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México D.F. Jueves 24 de julio de 2003
Abraham Nuncio
Los estados del norte y la izquierda
Horas después de concluida la jornada electoral del 6 de julio, Rosario Robles, en la evaluación de logros y limitaciones del PRD en los comicios, se refirió a la poca incidencia del partido en los estados del norte. Se propone, en consecuencia -dijo la secretaria general-, prestar mayor atención a la región fronteriza de México con Estados Unidos.
Es cierto, la izquierda en general no ha podido arraigar en los estados norteños, salvo en las dos Californias -y no sin dificultades y escaso margen. En esta región se han desarrollado procesos urbanos orientados ideológicamente por fuerzas conservadoras que tienden a la derecha. Sus clases medias se identifican, a partir de la elite, con el American way of life.
Acaso como sobrevivencia soviética del quehacer político centrado en la organización partidaria, la izquierda ha descuidado los viveros necesarios en el seno de la sociedad civil que pudiesen darle vida: cuadros, iniciativas capaces de reproducir sus ideas, instituciones permanentes (de educación, investigación, difusión) con las cuales la ciudadanía estableciera un sentimiento de pertenencia, la actividad en las organizaciones laborales y en todas aquellas donde se lucha todos los días por reivindicaciones sociales. Todo eso con que cuentan las fuerzas conservadoras y de derecha, que son las que aportan votos al PRI y al PAN.
La izquierda no tiene los equivalentes de organismos, instituciones, órganos de difusión, afluentes ideológicos tan diversos como los que pueden leerse en El Yunque. La ultraderecha en el poder, de Alvaro Delgado: Coparmex, la Iglesia católica, Desarrollo Humano Integral y Acción Ciudadana, Asociación Nacional Cívica Femenina, Provida, la Unión Nacional de Padres de Familia, la Co-misión Mexicana de Derechos Humanos, la miriada de escuelas y universidades de inspiración católica, la Confederación de Escuelas Particulares, el Fondo Nacional para el Desarrollo Sostenible, la Acción Católica de la Juventud Mexicana. Es sólo una muestra a la que debe añadirse, entre tantas otras expresiones sensibilizadas por la derecha, a Tv Azteca y, en un grado relativamente menor, a Televisa.
Capítulo aparte merecen los sindicatos. Durante años, los comunistas y otras corrientes de la izquierda fueron satanizados por tener una presencia ideológica y de acción sindical en las organizaciones de los trabajadores. Mientras, sus Torquemadas del ala derecha del PRI y los empresarios sí intervenían en ellas y controlaban su dirección. Lo siguen haciendo por conducto de las centrales de mayor dimensión: CTM, CROC, Con-federación de Sindicatos Independientes, Federación de Sindicatos Autónomos y otras. La izquierda, como respondiendo a la insistencia del regaño, abandonó sin mayor trámite ese ámbito.
Imaginemos al PRD en el Distrito Federal -donde refrendó y amplió sus triunfos como gobierno y partido- sin una Universidad Nacional Autónoma de México, que a pesar del deterioro conserva cierto espíritu de resistencia, de creatividad artística y científica, de identidad con las mejores tradiciones nacionales; sin una Universidad Autónoma Metropolitana y un Instituto Politécnico Nacional de los cuales, sin entrar en detalles, se puede decir lo mismo; sin El Colegio de México, sin una Universidad del Distrito Federal, y sin muchas otras instituciones de enseñanza superior e investigación en las que prevalece, mediatizado como puede estarlo por las excrecencias de una sociedad capitalista atrasada, un espíritu crítico y democrático. Imaginémoslo sin La Jornada, sin Proceso, sin otros periódicos y revistas de semejante perfil. Sin Canal 11 y 22. Sin estaciones de radio que han elevado su nivel de análisis y crítica en las últimas dos décadas. Sin los kioscos donde se expenden en toda la metrópoli las publicaciones periódicas.
Ese panorama no existe en los estados del norte. De todos es Nuevo León donde el PRD obtiene la votación más pobre. No sólo no existe ese clima cultural que se ha desarrollado en el Distrito Federal, sino que ahí el pensamiento conservador se reproduce a través de múltiples organismos e instituciones, empezando por la universidad pública y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey -más abierto y robusto en algunos aspectos, más cerrado y anémico en otros. Las instituciones de enseñanza superior de cierto nivel y el archipiélago de universidades patito, que ha propiciado el gobierno panista, forman estudiantes con bajo nivel de conciencia social o bien con una orientación ideológica conservadora y proclive a la derecha. Pero la izquierda -el PRD y los demás partidos que pudieran inscribirse en esta corriente- no asume esa circunstancia ni hace mayor cosa, más bien nada, por modificarla. Por si algo faltare, con poca experiencia y trayectoria en la lid electoral, se ha visto absorta en sus procesos y se ha alejado de los movimientos sociales, que son su medio natural de desarrollo.
En fin, la tela de donde cortar, si la izquierda con y sin filtro quiere ganar votos, es densa y kilométrica. Exige una visión de largo plazo, desechar la perniciosa idea de que los cambios deseados pueden aparecer en un trienio, en un sexenio.
De todas las lecciones que los partidos políticos le han aportado al ejercicio democrático en México, el de la paciencia jobiana de Acción Nacional es una de las más provechosas. Se propuso, primero que nada, educar en los valores ciudadanos a la sociedad, y después la conquista del poder. Que haya resultado inhábil para retenerlo es otra cosa. Pero su siembra paciente y tenaz no se puede minimizar.
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