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México D.F. Domingo 6 de julio de 2003
Elena Poniatowska /I
Soldados de Salamina, de Javier Cercas
La Guerra Civil de España es una herida abierta de la que todavía mana sangre y pus. Infectó a muchos hombres y mujeres durante años, y ha sido fuente de heroísmos y grandes tragedias. Además de las atrocidades cometidas, no cabe la menor duda de que un golpe de Estado fascista contra un régimen elegido democráticamente indignó a todos los hombres de buena fe del mundo. La Guerra Civil de España es un vertedero de letras inagotable, una fuente de inspiración que no se apaga, una caverna en la que se excava, una mina de oro ensangrentada. Casi 70 años después siguen manando de este géiser doloroso y fratricida ensayos, novelas, cuentos, poemas, que todavía producen una honda emoción. Figuras como Hugh Thomas, Gabriel Jackson, Pierre Broué, André Malraux, George Orwell, John Dos Passos, Cyril Connolly, Stephen Spender, W.H. Auden, Dorothy Parker, Barbara Probst Solomon y Julian Bell, sobrino de Virginia Wolf, fueron los primeros en clavarse, y la legendaria figura de Hemingway, con su novela Por quién doblan las campanas (hoy vilipendiada), desató las pasiones en torno a España y a sus hombres-hermanos-Caínes y Abeles improvisados en una guerra atroz. Todavía hoy miles y miles de lectores en el mundo discuten ávidamente esos años definitivos que, a finales de los años 30, precedieron la Segunda Guerra Mundial, cambiaron nuestras vidas y enseñaron tanto sobre la condición humana.
México tuvo que ver directamente con la Guerra Civil española, porque el entonces presidente Lázaro Cárdenas decidió abrir las puertas de nuestro país a los refugiados. Ya no eran los conquistadores ni cumplían con el destino ibérico de los tiempos coloniales. Se había dado un fenómeno inverso: ahora pedían asilo.
En Soldados de Salamina, de Javier Cercas, aparece Indalecio Prieto, que en nuestro país escribía en la revista Siempre! y ejercía gran influencia sobre su director, José Pagés Llergo, y sobre algunos editorialistas, aunque otros refugiados lo acusaban de haber extraviado el célebre tesoro del Vite. En México, durante años, los republicanos León Felipe, Juan Rejano, Pedro Garfias, Luis Buñuel, Julio Alejandro, Max Aub, José Herrera Petere, todos aquellos que llegaron en barcos como el Sinaia, se reunían en un café a fumar y a gritar, y repetían incansables: "Este año muere Franco", pero Franco siguió envenenándoles la vida.
España, 1939. Los republicanos han sido derrotados, todo está perdido, el éxodo se inicia. Son los meses finales de la guerra. Los caminos hacia la frontera con Francia están atestados de hombres y mujeres, niños y ancianos que huyen. Un grupo de republicanos decide fusilar a los últimos enemigos franquistas, tan desgastados y vencidos como ellos. Entre ellos, el ideólogo de La Falange, Rafael Sánchez Mazas, muerto de hambre y de cansancio, sabe que ha llegado su fin. Sin embargo, hace un último esfuerzo, aprovecha la confusión momentánea, echa a correr, y de milagro escapa a un bosque tupido en el cual logra esconderse.
Javier Cercas nos enseña cómo Sánchez Mazas se encuentra a sí mismo viendo directamente a los ojos de un miliciano que se dispone a matarlo en nombre de la guerra. Encañona su fusil, pero el cazador, figura sufriente y enlodada como él, simplemente se va y grita: "aquí no hay nadie". ƑPor qué? En ese ''por qué'' se fundamenta toda la novela. Este ''por qué'', además de encerrar una gran historia, es un misterio, el misterio que traemos dentro todos los seres humanos, el enigma que finalmente nos da sentido y es parte de nuestra razón de ser.
Rafael Sánchez Mazas, escritor y fascista, fundador de La Falange española, íntimo amigo de José Antonio Primo de Rivera y futuro ministro en el primer gobierno de Franco, salva la vida.
ƑPara qué?
Rafael Sánchez Mazas es uno de los responsables de la Guerra Civil de España. Por culpa suya y de cuatro o cinco tipos como él, se desató una guerra entre hermanos. Si alguien merecía que lo fusilaran era Sánchez Mazas.
ƑPor qué no lo mató el republicano? ƑPor qué le salvó la vida? ƑPor qué no lo delató? ƑQué es lo que vio en sus ojos?
Confieso que mi primera reacción al ver que Javier Cercas había escogido al fundador de La Falange fue la misma que la de su pizpireta novia Conchi, que le reclama en pleno restaurante griego: "Puta madre, mira que ponerse a escribir sobre un facha, con la cantidad de buenísimos escritores rojos que debe de haber por ahí. García Lorca, por ejemplo. Era rojo Ƒno?". Más tarde, a lo largo de la novela, entendí que Sánchez Mazas no era tan importante como su estirpe esencialmente literaria, que ese gentilhombre, ese rancio caballero y su frustrado fusilamiento en Santa María del Collel, eran el ejemplo de jerarquías y privilegios que nada tienen que ver con la civilización, y debo decir que esta certeza me tocó muy hondamente, porque también de niña hice vie de chateau, y mi madre, en Madrid, fue amiga de José Antonio Primo de Rivera, que la sacaba a bailar y la medio enamoriscaba.
