Ordena el presidente argentino intervenir por 180 días la obra social de pensionados

No proteger a asesinos de compatriotas, demanda Kirchner a militares

Cada uno debe hacerse cargo de lo que hizo durante la dictadura, dijo en sede de la aeronáutica

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 8 de julio. En silencio y sin prodigar aplausos finales, los jefes militares escucharon anoche en su propio terreno -la sede del círculo de la fuerza aérea- el reclamo del presidente Néstor Kirchner de que "cada uno se haga cargo de lo que hizo", puesto que "combatir la impunidad es una manera de incrementar la calidad institucional".

El esperado discurso del mandatario provocó una nueva sorpresa, después de que a poco de asumir el gobierno, el 25 de mayo pasado, remplazó a toda la cúpula militar pa-ra colocar allí a oficiales sin actuación durante la última dictadura militar (1976-1983).

"El rencuentro (entre argentinos) no pue-de venir desde el silencio o la complicidad", dijo Kirchner durante la cena de ca-maradería, y agregó que la defensa de los derechos humanos no puede ser interpretada "de aquí en más como una política contra las fuerzas armadas."

Hay que "separar la paja del trigo", añadió, al señalar que no todos tienen que cargar con la responsabilidad de los que cometieron crímenes de lesa humanidad.

Precisamente la política de los antiguos generales y altos oficiales estaba destinada a crear una omertá (ley del silencio mafiosa) militar, por la cual nadie podía discutir el pasado.

El mensaje del mandatario se produjo cuando existe un nuevo punto de conflicto, ante la posible derogación del decreto que impide pasar a la justicia los pedidos de extradición de tribunales extranjeros de militares acusados de violaciones contra los derechos humanos.

La derogación del decreto, emitido por el entonces presidente radical Fernando de la Rúa en 2001, tiene un antecedente, que es la extradición de México a España del ex capitán de marina Ricardo Miguel Cavallo, acusado de crímenes de lesa humanidad y genocidio por el juez Baltasar Garzón.

"No me parece justo para la memoria histórica de las fuerzas armadas ni sensato para su propio futuro que se pretenda identificar las acciones de algunos con la propia institución que los argentinos y su Constitución nacional han pensado para defender a su país, su vida y su libertad", sostuvo el mandatario durante la cena.

Por ello, "hace a la preservación de la institución en su rol histórico, político y estratégico separar la paja del trigo, hacerse cargo cada uno de lo que hizo, sin pretender escudarse en el prestigio y la historia de nuestras fuerzas armadas".

Kirchner solicitó a los militares que lo acompañen en los cambios que se propone: "Como comandante de las fuerzas armadas quiero que queden en la historia grande, que sean recordados por haber participado a pleno en la forja de una nueva nación, donde el pueblo volvió a soñar y a sentirse con derecho a ser feliz".

Ausencia de aplausos

No hubo aplausos -ni siquiera protocolares- tras el discurso, con excepción de los de los hombres del gabinete que acompañaron al mandatario.

El jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, quien participó en la cena, admitió que "no fue efusiva" la recepción de los altos mandos al discurso.

Hasta el momento no ha habido reacción, pero el Ministerio de Defensa aseguró que no existe tensión en las filas militares, y el ex jefe del ejército Martín Balza llamó a los jefes de la dictadura a que enfrenten a la justicia "porque un oficial nunca puede deslindar la responsabilidad en sus subordinados".

Cuando aún flotaba en el aire la sorpresa por la nueva apuesta presidencial, el gobierno dio otro paso en el marco de su compromiso para limpiar las instituciones.

Así, anunció esta mañana la intervención por 180 días del PAMI, la obra social (servicios de salud) de los jubilados, verdadero nido de la corrupción en los últimos años y considerado un "agujero negro" de la cuentas públicas.

Pese a que PAMI cuenta con un presupuesto anual equivalente a mil millones de dólares, los jubilados deben esperar meses para una consulta.

Golpe tras golpe, Kirchner va construyendo credibilidad y apoyo masivo, que alcanza a 90 por ciento de la ciudadanía, de acuerdo con sondeos.

La ultraderecha señala ya como "gobierno subversivo" a la administración Kirchner, y la ultraizquierda no sabe cómo manejarse frente a esta sorpresa.

El presidente, a poco más de 40 días de asumir el gobierno en condiciones sumamente difíciles, está dando muestra de que no es manejable.

Pero en estos momentos enfrenta una du-ra campaña de sectores policiales de la provincia de Buenos Aires y de algunos me-dios que agitan el delito -que muchos de esos sectores alientan desde las sombras- para exigir retornos autoritarios.

Es una campaña provocativa, que ha llevado a la creación de un gabinete de crisis, después del desplazamiento de cúpulas policiales y de comisarios a los que se descubrieron cuentas bancarias en varios pa-raísos fiscales.

El gobierno ha enviado a gendarmes (po-licías de fronteras) a custodiar las calles bonaerenses, asoladas por el delito "conspirativo" y por la inoperancia de las fuerzas policiales, que es en realidad una forma de rebelión silenciosa.

No es casual que, como sucedió siempre en toda ocasión en que se intentó restructurar la fuerza policial, se incrementen los índices de delitos y secuestros extorsivos.

El mandatario también envió un fuerte mensaje a los empresarios locales y extranjeros al anunciar el plan alimentario El hambre más urgente, que se puso en marcha en un país donde a un cuarto de la población le falta comida pese a que es uno de los mayores productores de alimentos del mundo.

Al presentar el plan, que algunos consideran la versión argentina del Hambre cero del gobierno brasileño, Kirchner hizo un reconocimiento a los nuevos movimientos sociales y criticó en cambio a los empresarios "que lucran y someten a la miseria al pueblo argentino".

Algunos sectores del "establishment y de las empresas privatizadas", puntualizó, exigen que se precisen con claridad las políticas económicas, "pero sin preocuparse por la situación social.

"Pequeños grupos y sectores de poder en el país durante años estuvieron trabajando sobre las espaldas de todos los argentinos.

"No escuché hablar a esos sectores de El hambre más urgente, no los escuché hablar de la tremenda pobreza de muchos argentinos (...) de la falta de trabajo, no los escuché hablar de muchas cosas que pasan en el interior. Por eso que se queden tranquillos, nosotros sabemos hacia dónde tenemos que orientar económica y productivamente al país, vamos a seguir paso a paso con absoluta y total independencia", señaló en un acto en la Casa Rosada (de gobierno).

También sostuvo que el nuevo plan tiene que llegar a todos los sectores y que los dirigentes políticos tienen que alejarse de "cualquier tentación clientelista, porque también eso le hace un tremendo daño a las políticas sociales en Argentina".