México D.F. Jueves 24 de julio de 2003
Asesino burla candados de seguridad en NY
En el ayuntamiento, un concejal fue muerto por su rival;
éste fue abatido
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Nueva York, 23 de julio. El asesinato de un miembro
del concejo municipal de Nueva York, ocurrido hoy en la sede del ayuntamiento,
a cuatro cuadras de donde estaban las Torres Gemelas, demuestra que después
del bombardeo de Afganistán, la invasión a Irak y la permanente
guerra contra el ''terrorismo'' no se ha logrado superar la mayor amenaza
de violencia contra este país.
Catorce disparos de bala sacudieron una reunión
del concejo municipal de esta ciudad a las 14:08 horas y causaron pánico
ante la idea de que fuera otro atentado terrorista, lo que paralizó
la punta sur de Manhattan. Policías con armas en mano corrieron
por las calles y la zona fue inundada con equipos de seguridad antiterrorista
y ambulancias, mientras la alcaldía fue evacuada y los puentes y
estaciones del Metro cercanos al ayuntamiento fueron cerrados.
Se establecieron retenes en los puentes de Brooklyn y
Manhattan y cada automóvil fue detenido e inspeccionado; los edificios
ubicados alrededor del ayuntamiento fueron inspeccionados en una intensa
búsqueda del presunto responsable.
Al final, dos personas murieron en el corazón del
gobierno metropolitano. Durante tres horas cundió la confusión.
El alcalde Michael Bloomberg declaró inicialmente que no se sabía
dónde estaba el culpable, pero dijo que no era sólo de un
tiroteo, sino "un ataque contra la democracia", aunque descartó
que fuera un acto terrorista.
Poco a poco los hechos fueron aclarados: James Davis,
miembro del concejo, fue acribillado en el balcón del segundo piso
del ayuntamiento por Othniel Askew, quien fue abatido por un policía
que le disparó desde abajo.
Las balas volaron por la sala del cabildo, cuyos miembros
se protegieron bajo sus escritorios. En ese momento unas 100 personas visitaban
el lugar, inclusive un grupo de niños, que luego fueron atendidos
por especialistas en casos de crisis. Toda la tarde las televisoras y radios
entrevistaron a testigos, y la pregunta se hacía por todas partes:
¿cómo era posible que esto sucediera en uno de los lugares
de mayor seguridad en Estados Unidos?
Askew era el rival político de Davis en el distrito
35 de Brooklyn; los dos habían llegado juntos al ayuntamiento, ingresaron
y hablaron durante unos momentos. Al parecer la conversación culminó
en que Askew sacó su pistola Smith & Wesson y disparó
varias veces.
El gran misterio de cómo podía ingresar
una persona armada al ayuntamiento fue resuelto: los integrantes del concejo,
el alcalde y otros altos funciona- rios no tienen que pasar por los detectores
de metales. Como Askew acompañaba a Davis, también evitó
el detector.
Con todas las medidas de seguridad aplicadas después
del 11 de septiembre ?acompañadas de códigos de alerta amarillos
y anaranjados, puntos de vigilancia permanentes y sobrevuelos?, resulta
que esta ciudad, y el país, enfrenta una amenaza tal vez mayor que
la del "terrorismo", y aún no hay manera de defenderse de ella.
Esta vez no son "fundamentalistas" extranjeros, ni Osama
Bin Laden, ni narcotraficantes, sino los propios estadunidenses quienes
deben asumir la responsabilidad ante la amenaza que representa la existencia
de armas en manos privadas en este país, casi una para cada hombre,
mujer y niño estadunidense, según el Informe Anual sobre
Armas Pequeñas difundido este mes.
Este miércoles, por ejemplo, no sólo el
asesino estaba armado en la alcaldía. También la víctima,
Davis ?un ex policía, activista de una organización que aboga
contra la violencia urbana? estaba armado, pero nunca logró desenfundar
su pistola.
En la noche, el alcalde admitió no saber cuántos
miembros del concejo portaban armas, por lo que emitió una orden
de aplicación inmediata para que a partir de ahora todos, incluso
él y los miembros del concejo, sean sujetos a los detectores de
metal para ingresar al edificio.
Y como sucede todos los días en este país,
no fue el único acto violento con armas de la jornada. En San Antonio,
Texas, dos mujeres murieron y otra persona resultó herida por un
tipo que entró a una oficina de bienes raíces y por alguna
razón aún desconocida comenzó a disparar.
En Estados Unidos, cada día unas 80 personas mueren
por heridas de armas de fuego, casi 30 mil al año, y por cada muerto
por balas tres personas más resultan heridas. Y aunque hay más
de 270 millones de armas de fuego en manos privadas en este país,
el gobierno de George W. Bush está promoviendo medidas para flexibilizar
los controles sobre su venta. Así, las víctimas del francotirador
de Washington se han sumado a una demanda legal contra estas medidas de
Bush.
Mientras tanto, hoy en esa capital el presidente Bush
otorgó la Medalla de la Libertad ?condecoración nacional?
al actor Charlton Heston, en una ceremonia en la Casa Blanca. Heston fue
presidente de la Asociación Nacional del Rifle, que promueve el
derecho de los ciudadanos a comprar y tener armas de fuego.
Todas las bombas en Afganistán y todos los soldados
desplegados en Irak (y en otros 130 países), todas las detenciones
de inmigrantes árabes y musulmanes, códigos de alerta y las
decenas de medidas "antiterroristas" no evitarán que otros 80 estadunidenses
mueran mañana a causa de las balas.
El mes pasado, el alcalde Bloomberg provocó gran
controversia al prohibir fumar en cantinas y restaurantes de la gran
manzana en nombre de la salud pública. Tal vez debería
prohibir las armas de fuego también.
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