Crónica de un libro esperado
A finales de 1997 Joaquín Hurtado, autor
de Guerreros y otros marginales y de Laredo song, inicia
en las páginas de este suplemento la publicación de su columna
Crónica Sero, colaboración que prosigue durante casi
cinco años. Estos textos, reunidos ahora en libro, incluyen varias
crónicas inéditas, que diversifican y enriquecen el conjunto.
A los reportajes, reseñas y testimonios que durante ese periodo
dan cuenta en el suplemento de la evolución de la epidemia antes
y después del llamado gobierno del cambio, Hurtado añade
sus comentarios acervos, a menudo despiadados; denuncia las políticas
incongruentes del sector salud, el desabasto de medicamentos y sus consecuencias
funestas, fustiga la doble moral panista, el folclor local y la insensibilidad
moral de muchos gobernantes frente al flagelo del sida, al tiempo que reconoce
los avances y conquistas de la sociedad civil, sin triunfalismo precoz
y sin ilusiones desmedidas, siempre con serenidad y con un infaltable aguijón
crítico. De modo aún más original, Hurtado describe,
en primera persona, las batallas que libra a diario con el virus invasor
y entrañable, esa "visita inoportuna", diría el dramaturgo
Copi, con la que hay que lidiar de una u otra forma, pues llegó
ahí para quedarse. En muchas de sus crónicas el escritor
transmite con un vigor inusitado sus vivencias clínicas, el combate
interno contra ese virus al que de inmediato utiliza como metáfora
del marasmo social que lo rodea y atosiga. Nadie como él ha vuelto
tan presente y dramática esa convivencia cotidiana, con rabia, frustración,
y una buena dosis de lirismo. En Crónica Sero Hurtado narra
las miserias cotidianas en ese pueblo chico infierno grande en el que le
tocó vivir, y pasa en revista inclemente a las esferas de la vida
pública: desde el azul político hasta el púrpura clerical,
sin dejar de lado el gris de la burocracia médica. Para los lectores
asiduos, esta reunión de crónicas es las más de las
veces un testimonio intimista, donde quienes lo rodean --sus amigos, su
esposa, su hijo-- se vuelven los asideros más firmes del escritor
desencantado, los emblemas domésticos que mejor contrastan con la
mezquindad política y moral, objeto central de sus diatribas. Setenta
y tres crónicas ágiles y apasionadas, llenas de humor, irritación
y desenfado. Una lectura desafiante.
Crónica Sero
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