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México D.F. Jueves 24 de julio de 2003
Exhiben Los sentidos de las cosas en
ese recinto
Leonora Carrington, presencia memorable en el Munal
La exposición recupera el trabajo y el entorno
de Kati y José Horna La fotógrafa testimonia más
de seis décadas
MERRY MAC MASTERS
De las 795 personas que asistieron el martes pasado a
la apertura de la exposición Los sentidos de las cosas: el mundo
de Kati y José Horna en el Museo Nacional de Arte (Munal), que
recupera el trabajo y el entorno en el que se desenvolvieron la fotógrafa
y el dibujante y escultor, una presencia significativa fue la de Leonora
Carrington, quien, aparte de su calidad artística, es al parecer
la única sobreviviente de aquel primer grupo de artistas, intelectuales
y amigos que se formó alrededor de la pareja de exiliados.
Otros
asiduos eran Remedios Varo, Wolfgang Paalen, Alice Rahon y, ''por un tiempo",
Luis Buñuel, Gunther Gerzso, Benjamín Péret, César
Moro y Edward James.
Cercanía con Carrington
La huella de Carrington se deja ver en varias de los objetos
expuestos en la muestra de 103 piezas, entre fotografías, dibujos,
arte-objeto, publicaciones, escultura y trabajos en madera. En primer lugar
está la cuna que José diseñó y ensambló
para su hija Norah, que Leonora pintó.
En una foto de Kati, fechada cerca de 1949, la cuna, con
Norah adentro, parece a punto de despegar por la posición de su
vela. Como era muy cómodo para guardar cosas, en ella más
bien encontraron refugio los gatos y los cuentos. También recordó
Norah que la cuna, al voltearse, se convertía en cueva. Cuando Norah
nació estuvo a punto de morir, pero ''Leonora corrió y consiguió
un doctor". Carrington también hizo una cama para la casa de muñecas
de la niña. La mano de la pintora surrealista asimismo se percibe
en la ruleta, juguete diseñado y ensamblado por José Horna.
Dichos objetos figuran en la parte central de la muestra
curada por Karen Cordero, concebida en espiral y denominada La casa. En
el texto que escribió para el catálogo, Cordero anota que
el sentido de la casa de los Horna, no sólo como espacio sino como
objeto vital, se acerca mucho al expresado por su amiga Leonora Carrington
en La trompetilla acústica (Caracas, Monte Avila Editores,
1977): ''Las casas son como los cuerpos. Nos apegamos a sus muros,
sus techos y sus objetos, del mismo modo que a nuestros hígados,
esqueletos y torrente sanguíneo".
Alrededor de La casa está El entorno, en
donde se puede recorrer los diferentes mundos por los que pasaron la húngara
Kati (1912-2000) y el español José (1909-1963), antes de
llegar a México en 1939. De la fotógrafa están los
cafés de París, el mercado de pulgas, ''sus primeras visiones
surrealistas en los fotomontajes y carteles, collage de muñecas,
las historias de huevos y verduras convertidas en personajes", escribe
Norah.
Luego están sus testimonios de la Guerra Civil
española, en los que Kati ''conjugó el don y la sensibilidad
de la mirada de una fotorreportera, pero a diferencia del estilo tradicional,
fue más allá de hacer tomas por sorpresa y encontró
afinidades con la población civil, los campesinos y los milicianos.
''En México -continúa Norah Horna-, después
de los sucesivos rompimientos de la guerra, sobreviven en ella los afectos
cotidianos, el humor y la visión para asimilar con asombro lo esencial
de las cosas y los seres. Con estas cualidades, su trabajo en este país
se transforma en un testimonio de los acontecimientos históricos
y culturales a lo largo de más de seis décadas."
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