Una crítica. Para mí que Javier Cercas, o el protagonista héroe-autor-periodista y autor del libro, patrocina a Conchi y la ve desde arriba, y me pregunto por qué cree que las mujeres son analfabetas, pero en fin, esa es harina de otro costal. También a los campesinos que en la masía le salvan la vida a Sánchez Mazas, Javier Cercas les endilga una mirada bovina, "una mezcla bovina de pasividad y de recelo", y bovina es de büey, Ƒno? Y yo me pregunto: "Ƒson bovinos porque son campesinos?" ƑNo es ésta una actitud superiorista del autor-protagonista?
Otra crítica. Vemos al periodista-novelista enamorar a su Conchi, mirarla a ella y a sus amigos con cierta condescendencia, viajar a Cancún y juzgarlos desde la chaise-longue en que medita su próxima novela. Otra vez su tono con Conchi es paternalista, cosa que no le sucede con ningún otro personaje. Al contrario, al entrevistar a sus informantes, que sobrepasan los 80 años, para armar el rompecabezas que representa cualquier vida, en este caso la de Rafael Sánchez Mazas, lo vemos cuidarlos, tratarlos con respeto, oírlos con atención, mientras bebe su gin and tonic: ''...quizá porque ya nadie tiene tiempo de escuchar a la gente de cierta edad, y menos cuando recuerdan episodios de su juventud, los tres estaban deseosos de hablar, y más de una vez hube de encauzar el chorro en desorden de sus evocaciones". Es cierto, a muchos viejos les urge hablar de sus cosas. A los presos también, y quizá los viejos también estén presos y por ello mismo sientan la urgencia de devanar las memorias que los aprisionan. De que Javier Cercas sabe tratar a los viejos lo vemos en el siguiente párrafo, que condensa el inmenso abrazo con el que los abarca:
''Oí el ruido del bastón de Miralles cayendo a la acera, sentí que sus brazos enormes me estrujaban y que los míos apenas conseguían abarcarle, me sentí muy pequeño y muy frágil, olía a medicinas y a años de encierro y de verdura hervida y sobre todo a viejo, y supe que ese era el olor desdichado de los héroes".
Las palabras de Miralles son claras, gallardas, punzantes, certeras. ƑPor qué lo son? Porque Miralles es, como diríamos en México, la puritita verdad; porque Miralles posee la única respuesta, "una especie de secreta o insondable alegría, algo que linda con la crueldad y se resiste a la razón, pero tampoco es instinto, algo que vive en ella con la misma ciega obstinación con que la sangre persiste en sus conductos y la tierra en su órbita inamovible y todos los seres en su terca condición de seres, algo que elude a las palabras como el agua del arroyo a la piedra, porque las palabras sólo están hechas para decirse a sí mismas, para decir lo decible, es decir, todo excepto lo que nos gobierna o hace vivir..."
Es esta una novela dentro de otra novela, una vida dentro de la fantasía, una ficción sacada de la realidad, una realidad que va más allá de toda ficción, una verdad ficticia, una ficción que supera cualquier realidad y la magnifica, una prueba de que ficción y realidad son vasos comunicantes, un joven reportero que en realidad es un extraordinario novelista o un novelista que no desdeña el periodismo y reconstruye los hechos paso a paso, un novelista que planea rigurosamente y hace una investigación a conciencia para que su obra vaya más allá de sí mismo, para que su obra lo desuelle, lo voltee de adentro para fuera. El autor le explica su objetivo a su novia Conchi: "Será como una novela. Sólo que en vez de que sea todo mentira, todo es verdad."
Javier Cercas divide su libro en tres partes. Las dos primeras, una investigación concienzuda, escrupulosa, como la haría cualquier reportero inteligente que se respeta. Cercas busca a informantes de más de 80 años que se encontraron a Sánchez Mazas en febrero de 1939 y ahora han encanecido, se apoyan en su bastón, pero todavía recuerdan. ƑSon héroes de verdad o son milagros literarios? Esta es una novela que nos da una imagen nueva de la guerra civil y de España, porque ofrece la posibilidad de la redención. Al reconciliarse los personajes, nos reconcilian con nosotros mismos y con los que consideramos nuestros enemigos. Al decirle Roberto Bolaño a su amigo y colega español Javier Cercas que todas las buenas historias son historias verdaderas, al menos para aquellos que las leen y eso es lo que cuenta finalmente, Bolaño le da una razón muy poderosa a la llamada literatura testimonial. ƑEs verdad o es mentira? ƑSon reales los personajes o son ficticios? Octavio Paz nos entregó un poema en el que asevera que vivimos nuestra prodigiosa vida de mentiras y nuestra mentirosa vida de verdades. Y Antonio Machado (tan importante para la novela de Javier Cercas) escribió en alguna ocasión: ''Se miente más de la cuenta por falta de fantasía, también la verdad se inventa''.
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