México D.F. Viernes 18 de julio de 2003
ƑLA FIESTA EN PAZ?
Leonardo Páez
Intocables y abogados
SI EN EL caso del representante de la Plaza México no se aplica la Ley para la Celebración de Espectáculos Públicos en el Distrito Federal o este marco jurídico es violentado -me escribe el abogado Aurelio Gaitán-, entonces la lectura de tan grave omisión será evidente:
"LOS INTERESES CREADOS entre los patrocinadores del empresario taurino del coso y las autoridades del DF son de tal magnitud que convierten a ese espectáculo en intocable, mientras el ritual taurino rueda entre los peñascos de la idiotez, como dijera el crítico José Jiménez Latapí Don Dificultades."
"ES DE DESEAR -agrega el maestro Gaitán- que la enorme experiencia del licenciado Enrique Fuentes León como abogado del demandante Enrique Martín Arranz, apoderado español cuya firma fue falsificada ante la Delegación Benito Juárez para que ésta autorizara al empresario de la Plaza México la venta de un derecho de apartado fraudulento las dos temporadas recientes, actúe con la habilidad y profesionalismo que lo caracterizan y por primera vez alguien en este país logre meter en cintura a tan calamitoso seudopromotor taurino."
PUES OJALA, PORQUE en la ciudad más poblada del mundo sus sobrevivientes cada día están menos interesados en presenciar las supuestas hazañas que supuestas figuras del toreo puedan realizar delante de supuestos toros bravos.
ƑA QUE ATRIBUIR tan notable disparidad entre crecimiento poblacional y pérdida de público en la plaza supuestamente más importante del continente americano?
SOBRAN EXCUSAS Y versiones, pero en el fondo de todas subyace una múltiple y quizá irreversible tergiversación: del auténtico toro bravo, de la lidia propiamente dicha y, como consecuencia de éstas, de lo que entraña ofrecer espectáculo taurino emocionante, no divertido, cuando cruzar un eje vial en la ciudad de México requiere casi tanta sangre fría como hacerle fiestas a un "toro".
DESDE HACE 10 años Promotora Alfaga, primero, y Promotora Plaza México, después, a cuyo frente ha estado el voluntarioso administrador de abundantes dineros ajenos, Rafael Herrerías, empeñado en reinventar la tauromaquia y el negocio taurino a partir de un torpe concepto amabilizado del toreo, prefieren sudamericanizar la tradición taurina de México -los cosos americanos para los diestros españoles-, feudalizar el espectáculo -acceso restringido tanto a ganaderías prestigiadas como a nuevos valores- y reducirlo a su mínima expresión.
A LA CEGUERA anterior, el falso promotor añadió la manipulación de gremios y medios, el tono jactancioso y la prepotencia, no a partir de resultados taurino-empresariales, sino de esa inexplicable pero duradera intocabilidad de que disfruta desde que alguien -šapiadaos ya de la Fiesta, omnipotente señor!- decidió ponerlo a promover el espectáculo taurino en la Plaza México.
|