México D.F. Viernes 27 de junio de 2003
José Cueli
Orwell y la carencia de intimidad
George Orwell en su libro 1984, quizá el más importante de su obra, aludía en 1948 a una imagen caricaturizada de un mundo probable totalmente robotizado. David Rapaport, sicólogo estadunidense, comparaba su síntesis del sicoanálisis, enfatizada en el ''yo", con el libro de Orwell. En el modelo de Rapaport el yo es relativamente autónomo e independiente con respecto del mundo interno y el externo. En ocasiones esta independencia relativa en relación con uno u otro mundo se ve resquebrajada y él yo queda esclavizado a uno o a ambos. Durante el sueño el yo pierde conexiones sensoriales y perceptivas con el mundo exterior, y al suceder así, se esclaviza al mundo interno; se ve inundado por imágenes oníricas procedentes de la interioridad. Por el contrario, en las situaciones de extrema vigilia y alerta, el yo pierde sus conexiones con el mundo exterior y se somete totalmente al mundo externo.
En este orden de ideas podría decir que las garantías que nos protegen de esclavizarnos al mundo interno son dadas por el mundo externo, y a la vez las garantías que evitan la esclavitud al mundo externo son dadas por nuestra interioridad.
Santiago Ramírez relacionó a Orwell y Rapaport con el mundo de los años 70, y afirmaba que en el mundo contemporáneo se habían abatido en forma considerable los instrumentos yoicos y las fuentes de alimentación procedentes del mundo interno. Así sucedía en 1984: Un ministerio de información codificaba la historia para hacer indiscriminativa la memoria.
La alimentación se homogeneizaba, con alimentos siempre iguales e igualmente insípidos, haciendo también indiscriminado el proceso gustativo. Las obras de arte fueron proscritas. La intimidad violada. En las casas iguales, carente de colorido y en serie, habían sido colocadas telepantallas que brindaban información permanente y rápidamente codificada por sistema de computación. Inclusive las bebidas alcohólicas habían sido homologadas, solamente se ingería ginebra. Ciertas prescripciones y órdenes, así como las directrices del poder, bombardeaban permanentemente a los sujetos durante su trabajo y el reposo. Con estas técnicas se lograba un hombre carente de dimensiones, chato y robotizado. En alguna otra ocasión señalaba: ''La industria trajo consigo la robotización -la misma información, los mismos vestidos, los mismos artefactos- y la carencia de intimidad y vida interior". Nunca antes como ahora se habían confundido tanto el signo con su significado.
Orwell ha llegado a ser una figura controversial en los aspectos político y literario. Cuenta con entusiastas seguidores, así como con algunos críticos acérrimos tanto de sus novelas como de su producción ensayística.
Sin embargo, lo que resulta innegable es que fue gran conocedor de las naturaleza humana y que la ficción creada en 1984 ha sido superada por la realidad. Para muestra basta con ver cómo los individuos en la sociedad globalizada y ''cibernetizada" somos cada vez menos libres, más solitarios y más invadidos en uno de los más elementales derechos de toda persona: el derecho a la intimidad y a una identidad propia.
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