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México D.F. Sábado 21 de junio de 2003
DESFILADERO
Jaime Avilés
Adiós al PRD en Nuevo León
Dio la espalda a la sociedad civil de Monterrey
Perderá su registro en la entidad, auguran
MALVICIO. Cada vez que vengo a Monterrey se me
aparece don Miguel de Cervantes Saavedra. En el menú del Café
Nuevo Brasil, en las vidrieras de las fondas que se agrupan en la calle
Zaragoza, en los comederos de la zona peatonal del centro, a un costado
de la Macroplaza, pero también en los changarros aledaños
a la estación de autobuses, se repite con insistencia el nombre
de uno de los guisos predilectos de la ciudad: cortadillo. Es una ración
de carne deshebrada, bañada en caldo de jitomate y escoltada por
trocitos de papas hervidas, pero de modo invariable me recuerda los avatares
de Rinconete y Cortadillo, una de las seis novelas ejemplares que
el manco de Lepanto escribió a los 70 años, según
cuenta en el prólogo, con sólo seis dientes en las mandíbulas.
Invitado por la Universidad Autónoma de Nuevo León
para hablar ante un grupo de estudiantes acerca de los nuevos caminos que
para los jóvenes periodistas propone Michael Moore -¿cuándo
coños se estrena su película Bowling for Colombine
en nuestro país?-, emprendo el viaje desde el aeropuerto Mariano
Escobedo, patidifuso por el número incontable de fotos de hombres
y mujeres que sonríen desde los postes y los anuncios espectaculares
del trayecto. ¿Estarán compitiendo por un contrato para fungir
como modelos en un futuro comercial de jabón dentífrico?
El taxista me habla de los cinco muertos y los 295 detenidos que hubo la
semana pasada, cuando el Monterrey se coronó campeón del
futbol nacional, pero me indigesta la repetición asfixiante de carteles
del PRI y del PAN, entre los que se cuelan no pocos del PT y por momentos
descanso el ojo en el perfil semidesnudo de una jovencita con sombrero
de charro y sarape de Saltillo que no sé qué le propone a
la entelequia de la "sociedad nacionalista". ¿O dirá "ociosidad
psicoanalista"? (palabra que con indignada razón un lector de esta
página demanda que se escriba con "psi" y no con ese que viene de
"sigma", para que las generaciones del mañana no olviden su raíz
griega).
En
las estaciones de radio no se habla sino del nuevo espot televisivo del
PRI, que se transmite desde ayer y presenta fragmentos de una antigua charla
privada entre el candidato del PAN, Mauricio Fernández, y un reportero.
Con ánimo de aumentar la breve distancia que aún mantiene
el abanderado priísta Natividad González, el minivideo reproduce
dos momentos de la charla en que Fernández confiesa: "A mí
me cae bastante mal Fox", y de inmediato reitera: "Me cae gordo". Sin embargo,
tanto el chofer del taxi como la politizada señora de la recepción
del hotel coinciden en que ambas escenas "están con madre" y a la
mejor ayudan a ganar al panista, porque aquí la gente, aseguran,
"está muy encabronada con Fox".
Para acudir a mi primera cita de la tarde (me espera el
excelentísimo pintor Gerardo Rodríguez Canales, el gran Geroca),
me pongo una camiseta de La Verdad del Sureste, que reza por delante: "La
verdad nos hará libres", pero al cruzar ante la puerta del Poison
me digo que si yo fuera de aquí no votaría por nadie. No
hay a quién irle. Natividad González se postuló hace
seis años con el respaldo de su padrino en la Secretaría
de Gobernación, Emilio Chuayffet Chemor, uno de los principales
responsables de la matanza de Acteal que todavía no ha sido juzgado,
ni acusado formalmente siquiera, por el delito de genocidio. Pero su adversario,
el tal Fernández, no es mejor. Al principio de su campaña
dijo que estaba a favor de la despenalización de las drogas; como
las encuestas lo castigaron por su audacia, se arrepintió y ahora
sus paisanos lo llaman "Malvicio Fernández". Además, es un
homófobo empedernido. Una de sus declaraciones menos olvidables
lo pinta como un troglodita. "Para llegar al gobierno quiero que me ayuden
todos, menos los jotos", dijo. ¿Cuánto le costará
eso en términos electorales, habida cuenta de la inmensa población
homosexual que se reúne cada noche en los numerosos bares proletarios
de la ciudad? Montegay, sin duda, no votará por él y en esto
reside una de las esperanzas de Nati.
Una receta para enflacar
Llego al taller de Geroca pero lo encuentro cerrado. Qué
extraño, él siempre trabaja con la puerta abierta para no
cocinarse en el calor que maltrata sus telas amontonadas contra los muros.
Pregunto a los vecinos, y la señora de la recaudería me dice
que alguien lo vino a buscar en coche. Me sugiere el nombre de una cantina,
ahí nomás a la vuelta, pero no me parece lógico. Ya
lo veré más tarde, o mañana, supongo. En el DF hay
personas interesadas en montar una exposición retrospectiva de su
obra. Ya sería justo, me digo al entrar en un taxi que me llevará
a las oficinas de la hermana Consuelo, la monja heroica que defiende como
si fueran sus hijos a los internos del Cereso de Monterrey, esa cristianísima
representación del infierno en esta tierra de católicos a
ultranza. Pero hoy no es mi día. La hermana Consuelo tampoco está.
