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México D.F. Domingo 10 de agosto de 2003
Angeles González Gamio
San Lorenzo
Hoy se conmemora a San Lorenzo, mártir español que fue literalmente asado en una parrilla por haber desafiado al gobernante de la ciudad, quien había ordenado que los tesoros de la Iglesia se entregaran al emperador. Lorenzo los vendió y dio el dinero a los pobres. A los tres días fue a ver al mandatario, acompañado de un grupo de desamparados, y le dijo que esos eran los tesoros de la Iglesia. Sintiéndose burlado, el gobernador, furioso, ordenó el doloroso martirio, que finalmente llevó al futuro santo a la muerte. Cuenta la leyenda que en un momento dado les dijo a los torturadores que lo voltearan del otro lado, porque de ese ya estaba asado. Se considera el patrono de los cocineros, los cuchilleros y los pobres.
Este santo fue elegido por cuatro monjas agustinas para que presidiera la fundación de un convento; dos de las religiosas provenían de San Jerónimo y las otras dos de Jesús María. Previamente ya habían conseguido el apoyo económico de don Juan de Chavarría, quien puso como condición ser enterrado en la iglesia y que le construyeran un suntuoso monumento funerario. Los primeros años estas monjas guardaban una vida más austera que el resto de las órdenes religiosas, ya que la regla de los agustinos exigía más horas de oración y ayunos más severos.
El templo fue construido en 1650, en la calle ahora llamada Belisario Domínguez, siguiendo los lineamientos arquitectónicos de la época. En los siglos posteriores padeció severas modificaciones para adaptarlo a la moda barroca. En la actualidad conserva la portada de gran belleza, que consta de dos cuerpos con pilastras y columnas dóricas adosadas, que sostienen un sobrio entablamento que se interrumpe con tres nichos con esculturas. En el segundo cuerpo resalta una escultura de San Agustín, de tamaño natural. Los materiales son los característicos de la época: avinado tezontle, adornado con elegante cantera plateada en los marcos y las portadas.
El soberbio interior, en el que destacan las bóvedas de ambos coros, está prácticamente desnudo. Ya hemos comentado con anterioridad que es obra del progresista sacerdote Ertze Garamendi, quien estuvo a cargo del templo en los años 60 del siglo XX, lo limpió de adornos corrientes e invitó al artista Matías Goeritz a diseñar los vitrales y el sitio en donde estuvo el altar mayor, destruido tras la exclaustración, junto con los altares laterales. La obra de Goeritz es extraordinaria, tanto el diseño y colorido de los vidrios de las ventanas, como la gran mano con un dramático orificio, que, en bajorrelieve, ocupa el muro donde estuvo el altar mayor. Desafortunadamente esta original belleza ha sido parcialmente cubierta por un altarcito tipo barroco.
Y repetimos que no perdemos la esperanza de que regrese un párroco con sensibilidad estética, que lo despeje y permita apreciar esta obra de arte contemporáneo, que expresa un gran misticismo y armoniza espléndidamente con la arquitectura barroca.
Al ser exclaustradas las religiosas, a mediados del siglo XIX, tras dedicarse varios años el edificio del convento a usos viles, se estableció allí la primera Escuela de Artes y Oficios, y tiempo después lo ocupó la EIME, que se transformó en la EITE, y en 1936 en la ESIME, dependencia politécnica que ha formado a muchos de los mejores ingenieros mecánico-electricistas del país.
Al edificarse las modernas instalaciones del Politécnico se trasladó a la ESIME, y el antiguo convento cayó en desuso hasta hace poco más de un lustro, cuando decidieron restaurarlo y dedicarlo a Centro de Educación Continua, en el que se imparten cursos, diplomados y maestrías.
En las cercanías, precisamente en la hermosa plaza Manuel Tolsá, esta situado el restaurante Los Girasoles, que ofrece sabrosa comida mexicana, con el panorama incomparable de la plaza y la atención personalizada del capitán Benito. En estos días puede disfrutar de los clásicos chiles en nogada, además de sus recetas tradicionales: el tuétano con chiles verdes y tortillas calientitas y la ensalada de arándanos con lechugas frescas y aderezo de mandarina. Entre los postres destaca el Lolita Ayala, esponjoso pastelillo de chocolate caliente, y su clásica tarta
de pétalos de rosa.
Para comida económica y apetitosa, en el local de al lado, con la misma magnífica vista, está Taco Inn, que le brinda la extensa variedad de tacos y antojitos que seguro ya conoce y que siempre se disfrutan. [email protected]
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