José Antonio Rojas Nieto

Voto razonado

Sin duda, es muy importante que hoy la izquierda respalde, amplíe, profundice y lleve a buen término las luchas ciudadanas por los derechos de las mujeres, por el respeto a los derechos humanos, por la defensa de las causas indígenas, por la diversidad sexual, por mejores oportunidades a personas discapacitadas, y por el ambientalismo y la protección de los animales. Sí, no tengo duda de ello.

Pero, al mismo tiempo, la izquierda también debiera luchar -me resulta imperdonable que se olvide o se deje de mencionar- hoy por la defensa de la fortaleza social y la capacidad de negociación que proporciona a la nación la propiedad de los recursos naturales, en particular, del petróleo y demás hidrocarburos, el control de las empresas estratégicas de Estado -Pemex y CFE- para coordinar el desarrollo. Por eso una izquierda deseable y posible no debe olvidar la lucha contra la privatización petrolera y eléctrica. Pero, junto con ello y en un horizonte de mayor trascendencia para nuestro futuro de mediano y largo plazos, la defensa de los derechos indígenas, la defensa del campo y los campesinos, la búsqueda de una nueva forma de inserción del país en la globalización. Y esto, todo esto, en un esfuerzo de reorganización y restructuración de las perspectivas teóricas e ideológicas, y de reconstrucción de las prácticas políticas.

No se puede defender más a una izquierda sin ideas, sin principios y sin programas a largo plazo. Una izquierda sin iniciativas políticas en todos los ámbitos de nuestra vida económica, social y política actual. Es urgente que la izquierda de hoy recupere su memoria histórica, y se oriente -de nuevo- a reconstruir y fortalecer los movimientos sociales, las tareas reivindicativas y la unidad de acción que permita generar alianzas basadas en la lucha, no en simulaciones ni en el reparto de prebendas o prerrogativas.

Necesitamos una izquierda que arriesgue y se arriesgue, como lo ha hecho siempre. Con identidad bien definida en sus programas. Por ello mismo con capacidad para penetrar en el corazón de las personas, de los grupos sociales, de toda la sociedad.

Para ello deberá contar con medios de difusión y propaganda propios, pues la mayoría de los actuales los concentra la misma oligarquía dictatorial. La izquierda deberá rearticularse autocríticamente mediante un nuevo sistema de convicciones para producir ideas, cohesionar prácticas políticas y poner en tela de juicio no sólo el oportunismo pragmático, sino la cultura del sectarismo y el marginalismo.

NB. Muchas felicidades a los trabajadores del Sindicato de Euzkadi por ganar por tercera ocasión el amparo frente a la arbitraria Junta Federal de Conciliación y Arbitraje. Sus familias del queridísmo San Antonio Juanacaxtle, de El Salto, de Juanacatlán, de la Ex Hacienda de Zapotlanejo, de Atequiza, de Guadalajara y de muchas poblaciones de Jalisco pueden sentirse orgullosas de sus "fabriqueños", como les llamaban sus abuelos.

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