MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

El fabuloso negocio del oro transparente

Con ayuda del gobierno, las trasnacionales acaparan concesiones para embotellar agua potable

EL DEL ABASTO y disponibilidad de agua es un preocupante tema que con regularidad se aborda en los principales foros nacionales e internacionales, toda vez que es latente el peligro de que en un futuro no muy lejano, sin un cuidado preciso, el planeta muera de sed.

PARA EL CASO mexicano, con regularidad se realizan campañas de concientización para que los consumidores reflexionen sobre la necesidad de cuidar el agua y racionalizar su consumo, dado el creciente costo, cubierto con recursos públicos, que implica el suministro del líquido.

EN LOS MEDIOS nacionales de comunicación, los electrónicos principalmente, el gobierno de la República manifiesta su preocupación sobre este asunto y hace sensibles llamados para que la situación no se salga de control.

VALIDO ESFUERZO, pero en los hechos parece ser que dicho mensaje sólo es difundido al consumidor final, porque el gobierno ha concesionado, y lo sigue haciendo, la comercialización de agua a un número creciente de empresas embotelladoras.

DE LO ANTERIOR da cuenta un detallado informe que sobre el particular elaboró la senadora perredista Leticia Burgos Ochoa, difundido entre los inquilinos de Xicoténcatl, en el que subraya que México debe ubicarse como un país con escasa disponibilidad per capita de agua, a tal grado que la misma Comisión Nacional del Agua ha establecido un régimen de veda o de provisión a la extracción y aprovechamiento de acuíferos en la mayor parte del territorio nacional. La estadística oficial revela que en el país los usos del agua se concentran hasta 78 por ciento en la agricultura y sólo 13 por ciento se destina al consumo humano. El 9 por ciento restante corresponde a la industria autoabastecida.

EN MEXICO, apunta la legisladora, 13 millones de personas carecen de suministro de agua potable, circunstancia verdaderamente preocupante. Sin embargo, señala Burgos, junto a esta situación de contrastes se ha desarrollado una dinámica de la industria embotelladora, derivada de los altos precios que el producto alcanza en el mercado, muy superiores a los que obtienen las aguas gaseosas, y por supuesto también los lácteos u otros productos alimenticios de primera necesidad.

CIFRAS DE LA INDUSTRIA revelan que en México actualmente existen más de 3 mil marcas de agua envasada; pero sólo cuatro (alrededor de 0.13 por ciento) absorben 34 por ciento del mercado nacional. Anualmente se consumen alrededor de 20 millones de litros de agua embotellada, 600 por ciento más que en cualquiera otra nación latinoamericana.

TAL HA SIDO el éxito de las embotelladoras de agua, subraya Burgos, que rápidamente ha atraído a las empresas líderes del mercado de aguas gaseosas, Coca-Cola o la industria alimenticia como Nestlé, que por su gran capacidad financiera han podido absorber embotelladoras pequeñas y medianas, consolidando de manera vertiginosa una estructura de mercado sumamente concentrada, por decir lo menos.

EN ESTE FENOMENO económico está influyendo de manera importante la política hidráulica nacional, particularmente el costo de las concesiones que otorga el Estado, que ha perdido relación con los beneficios que obtienen los particulares por la explotación de este recurso no renovable, y además escaso, a pesar de que la legislación respectiva tutela para beneficio general.

SE DA EL CASO DE que por una concesión que paga derechos fiscales menores a 3 mil pesos se pueden extraer más de 3 millones de metros cúbicos anuales y el tiempo de la concesión otorgada puede extenderse por 50 años, periodo obviamente prorrogable.

EN CONTRAPARTIDA, el precio al público de un litro de agua embotellada oscila entre seis y ocho pesos, cuando bien va -a veces hasta más-, de tal suerte que los beneficios económicos son desmesurados respecto de la renta que recibe el Estado mexicano por la administración de un recurso no renovable.

LAS CONCESIONES, sin embargo, no son gracia divina, aunque pareciera. Precisa Burgos que en cuanto a la regulación jurídica de este problema, de conformidad con el artículo 20 de la Ley de Aguas Nacionales, corresponde al Ejecutivo federal (hoy un ex empleado de Coca-Cola) otorgar concesiones a particulares para la explotación, uso o aprovechamiento de las aguas nacionales, que son conferidas directamente por la Comisión Nacional del Agua, con un término que no puede ser menor de cinco años ni mayor de 50, aunque son prorrogables por un plazo igual a aquel por el cual fueron expedidas.

(SOLO PARA EL REGISTRO, y como aportación de México S A, vale la pena mencionar que Vicente Fox no es el único miembro del gobierno que en el pasado gozó de "la chispa de la vida". El actual director de la Comisión Nacional del Agua, Cristóbal Jaime Jáquez, más allá del conocimiento que pueda tener sobre el tema, posee dos enormes virtudes, de acuerdo con su historia oficial: trabajó 12 años en Coca Cola México -inmejorable carta de presentación en el gobierno del cambio- y siete en el Grupo Visa, consorcio en el que llegó a ocupar la dirección general de la División de Refrescos y Aguas Minerales.)

SI BIEN LAS concesiones pueden someterse a concurso, explica Burgos, en general es posible que sean otorgadas a quienes sencillamente ofrezcan los mejores términos o condiciones a juicio de la propia Comisión Nacional del Agua. Además de cuidar el debido desarrollo de la programación que la misma CNA realiza, dicha institución deberá vigilar el cumplimiento de las normas oficiales mexicanas correspondientes a la infraestructura hidráulica y lo que se refiere también a la materia fiscal. El concesionario deberá cubrir los derechos por expedición o renovación de concesiones, y por el uso, explotación y aprovechamiento que realice efectivamente del líquido.

SIN EMBARGO, aun con esas restricciones, la CNA tiene bajo su arbitrio la decisión respecto de los beneficiarios de cada concesión y el Ejecutivo federal la completa facultad de modificar las reservas, vedas o regulaciones de las aguas nacionales, toda vez que se trata de una función estrictamente administrativa.

EN BREVE, PUES, Cristóbal Jaime Jáquez y sus embotelladoras a Xicoténcatl.

Las rebanadas del pastel

EL GRAN PROBLEMA del gabinete foxista es que lo componen muchísimos tapados, y no precisamente de ambiciones políticas.

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