México D.F. Miércoles 27 de agosto de 2003
El juez se niega a retirar de la Judicatura
un monumento a los Diez Mandamientos
Roy Moore, el nuevo "héroe popular" de la derecha
reaccionaria de Alabama
ANDREW GUMBEL THE INDEPENDENT
Los Angeles, 26 de agosto. Hace una generación
fue George Wallace, el incendiario gobernador de Alabama, quien desafió
a las cortes federales y juró a sus fanáticos simpatizantes
que las escuelas del estado practicarían por siempre la segregación
racial.
Ahora, de la derecha reaccionaria del estado ha surgido
un nuevo héroe popular en la persona de Roy Moore, el magistrado
que hace dos años hizo instalar un monumento de piedra a los Diez
Mandamientos en la rotonda del edificio de la Judicatura de Alabama, en
la ciudad de Montgomery, y que ahora desafía la orden judicial de
retirarlo, porque constituye una violación de la separación
constitucional de la Iglesia y el Estado.
Durante una semana, los simpatizantes del juez Moore se
han apostado en las afueras del edificio, tachando a sus opositores de
"sodomitas" y mostrando pancartas en las que se leen cosas como "Los perversos
irán al infierno". También han jurado "arrodillarse hombro
con hombro en fervor cristiano" para impedir cualquier intento de retirar
el bloque de granito de 2 mil 270 kilos inscrito con los mandamientos,
y amenazan con boicotear a cualquier compañía de demoliciones
que acepte retirar el monumento.
Estas
personas no se han inmutado ante las ardientes temperaturas de verano,
ni mucho menos ante los procesos judiciales que una y otra vez han desembocado
en veredictos en su contra. El pasado viernes jueces de Alabama, compañeros
del magistrado Moore, votaron en favor de suspenderlo de su cargo por haber
desobedecido la orden de un juez federal de retirar el monumento del lugar
público en que se encuentra.
El final del asunto aún es distante. Dos de los
más ardientes simpatizantes de Moore, el conductor de un programa
cristiano de radio y un sacerdote, han elevado querellas ante la corte
federal y buscan obtener un mandato judicial temporal que impida que sea
retirado el bloque de granito al que ya se conoce como la roca de Roy.
Asimismo, la Coalición Cristiana de Alabama ha afirmado que la suspensión
de Moore fue una acción de "choque".
Cercanía con fanáticos
El juez Moore se mantiene cercano a sus fanáticos.
"Han permitido que se nos arrebate el conocimiento de Dios sólo
porque tres abogados que entraron a este edificio se sintieron ofendidos
al ver la palabra de Dios", afirmó en un discurso pronunciado el
lunes ante los fieles que estaban en la escalinata del edificio de la Judicatura.
"Ese es el meollo de todo este asunto. No se trata de un monumento. No
se trata de religión. Se trata del reconocimiento de Dios todopoderoso."
Desde que comenzó la protesta, Moore ha estado
constantemente en los noticiarios de televisión, lanzando peroratas
en las que se aleja de la cuestión de los Diez Mandamientos para
atacar el aborto y a las cortes federales que permiten que semejante "acto
maligno" ocurra sin ser castigado.
Este escenario retoma varias tradiciones estadunidenses
al mismo tiempo: las suspicacias sureñas hacia el gobierno federal,
que se remontan a la época de la Guerra Civil; la obstinada derecha
cristiana que, paradójicamente, se ha fortalecido gracias al actual
líder del gobierno federal, George W. Bush; la propia tradición
desafiante de Alabama, que se ha desarrollado a ambos lados de la cerca
política (tanto con Rosa Parks como con George Wallace), sin subestimar
el poder seductor de los medios masivos de comunicación.
Las acciones del juez Moore eran cuestionables desde el
momento en que decidió erigir un monumento a los Diez Mandamientos.
Fue instalado a mitad de la noche, sin el conocimiento de los otros ocho
jueces de la Judicatura. Posteriormente, Moore argumentó que actuó
desde las sombras para que sus colegas no fueran responsabilizados por
las acciones de él. Los otros jueces han tachado de "espurio" este
razonamiento.
El gesto muestra todos los indicios de haber sido una
provocación deliberada para probar los límites de las leyes
constitucionales estadundidenses. Por desgracia para el juez Moore, la
Constitución es extremadamente clara en cuanto a la ilegalidad de
que un órgano gubernamental promueva el punto de vista de una religión
en particular. El Centro Sureño Legal para los Pobres, que normalmente
trabaja con crímenes de odio pero también atiende casos de
libertad de expresión, ha desestimado los argumentos del juez Moore
calficándolos de "chifladuras".
Al parecer, desde hace mucho tiempo al juez Moore no le
interesa ganar sus batallas legales. Para él es suficiente creer
que tiene la razón y sentir que representa la causa de un Dios justo
que combate a un mar de pecadores e infieles. Ahora que su carrera como
juez está en entredicho, parece más interesado en cosechar
el apoyo popular, y ha insinuado que podría postularse para un cargo
político si es expulsado de la Corte Suprema del Estado.
Sin embargo, la opinión pública, en el mejor
de los casos, está dividida, y muy probablemente se inclinará
en su contra. Prácticamente todos los editoriales de los periódicos
de Alabama han condenado su postura y, aunque los simpatizantes de Moore
son muy perseverantes, han tenido que enfrentar múltiples contraprotestas
de personas que defienden la división entre la Iglesia y el Estado.
Queda por verse cuánto tiempo más puede
el juez Moore mantener su campaña de desobediencia. En 1960 el gobernador
Wallace se paró simbólicamente en el umbral de la Universidad
de Alabama para tratar de impedir que entraran al recinto dos estudiantes
negros, pero se retiró cuando llegó la Guardia Nacional.
Puede ser que en Montgomery la policía federal
también esté dispuesta a poner fin a la fiesta.
©The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca
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