México D.F. Miércoles 9 de julio de 2003
Ladan y Laleh, un sueño malogrado
Las siamesas iraníes no sobrevivieron a la operación para separarlas
REUTERS, AFP Y DPA
Singapur, 8 de julio. El mayor sueño de las siamesas iraníes Ladan y Laleh Bijani de no seguir unidas por la cabeza se vio truncado hoy en el hospital Raffles, en Singapur, donde murieron este martes debido a la pérdida masiva de sangre después de que los cirujanos las separaron en una operación que ellas sabían que les podía costar la vida.
La muerte de las siamesas, de 29 años, causó conmoción en el mundo y especialmente en Irán, que recibió la noticia con una gran tristeza. Los iraníes salieron a las calles para llorar por el fallecimiento de las hermanas.
La muerte de Ladan y de Laleh, que se produjo con hora y media de diferencia, puso fin a una operación de dos días practicada por un equipo de 28 especialistas y cien auxiliares en el hospital Raffles, donde también hubo lágrimas.
"Esperábamos intentarlo y obtener algo mejor que las peores posibilidades, pero no lo logramos", dijo a reporteros el director del hospital, Loo Choon Yong.
"Cuando asumimos este desafío sabíamos que los riesgos eran altos. Estábamos conscientes de que una de las posibilidades era la muerte de las dos; Ladan y Laleh también lo sabían", comentó Loo.
La operación, dirigida por el neurocirujano Keith Goh, tuvo varias complicaciones. La presión sanguínea de las mujeres había estado fluctuando y los cirujanos descubrieron que los cerebros estaban más estrechamente unidos de lo que se había pensado.
"Las mellizas perdieron mucha sangre y estaban en una situación crítica cuando la cirugía llegó a su fin", se informó en un reporte del hospital.
Después de que la operación comenzó el domingo, los médicos abrieron el cráneo unido de las siamesas, pero el grosor inesperado del hueso causó demoras. Además, el equipo quirúrgico batalló el lunes para derivar un vaso compartido que llevaba sangre de los cerebros de las gemelas a sus corazones.
El martes por la mañana, el equipo concluyó la separación vascular y cerebral, y los médicos así lo anunciaron, lo que causó aplausos.
Sin embargo, después de haber realizado la derivación vascular, la circulación sanguínea entre ambas siamesas se desestabilizó.
"Los cerebros estaban adheridos porque estuvieron unidos durante 29 años. La separación lleva mucho tiempo porque los médicos deben cortar los tejidos con sumo cuidado", declaró durante la operación el portavoz del hospital Raffles, Prem Kumar Nair.
Además, las siamesas sufrían problemas de circulación sanguínea, lo que se complicó durante la operación.
En 1996, médicos alemanes habían rechazado separar a las siamesas al alegar que dicha separación podría ser fatal, pero las hermanas Bijani estaban decididas a vivir separadas y convencieron a los cirujanos de Singapur para que las operaran, a pesar de los riesgos.
Adoptadas por un médico
No se sabe mucho de las siamesas, salvo que nacieron en 1974 en la provincia de Fars, en el sur de Irán. Ambas eran abogadas, pero Laden, la más extrovertida de las dos, había dicho que deseaba ejercer su profesión en su lugar de origen, mientras Laleh quería ser periodista en Teherán.
El padre de las siamesas, Dadollah Bijani, un granjero pobre del sur de Irán, dijo que las hermanas habían permanecido en un hospital local por años bajo la atención de médicos estadunidenses, pero se perdieron durante la confusión de la revolución islámica de 1979 en Irán. El hombre les dio seguimiento hasta Karaj, cerca de Teherán, donde fueron adoptadas por un médico, Alireza Safaian, quien al conocer la muerte de sus hijas acusó a los médicos de Singapur de haberlas matado. "Compartimos un hogar por 27 años y siento un vacío", dijo a Reuters en medio de lágrimas.
A pesar de que la corte dictaminó que Bijani, padre de 11 hijos, tendría la custodia, las siamesas decidieron quedarse con Safaian, quien las adoptó luego de que el personal hospitalario se negó a cuidarlas.
Las siamesas llegaron en noviembre al hospital Raffles y esperaron siete meses hasta que la operación se llevó a cabo, y aunque eran perfectamente conscientes del riesgo, nunca dudaron. Se dice que Laleh comentó en una ocasión a una amiga que iniciaban una vida separadas o encontrarían juntas la paz eterna.
Las hermanas se mostraron alegres cuando fueron ingresadas a la sala de operaciones. "Si Dios quiere que vivamos como dos personas separadas, como individuos independientes, viviremos", dijo Ladan antes de la cirugía, el domingo.
"Las recordaremos en sus mejores momentos y sentiremos que al menos se les dio la oportunidad de cumplir su sueño de vivir separadas", declaró el neurocirujano Goh, quien dirigió una operación similar, exitosa en 2001, con unas bebés de Nepal.
Goh fue ayudado en la intervención quirúrgica de las jóvenes Bijani por Walter Tan, cirujano plástico, y Ben Carson, director de neurocirugía pediátrica en la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore. Carson separó a unos siameses unidos por la cabeza en Alemania en 1987 y a unas niñas de seis meses en 1997.
Casos de siameses unidos por la cabeza ocurren con frecuencia de uno por cada 2 millones de nacidos vivos. Las operaciones satisfactorias son muy raras, además de que nunca se había realizado una en adultos.
Pero la operación reactivó las preocupaciones éticas que rodean a la cirugía de alto riesgo. Richard Ashcroft, director de ética médica en el Colegio Imperial de Londres, dijo la semana pasada que no habría controversia si las siamesas estuvieran en riesgo de morir sin la operación. Pero no estaban en riesgo de fallecer si permanecían unidas. "Es un genuino dilema moral", agregó.
La noticia de la muerte de Ladan y Laleh provocó conmoción en el mundo y duelo en Irán, donde el gobierno afirmó que toda la república islámica experimenta una gran tristeza. "La nación y el gobierno iraníes sienten un profundo dolor", señaló el portavoz del gobierno, Abdolá Ramezanzadeh, tras el anuncio de la muerte de las siamesas.
"Es un día triste para Irán", afirmó a su vez el vicepresidente Mohammad Ali Abtahi. "La nación iraní y muchas personas en todo el mundo tenían la vista puesta en el hospital, con la esperanza de que se rescatara a las hermanas.
"Expreso mis condolencias a su familia y a la nación iraní, y mi agradecimiento al equipo médico que no logró éxito a pesar de sus mejores esfuerzos", aseveró.
Añadió que los pasados 29 años, desde el anuncio del nacimiento de Laleh y Ladan hasta los diferentes momentos de su vida, estuvieron llenos de sufrimiento y dolor. "Su esfuerzo infatigable durante toda su existencia permanecerá para siempre en la memoria colectiva de los iraníes", destacó Alí Abtahi.
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