México D.F. Viernes 27 de junio de 2003
Jaime Martínez Veloz
Privatización encubierta en Baja California
Con una campaña propagandística masiva, la administración sahagunista pretende desviar la atención social del fracaso de su gerencia gris y mediocre. Característico de sus pequeños horizontes mentales, sus aprendices de brujo prefieren inmolarse en pendencias gratuitas con tal de defender la frívola publicidad del señor esposo, a pesar de que descompongan el clima electoral.
Esta faramalla gerencial oculta además procesos muy graves que atentan contra la seguridad nacional, porque están entregando la soberanía energética mexicana a corporativos privados extranjeros, varios de los que de seguro han vuelto para exigir los dividendos de su participación accionaria en la empresa panista de 2000, vía los Amigos de Fox.
El ejemplo más siniestro de esta entrega energética tiene lugar en Baja California, donde el foxismo-sahagunismo tiene testaferros locales, además de una oposición fragmentada, indolente, que explica, en parte, la desilusión social, manifiesta en el más alto abstencionismo del país.
Todo opera, pues, en favor de los políticos-negociantes que hacen sus negocios particulares y además cobran del erario federal; todo un negocio redondo. Sin embargo, nada parece sorprendernos ni indignarnos, porque ya todo es posible en esta administración.
En territorio bajacaliforniano buscan operar Sempra, El Paso Corp., Marathon Oil, Shell, Chevron-Texaco, que de hecho ya tienen el visto bueno de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) para instalar generadoras eléctricas y gaseras que servirán al mercado californiano, donde está el jugoso negocio.
Para que puedan intercambiar con nosotros sus cuentas de vidrio, la burda propaganda corporativa nos quiere hacer creer que el objetivo central es servir a "las necesidades de Baja California" y sólo después el gas "que sobre" será enviado a California. Esta ridícula afirmación es compartida por los apologistas locales, quienes también juegan su papel en el libreto.
Pero aun concediendo que estas hermanas de la caridad actuaran de buena fe, tendríamos que considerar que California posee la quinta economía más grande del mundo, a nivel de Francia, por lo que valdría preguntarnos si el verdadero interés de las gaseras radica en Baja California. Habría que ser muy cínico o cretino, o ambas cosas, para creerlo así. El hecho es que en la entidad se está desplazando a la frontera, cortesía de las corporaciones estadunidenses, ayudadas por sus vasallos locales.
En días electorales hay que frenar aunque sea de momento la masiva oposición a los corporativos, por lo que el gobernador Elorduy Walther y otros funcionarios panistas menores han manifestado su "rechazo" a las gaseras, aunque de dientes para afuera, porque la verdad es que la afición panista a los negocios desde cargos públicos es conocida de tiempo atrás.
En esta moda privatizadora resulta lógico que el municipio panista de Tijuana busque "asociarse" con un particular, aun con la escandalosa violación constitucional, para comprarle la energía que hasta ahora le provee la Comisión Federal de Electricidad.
Para disfrazar el negocio, los maiceados regidores panistas hacen cuentas alegres de los supuestos ahorros que resultan de comprar electricidad a una empresa privada.
De la afortunada proveedora es necesario saber que su constituyente más importante es Cableados Industriales, SA, cuyo ferviente impulsor es Ernesto Ruffo Appel, panista estrella y consentido de la administración foxista, por cuya gracia cobra jugosa beca que le permite hacer negocios privados desde su cargo público. Carambola de tres bandas.
De las corporaciones privadas a las que el panismo invita a posesionarse de la soberanía mexicana en Baja California está más que demostrada su ética empresarial. Hay de todo, como en botica. Se confabularon para manipular la provisión eléctrica en los mercados californianos, creando carencias artificiales del fluido para encarecer su precio, sin reparar en mentiras, gracias a la sana competencia consustancial de esa otra gran mentira llamada libre mercado. Son evasoras de impuestos y enfrentan demandas por defraudación fiscal. En países como Nigeria esos corporativos arman y pagan a la fuerza pública, pero evaden su responsabilidad por las atrocidades que cometen sus esbirros.
Pero la autoridad federal sahagunista y nuestras elites bajacalifornianas las reciben con flores, a pesar de su conducta deleznable y de la inconstitucionalidad. Esos son los corporativos privados que están llegando aquí a colaborar en las "reformas estructurales" por las que tanto implora el PAN
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