Camino sudando a mares y voy hasta el Barrio Antiguo,
donde se concentran los tugurios que visitan los estudiantes del Tec,
entre cuyas alumnas hay un desmesurado consumo de una sustancia ilegal
conocida como "esbelcaps", una mezcla de anfetaminas y valium que las ayuda
a conservarse delgadas y hermosas, antes de imponerles un aspecto cadavérico
y enloquecerlas. Sin embargo, como es época de vacaciones, el Barrio
Antiguo está desierto. Pero en el sofisticado café El Infinito,
con sus rejas de hierro y sus estantes colmados de libros de buen gusto,
me encuentro con una activista que se encarga de los jóvenes "colombianos",
los pandilleros adolescentes de las montañas miserables de la ciudad,
compartimentados en más de 2 mil bandas, todas ellas fans
de Celso Piña y la música vallenata, que se cosen a puñaladas
ahí donde se encuentren si al cruzarse por la calle unos son de
"trinche parriba" y otros de "trinche pabajo", la insignia satánica
que los unifica. La muchacha me habla de su desolación.
Está furiosa con el PRD. Ese partido, se lamenta,
"simplemente no quiso relacionarse con la sociedad civil". Y enumera: las
feministas, los defensores de los homosexuales, los estudiantes, El Barzón,
los que luchan contra la represión en las cárceles, los que
denuncian los estragos de la contaminación industrial y los plaguicidas
-que en el pasado reciente provocaron la muerte de centenares de cabritos
y hoy son la causa más probable de la epidemia de cáncer
que afecta a la población infantil (el Hospital Universitario recibe
cuatro nuevos casos por semana)-, los artistas, los que a diario combaten
el prohibicionismo, la mojigatería y la doble moral de los ricos;
en fin, todos los sectores que resisten contra las muy diversas formas
del autoritarismo regio, fueron ignorados por el PRD.
"El partido ya no tiene la mínima presencia", me
dice. "Ni siquiera ha puesto propaganda en las calles. Nadie sabe cómo
se llama el candidato a gobernador. Y sus candidatos a diputados son como
invisibles. Y mira que había de dónde escoger. ¿Por
qué no lanzaron a Liliana Flores, la dirigente de El Barzón,
o al gordo Pedro Alejo, que dio una lucha con madre en defensa de los table-dance?
Esos dos van a ganar por Convergencia. Y acuérdate de mí
el 7 de julio: aquí en Nuevo León el PRD va a perder hasta
el registro, por Dios. ¡Qué desastre!", se ríe, tal
vez, para no echarse a llorar.
Caos en Villa García
A medida que avanzan mis indagaciones -ahora estoy en
el Nuevo Brasil, donde en cada mesa cafetean los miembros de una distinta
ONG-, el oscuro vaticinio se fortalece. En el Congreso local el PRD cuenta
con un solo diputado y en el mapa político tiene un solo presidente
municipal. Dentro de tres semanas no le quedará ni eso, me auguran.
Ocurre que en el municipio de García, al sur de la entidad, considerado
tradicionalmente como plaza fuerte de los seguidores de Cuauhtémoc
Cárdenas, el desencanto y el desconcierto son mayúsculos.
El pueblo quería como su próximo alcalde a Eduardo Arguijo
Valdenegro, pero la dirección nacional escogió a Abraham
Colunga. Las bases protestaron y exigieron una rectificación, pero
nadie las tomó en cuenta. Por tanto, Arguijo salió a hacer
campaña encabezando a las mayorías aunque, claro, sin registro
oficial, y Colunga se limitó a perseguir sus ambiciones. A mediados
de esta semana, vino desde México un delegado para tratar de arreglar
el conflicto, pero en opinión de los prudentes llegó, nada
más, con dos meses de retraso y en consecuencia lo más probable
es que, de mañana en quince, los electores de García le darán
el triunfo al PRI.
De acuerdo con los informes disponibles, el PRD arrasará
en el Distrito Federal, disputará cuatro de los seis distritos de
Tabasco, repuntará en Colima y será vapuleado en Sonora,
Jalisco, Guanajuato, Querétaro y Nuevo León, donde -también
lo creo- perderá su registro. ¿Y en el resto de la mexicana
República? Sucumbirá en Chiapas, será víctima
de un fraude espantoso en Oaxaca, no pintará en Hidalgo, se mantendrá
en Michoacán, Baja California Sur y el estado de México,
descenderá en Puebla, Tlaxcala, San Luis Potosí y Zacatecas,
tendrá suerte si no decrece en Veracruz y pasará sin pena
ni gloria en Chihuahua, Tamaulipas, Coahuila y Durango.
En la evolución política de los pueblos,
la función también crea al órgano. El PRD, bajo esa
óptica, ha dejado de prestar un servicio útil y saludable
dentro del tejido social. Durante los próximos tres años,
el partido fundado por Cárdenas se convertirá en un membrete
más y aquellos de sus cuadros que en razón de su desempeño
público tengan aspiraciones de llegar a la Presidencia de la República
deberán ir pensando desde ahora en constituir un frente amplio,
porque con ese partido entrarán en la carrera con las piernas de
Ana Guevara y una piedra del tamaño de Tlaloc encadenada a los tobillos.
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