México D.F. Miércoles 9 de julio de 2003
Molly Ivins
Homofobia en toga
Austin, texas. Felicitaciones a la Suprema Corte
por su decisión de seis votos contra tres relativa al caso de sodomía
en el estado de Texas ( ), y a todos los que, como los grupos pro derechos
de los gays y la Unión Estadunidense por las Libertades Civiles,
han pugnado con tanto ardor y por tanto tiempo para librar al sistema jurídico
de tan manifiesta injusticia. En los programas de debate por televisión
hemos podido ver cierta cantidad de curiosos alegatos en torno a esta decisión
legal: ha sido interesante contemplar cómo la homofobia trata de
disfrazarse de argumentación jurídica.
El juez Antonin Scalia destacó en este campo, al
hacer un berrinche público desprovisto de fundamentos legales. Buen
ejemplo de falta de temperamento judicial. Algunos arriesgaron el argumento
de que la ley texana debió dejarse como estaba porque rara vez se
aplica. Sin embargo, tan se aplicó que por eso se llevó el
caso hasta la Suprema Corte, y además, ¿de cuándo
acá la rareza sirve de excusa a la injusticia? El hecho de que rara
vez ejecutemos a personas inocentes, ¿hace que sea correcto hacerlo?
La esclavitud rara vez acontece en este país, pero sigue siendo
ilegal.
El argumento de la pendiente resbaladiza es casi igual
de tonto. La ley está llena de líneas y distinciones más
o menos arbitrarias. La diferencia para que un robo se considere felony
(delito grave) o misdemeanor (delito leve) en el derecho penal
estadunidense es de un centavo. En tráfico de drogas es de una onza.
Para el caso, sería como decir que la diferencia entre un cerdo
y un marrano es de una libra. Para citar otra célebre ley texana,
poseer seis o más consoladores en este estado es un delito grave,
siempre y cuando se tenga la intención de distribuirlos. En cambio,
si tiene unos cinco o menos, se le considera un hobby. Por tanto,
declarar inconstitucional una ley contra la sodomía homosexual en
ninguna forma invalida las leyes contra el incesto, la pedofilia, etcétera,
y decir lo contrario es alarmismo estúpido.
George Will aventuró la teoría de que la
Corte tomó una decisión arbitraria al trazar una línea,
como hacen las legislaturas, cuando se supone que debe decidir en materia
de principios constitucionales. Su argumento es que la Corte ha usurpado
la facultad de las legislaturas en este campo, y que las normas sociales
merecen mayor consideración. Partidarios de la libertad como William
Safire alegan que el principio en disputa es que el gobierno no tiene derecho
a entrometerse en las alcobas de las personas, que todos tenemos derecho
a la privacidad. Resulta difícil imaginar una intromisión
más patente que tener a la policía derribando la puerta cuando
uno está practicando el sexo.
Me parece que es otro el principio constitucional en juego:
la Constitución de Estados Unidos se elaboró para proteger
los derechos de las minorías contra la mayoría. Se supone
que la ley debe aplicarse a todos en igual forma, y en el caso de la norma
texana no era así: era específicamente discriminatoria.
Podemos contar ahora con que la derecha religiosa armará
un gran escándalo sobre que "ya vienen los matrimonios gays". No
veo conexión causal entre este veredicto y los matrimonios gays;
una vez más, la ley está llena de distinciones.
El inmoderado exabrupto del juez Scalia -dijo que la Corte
está dando respaldo a "la llamada agenda homosexual"- plantea una
pregunta: ¿qué diablos es la agenda homosexual? Escucho a
personas de la derecha hablar de ella todo el tiempo, pero hasta donde
yo sé los grupos gays no han suscrito ningún plan maestro
o serie de propuestas. ¿Alguien ha visto una? Hay un montón
de republicanos gays; me parece que a los gays les costaría bastante
trabajo redondear una agenda en común. Sospecho que la "agenda homosexual"
es como los Protocolos de los Sabios de Zión.
Scalia no es el único juez que ha flotado con su
toga hasta la estratosfera a últimas fechas. El pobre Clarence Thomas
lanzó una sibilina filípica en torno del caso de "acción
afirmativa" de la Universidad de Michigan (acción afirmativa, sí;
por números, no) ( ). Siempre se ha dado por sentado que la acción
afirmativa se refiere a encontrar solicitantes calificados para ciertos
empleos, admisión en las universidades, etcétera. La palabra
clave es calificados. Se trata de otro caso en el que los locos togados
de la derecha se las han ingeniado para distorsionar la realidad hablando
de "cuotas", como si existieran. (Quien haya ido alguna vez a una convención
distrital o estatal republicana y observado cómo los pocos negros
presentes son electos delegados casi automáticamente encontrará
divertido este asunto.) Thomas escribió sobre el caso de Michigan
un argumento de disenso que era una autobiografía, no una argumentación
legal. Sintió que sus compañeros de la Escuela de Derecho
de Yale lo miraban de arriba abajo porque la escuela lo había "admitido
por pertenecer a una minoría"; por lo tanto, todos los demás
alumnos de su color deben sentirse igual.
La prueba está en el pastel: los estudiantes de
minorías raciales de Michigan y Yale se gradúan en la misma
proporción que los blancos, lo cual demuestra que están calificados:
pueden hacer la tarea. Que muchos hayan tenido que sobreponerse a ambientes
tan pobres como aquel en que creció el juez Thomas sólo los
hace más dignos de crédito por cualquier persona de buen
criterio. Más que dar por sentado que un alumno o alumna negros
en la Escuela de Derecho de Yale lograron entrar sólo porque Yale
quiere "diversidad estética", yo supondría que se trata de
un o una joven verdaderamente excepcionales.
Columnista en más de 300 periódicos y
autora de tres best sellers sobre la política actual en Estados
Unidos
( ) El 27 de junio, la Suprema Corte de Justicia de EU
declaró anticonstitucional una ley de Texas que prohíbe la
sodomía entre homosexuales, con base en la cual la policía
allanó violentamente el domicilio de un ciudadano y detuvo a él
y su pareja homosexual por estar teniendo sexo anal (N. de T.). (La
Jornada, 27/6/03)
( ) El 23 de junio, la Corte respaldó un programa
de "acción afirmativa" para garantizar el ingreso de estudiantes
de minorías raciales en la Escuela de Derecho de la Universidad
de Michigan (La Jornada 24/6/03) (T.)
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Traducción: Jorge Anaya
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