
vienen. Y explica:
''Curiosamente, son los dos intereses al mismo tiempo:
por un lado, el rescate y especulación y, por el otro, la resistencia
a lo que es una realidad."
La Casa de la Primera Imprenta de América, dependiente
de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), se encuentra justo
en la esquina de Licenciado Verdad y Moneda.
De acuerdo con su directora, Guadalupe Fernández,
el recinto no experimenta la misma situación de inseguridad que
el Ex Teresa, sin embargo el ruido producido por los vendedores ambulantes,
en especial los de discos compactos, afecta el desempeño de su labor.
Por ejemplo, ''Raquel Sosa, titular de Desarrollo Social del Gobierno del
Distrito Federal, solicitó ese recinto para efectuar unas reuniones
de la Asociación Internacional de Sociología, acción
que no se pudo concretar por el ruido", señala.
Un diplomado sobre equidad de género, políticas
públicas y diversidad social se resolvió mediante un sistema
de videoconferencias que conlleva diferentes locales en las unidades Azcapotzalco
y Xochimilco, así como la rectoría general de la UAM.
Adónde dirigirse, pregunta Fernández, para
resolver problemas de ese tipo. Existe la Asociación de Museos y
Recintos Culturales del Centro Histórico, cuya presidenta era Dolores
Béistegui, pero desde que ella dejó, hace un año,
la dirección del Antiguo Colegio de San Ildefonso, ''no nos hemos
vuelto a reunir".
De edificios y su contenido
En cuanto al interés de la UAM por mantener la
Casa de la Primera Imprenta de América, Fernández recuerda
que ésta es un centro de educación continua en el que se
imparten cursos, talleres, se presentan libros; hay un pequeño museo
de sitio, además, tres salas para exposiciones. Asimismo la UAM
invirtió 2 millones de pesos en su restauración a principios
de los años 90.
Su público no sólo es la comunidad universitaria,
sino toda persona. No obstante, ''decrece la demanda debido a la contaminación
auditiva, la basura y la dificultad del acceso porque proliferan los vendedores
ambulantes a raíz de que los han reubicado por las calles remodeladas".
Los interesados en sus servicios prefieren la Casa del
Tiempo, ubicada en la colonia San Miguel Chapultepec. Otro es el caso de
los artistas visuales, cuyo interés por exhibir en aquel recinto
''no ha decaído".
Casi es un lugar común decir que el patrimonio
monumental que alberga la calle de Moneda es de lo más relevante
de Latinoamérica. A Luis Felipe Crespo, subdirector del Museo Nacional
de las Culturas, de Moneda 13, le sorprende que ''siempre hablamos de los
edificios, pero poco reflexionamos sobre los contenidos de cada uno". Ese
museo, por ejemplo, tiene un acervo de 11 mil 500 piezas, mientras que
el Plantel Academia de San Carlos, de la Escuela Nacional de Artes Plásticas
de la UNAM, de Academia 22, tiene 60 mil bienes.
Pero no sólo los recintos museísticos guardan
patrimonio, también las instituciones de investigación, como
la Dirección de Arqueología, de Moneda 16, dependencia del
Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que resguarda
el patrimonio paleontológico asociado a restos humanos más
relevante del país, y el archivo histórico de arqueología,
es decir, la memoria de todos los proyectos respectivos de la nación.
La Coordinación Nacional de Monumentos Históricos,
de Correo Mayor 11, también del INAH, conserva la fototeca de monumentos
con medio millón de imágenes a escala nacional, una biblioteca
y un archivo documental sobre monumentos coloniales.
Una chispa y vendría el acabose
El sentir general de los ''condóminos" del Polígono
Moneda es que todavía no hay conciencia en las autoridades ni en
la sociedad de lo representa ese cuadrante. Para Crespo el problema consiste
en encontrar un mecanismo de equilibrio entre la ''necesidad real", que
es el comercio en vía pública, y la función social
y cultural que cumplen los recintos. Apunta: ''No es nada más un
problema de vialidad, de circulación o de basura, sino que atañe
a la riqueza de la nación".
Comenta el geólogo que al ambulantaje se han agregado
puestos de comida, que ''traen tanques de gas y producen fugas, porque
no están regulados, que entran al museo.
''Hace un par de semanas, durante ocho días, tuvimos
constantes fugas provenientes de un puesto. De la Compañía
de Luz, el museo tiene en el interior una subestación eléctrica
y el puesto de comida de la calle está pegadito a ella. Una
chispa y sería el acabose."
La falta de un ''sendero" peatonal para llegar al museo,
no obstante, es el primer problema que se enfrenta. Hay que recurrir necesariamente
al arroyo vehicular que se complica, no sólo por los puestos que
obstruyen, sino por el tránsito de los bicitaxis y los diablitos".
Compartir la vía pública
El Museo Nacional de las Culturas recibe gran cantidad
de niños en visita escolar que corren riesgos cada vez que asisten.
La acera del recinto, del lado de la primera puerta de Palacio Nacional,
está saturada de vehículos; la mayoría son propiedad
de los propios vendedores, que los usan como bodegas para guardar su mercancía
cuando llueve.
Más que el retiro total del ambulantaje o una presencia
permanente de la policía, Crespo es de la idea de desarrollar mecanismos
de convivencia y de compartir el espacio, a la vez que ordenar la distribución
de los puestos. Ahora, en verano el museo va a ofrecer un curso para los
hijos de los trabajadores en vía pública, y de esta manera
''interactuar" con sus familias para que ''hagan conciencia de lo que significa
este patrimonio".
¿De qué sirve tener uno de los centros históricos
más hermosos del mundo como conjunto urbano, cuando no se puede
ver ni disfrutar?, pregunta Salvador Vázquez Araujo, asesor operativo
del Museo José Luis Cuevas, recinto que se localiza en Academia
13 y que está ''prácticamente ahogado en un mercado de ambulantaje",
al igual que el plantel Academia de San Carlos; el Museo de la Luz, esquina
de El Carmen y San Ildefonso, o el Centro Nacional de Conservación
y Registro del Patrimonio Artístico Mueble del Instituto Nacional
de Bellas Artes, en San Ildefonso 60.
La alta densidad humana crea problemas de toda índole,
desde mantenimiento hasta el mismo movimiento de obra. Los automóviles
del museo tienen que entrar de noche o en la madrugada. Pero, sobre todo,
''impide el libre tránsito y acceso de las personas que quieren
ver las colecciones y exposiciones temporales. La gente que no viene a
comprar siente temor de acudir a estos lugares en los que la vigilancia
y la seguridad están en manos de los mismos vendedores ambulantes",
señala Vázquez Araujo.
Y, si no hay respeto para edificios como el Palacio Nacional
o la Suprema Corte de Justicia, ''menos hay en la medida que se avanza
hacia el interior del cuadrante".
En consecuencia, cada vez es más complicado realizar
tanto las actividades primarias, que son las exposiciones y obedecen a
un programa, como las paralelas y cursos didácticos que debe impartir
todo museo. Las personas no acuden y no traen a sus hijos excepto los domingos,
cuando no hay ambulantaje. Entonces, hay un incremento considerable de
asistencia. Cabe mencionar que el museo Cuevas, por toda esta problemática,
nunca puede recibir grupos escolares, tan importantes para el registro
de visitantes.
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