México D.F. Viernes 20 de junio de 2003
Gilberto López y Rivas
Los cinco patriotas
El caso de los cinco patriotas cubanos recluidos en las cárceles de Estados Unidos acusados de espionaje, ilustra con claridad la falsedad del grupo gobernante encabezado por Bush en cuanto a terrorismo. Por un lado, el gobierno estadunidense llevó a cabo en los últimos meses cruentas guerras contra dos países independientes en aras de una supuesta "lucha contra el terrorismo", y por el otro da protección y apoyo a los grupos terroristas de Miami como Alpha 66, Hermanos al Rescate o la Fundación Cubana Americana, que han ocasionado miles de muertes de civiles inocentes como parte importante de la guerra sucia que libra Estados Unidos contra el pueblo de Cuba y su revolución.
Sentenciados a largas condenas, tres de ellos de por vida, los cinco cubanos -Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino Salazar, Antonio Guerrero Rodríguez, Fernando González Llort y René González Sehwerert- infiltraron algunas de las organizaciones que durante más de cuatro décadas han puesto bombas en blancos civiles, como en el avión de Cubana de Aviación que explotó en pleno vuelo en 1976, matando a 73 personas, o como en el atentado a un hotel de La Habana en 1997, que ocasionó la muerte de un turista italiano y heridas a otros; han realizado sabotajes, causando muertos y heridos, además de cuantiosas pérdidas económicas; han introducido gérmenes y bacterias que afectaron cultivos y a seres humanos; todo ello con la protección, complicidad y en no pocas ocasiones la participación de la CIA y el FBI, verdaderas agencias del terror estadunidense.
Orlando Bosch, uno de los responsables confesos de la voladura del avión de Cubana, se pasea tranquilo por las calles de Miami y fue uno de los invitados de honor del propio Bush en el acto político que llevó a cabo en esa ciudad el 20 de mayo de 2002. Una foto registró la presencia de otro delincuente terrorista: Sixto Reinaldo Aquit Manrique nada menos que compartiendo ufano la tribuna con el presidente. Hay que recordar que "el antiterrorista numero uno de Estados Unidos" también ordenó la libertad de los cubanos Virgilio Paz y Dionisio Suárez, quienes participaron con agentes de la policía secreta chilena en el asesinato en Washington de Orlando Letelier y de Ronni Moffitt en septiembre de 1976.
Los cinco patriotas fueron sometidos a un juicio plagado de violaciones, irregularidades y chicanerías, después de sufrir crueldades y tratos infamantes como ser confinados en diminutas celdas de castigo solitario durante más de 17 meses. Fueron juzgados en Miami, donde obviamente no tuvieron un juicio justo debido a la presión de los grupos terroristas de la ultraderecha cubana, y finalmente fueron acusados de espionaje sin que se probara el cargo y a pesar de que no existe documento clasificado alguno de carácter incriminatorio en posesión de los acusados.
Los cinco no buscaron ni obtuvieron información que pusiera en riesgo la seguridad nacional de Estados Unidos. Sus labores de inteligencia no fueron dedicadas a penetrar sus fuerzas armadas, las agencias de inteligencia y contrainteligencia ni el complejo científico, industrial militar; tampoco reclutaron a ciudadanos estadunidenses para llevar a cabo esa tarea. Incluso un vocero del Pentágono se vio obligado a declarar que "no hay pruebas de que ellos tuvieron acceso a información clasificada o acceso a áreas sensitivas".
El general James R. Clapper, con larga experiencia en labores de inteligencia y ex director de la Defense Intelligence Agency, declaró bajo juramento en el juicio que después de revisar toda la documentación presentada por el fiscal no encontró información secreta relacionada con la defensa nacional que hubiera sido transmitida a Cuba.
El trabajo de los cinco era prevenir actos terroristas en contra del pueblo cubano y aun del estadunidense. A la fecha, Estados Unidos no ha podido probar una sola acción terrorista que hayan perpretado agentes cubanos en su territorio. Por el contrario, Cuba ha alertado discreta y públicamente a Es-tados Unidos sobre la realización de atentados que violan sus leyes e incluso su seguridad interior. Más aún, la detención de los cinco se debió a que el gobierno cubano proporcionó al FBI, en reunión sostenida en La Habana los días 16 y 17 de junio de 1998, datos precisos y documentación comprobatoria extensa de las acciones que planeaban realizar varias organizaciones terroristas asentadas en Florida. En lugar de detener a sus miembros, el Buró buscó y encontró la fuente de esa información que incluía filmaciones y grabaciones, apresando a los cinco patriotas tres meses después.
El gobierno de Cuba actuó con base en los principios revolucionarios que le han conferido gran autoridad moral y reconoció a los cinco luchadores cubanos como suyos, alegando el derecho irrenunciable que tiene de defenderse de las acciones terroristas y criminales "que impunemente organizan, arman, pregonan y lanzan contra Cuba desde territorio norteamericano los bandidos de la mafia anexionista."
Los cinco no están solos. Cuentan con el apoyo de su gobierno y de su pueblo, de sus familias y amigos. Cuentan con la simpatía y admiración de hombres y mujeres que en el mundo entero se han organizado para luchar por su liberación, aun en Estados Unidos. šResistan, compañeros! [email protected]
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