México D.F. Domingo 6 de julio de 2003
Juan Saldaña
Elecciones: hoy, hoy, hoy
No hay plazo que no se cumpla. Por ello, y a la conclusión de un prolijo proceso de actividades y tareas, aquello que nuestros convencionalismos republicanos han llamado siempre "la ciudadanía" tiene hoy, precisamente hoy, la oportunidad de llegar a las urnas para expresar gustos, preferencias y tendencias, en veces; deseos y urgencias también al conjuro del mero depósito de la papeleta en la urna impoluta e invulnerable.
Día de elecciones, pues. Las intermedias, por cierto, que si bien no deciden Presidencia ni senadurías vierten hacia las decisiones parlamentarias el flujo diverso, múltiple y abigarrado de las voluntades de grupos e individuos.
He recorrido con atención el llamado Anillo Periférico, de sur a norte, esa larga herida con que se decidió dividir a nuestra ciudad en el pasado y que hoy facilita la balumba propagandística electoral dejando colgar de sus pasos peatonales un número copioso e incongruente de rótulos que proclaman rostros sonrientes y aviesos de diversos candidatos, claro, de diversos partidos independientes, libertarios, reivindicadores, siempre acompañados por frases sentenciosas, capitulares, conminatorias, emplazantes, que han constituido lemas de campañas, apoyaturas discursivas y, justo como ahora, pies de fotos aviesas, deformantes y en el mejor de los casos, frases capitulares para los altares singulares de un imaginario y plausible museo del horror político.
Después de mi periférico paseo me he sentido en la necesidad de meditar más a fondo en las dimensiones espantables del fenómeno electoral, solamente en lo que toca a la capital del país. Debo reconocer aquí la recta y generosa cooperación de Rosa María Mirón Lince, consejera titular del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF), quien condujo con inteligencia y precisión un largo proceso de interrogaciones y dudas que hube de plantearle para comenzar a entender las dimensiones brutales del fenómeno electoral.
Las estadísticas del suceso son espantables. La nota de mayor frescura la ofrece la información de que el día de hoy habrán de sufragar por primera ocasión 250 mil jóvenes que llegan a la edad ciudadana.
En un corte efectuado por el IEDF al pasado 21 de mayo se enlistaron 6 millones 781 mil 186 ciudadanos residentes en el Distrito Federal en aptitud para votar. Tales votantes están inscritos como residentes en cada una de las 5 mil 535 secciones electorales existentes.
Para recibir las pruebas documentales que darán forma gráfica al voto ciudadano se instalaron para hoy 11 mil 662 casillas electorales, preparadas para recibir, en el mejor de los casos, un total de 13 millones 968 mil 108 boletas electorales.
Y todo ello sólo por lo que toca al evento electoral de hoy. Sin embargo, tal está siendo posible como culminación de un tesonero proceso de selección y capacitación de ciudadanos, a quienes habrá de deberse el mayor o menor éxito de estas elecciones.
De manera aleatoria, el IEDF seleccionó a 653 mil 292 ciudadanos residentes en el Distrito Federal que funcionaron en 113 centros fijos para preparar a 104 mil 400 residentes por capacitar.
Funcionaron mil 463 instructores, 120 técnicos electorales operativos y especializados y 147 supervisores de la capacitación ciudadana.
La tarea de aprovechar las diversas expresiones de la voluntad ciudadana para servir a este proceso comicial ha sido verdaderamente descomunal. Creo firmemente que el electorado capitalino así lo percibe. Espero, de buena fe, que al final del proceso, hoy por la noche, haya más satisfacciones que reproches.
Deseo suponer que el puntual cumplimiento de los programas que han trazado nuestros institutos electorales representa con veracidad ese "primer paso de la democracia" de que tanto se ha hablado, que tanto se ha promovido en los medios masivos.
No tengo claras las ideas en cuanto a que los partidos mayoritarios y sus personeros más conspicuos hayan dado ese primer paso de que hablamos. No tengo muy claro que ahora, en el 2003, podamos hablar de partidos políticos que aun con sus plataformas diversas y antagónicas, hayan decidido hacer su parte en este gran esfuerzo democrático. Cualquier capitalino despreocupado puede advertir, por lo menos en las últimas etapas de las campañas, que la propaganda se orientó mucho más a mostrar supuestos méritos personales de dirigentes y candidatos que aciertos y claridades en la expresión de principios e ideas.
Y es que el clima creciente en nuestra realidad política y social obedece a la meritocracia individual y no a la solución de los graves problemas de fondo. A lo mejor resolvemos los problemas de la miseria y el desempleo si los conjuramos con pendones y carteles; con fotos de rostros sonrientes y con enjundiosas sentencias impresas.
Por lo pronto, hoy tenemos elecciones. El voto es para hoy.
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