México D.F. Martes 24 de junio de 2003
El trabajo colectivo es supervisado por él, pero en política partidista no se mete
Más influyente que un líder, a Martín todos los consultan en Santa Catarina
De los políticos dice: "prefiero sacarles provecho antes de que vuelvan a explotarme"
AGUSTIN SALGADO RICAÑO
Se acuerda perfectamente de la fecha en que llegó a la sierra de Santa Catarina.
No olvida tampoco que en tres ocasiones cubrió los gastos de escrituración de su terreno y en otra más aportó cuotas semanales para pagar un supuesto amparo y evitar el desalojo violento.
Pero Martín Rodríguez ha cambiado y ya no es aquel que a mediados de los 80 entregó la credencial de elector a un "supuesto líder del PRI" a cambio de la promesa de adquirir un terreno a "muy bajo costo."
Ahora, con 40 años, tiene empleo fijo, se ha vuelto apartidista y es capaz de ejercer influencia en su colonia: no guía el sentido del voto, tampoco se ha vuelto representante de los colonos ante líderes de organizaciones o representantes populares, pero de manera eficaz ha logrado la unión y la búsqueda de objetivos comunes entre los vecinos.
Martín trabaja en la parroquia de la colonia Campestre Potrero, quien junto con Javier Sánchez han organizado la representación del Viacrucis desde hace más de 12 años y promovido la construcción de la capilla Miguel de la Madrid II.
Lejos está el 15 de septiembre de 1985: "Me acuerdo perfecto, llegamos antes del temblor. Pero la propuesta ya estaba desde mediados de 1980. Antes de venirnos visitamos el lugar unas cuatro veces, todo era baldío. Y fue desde emparejar el terreno y medir los lotes hasta construir una fosa séptica que compartíamos entre varios."
-ƑLe pidieron algo a cambio?
-Uno de los requisitos era afiliarse al PRI y al hacerlo nos daban una credencial del partido. Si no estábamos en el padrón no podíamos formar parte de la lista de supuestos beneficiados.
-ƑCuántas personas llegaron?
-Muchas, éramos 125 familias, pero varias ya no están. Fue un robo. La gente que nos trajo nunca nos dejó de pedir cuotas, cada semana inventaban una aportación más. Quienes se beneficiaron de todo esto fueron José López y María Venegas, pero nunca se les pudo comprobar el fraude, ya que no teníamos firmas, no teníamos recibos, no teníamos nada. Varios de los que llegamos optaron por irse. Estos señores llegaban al extremo de revender los terrenos.
-ƑY cómo te entregaron por fin las escrituras?
-Fue en la administración de Zedillo, al cuarto o quinto año salieron. No fue mediante gestoría, sino que se tomó la decisión de regularizar todas las colonias. Pagué de nuevo la escrituración, creo que fueron alrededor de 7 mil pesos, pero ya teníamos algo seguro. Al principio era uno de los miedos. Cada vez que llegaba de trabajar y me asomaba a la lomita decía: 'ojalá no me hayan tirado'. Por eso me tardé en construir los primeros dos cuartitos con su losa y todo.
Los vecinos reconocen en Martín cierta autoridad. Todo se le consulta, quienes se acercan a políticos acuden con él para pedirle su opinión. El trabajo colectivo que todavía se llega a realizar para mejorar la capilla o algún espacio público casi siempre es proyectado y ejecutado bajo su supervisión, la cual todos aceptan de buena manera. Pero en política partidista Martín no se mete.
"Resultó lo mismo: los priístas jugaron y lucraron con nosotros y los perredistas hicieron exactamente igual. El PRD se metió aquí en las elecciones cuando mataron a Colosio. En esa época había extensiones de terreno todavía sin ocupar, estaba alambrado por ser reserva ecológica, pero poco antes del día de la elección llegaron los perredistas para emparejar y meter gente, quedaron lotes muy pequeñitos y ahora la colonia se llama Ampliación Apolocalco"
-ƑY el agua?
-ƑSabes que Santa Catarina es famosa por su agua achocolatada? Pues imagínate, ahí sí me tocó lidiar con perredistas. Igual que con los otros, puras promesas: 'que hay que apoyar a tal candidato porque tiene influencia en el departamento de agua', y ahí íbamos a las manifestaciones. Allá nos decían que el agua tenía que ser gratuita, pero ya acá teníamos que entrarle con cinco pesos por cada tambo, y eso hasta la fecha.
La influencia de Martín entre la comunidad no es gratuita, fue a iniciativa de él que tomaron la decisión de colgarse del poste más cercano de luz: "Estuvimos cinco años a oscuras. Me acuerdo que nos cooperamos entre todos y compramos poquito más de dos kilómetros de alambre para colgarnos del tablero de la Zapata (colonia ubicada en la orilla de la autopista México-Puebla), pero a cada rato nos daban corte".
-ƑCómo fueron entrando los servicios?
-Tantas idas a todos lados para apoyar candidatos al fin dieron resultado. Después de tanto dinero perdido y tanto engaño nos reconocieron la posesión de los lotes, tramitamos las escrituras y dos o tres años después llegaron en bloque todos los servicios: ya tenemos secundaria, primaria, banquetas, drenaje y agua potable, aunque ésta casi nunca llega.
Sus dos hijos estudian: Adrián, el mayor, está en el Politécnico, y Olga, la menor, en el CCH". Plomero, cantinero, obrero de la fábrica de aceite La Polar, Martín se alegra de no participar en las elecciones: "ƑPara qué vota uno? ƑDe qué sirve que gane tal o cual candidato? Yo prefiero, y eso lo saben todos los de la colonia, sacarles provecho a ellos antes de que vuelvan a explotarme a mí".
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