México D.F. Domingo 31 de agosto de 2003
Mexicanas, fuera del sueño americano
Si bien la mayoría de quienes laboran en las zonas industriales del medio oeste de Estados Unidos son mujeres, "no hemos dejado de ser explotadas, discriminadas y acosadas sexualmente", afirmó María García, presidenta y fundadora del Movimiento de Mujeres Migrantes de Estados Unidos, con sede en Chicago.
Por ello, reconoció que el sueño americano "no existe para la mujer mexicana", ya que en la cadena de vulnerabilidad de la población migrante "somos el eslabón más débil por dos razones: falta de capacitación, pues la mayoría no tiene estudios básicos, y el hecho de que somos consideradas el sexo débil".
Integrante de un movimiento que organiza a las obreras, García destacó que la ignorancia y la falta de capacitación son los principales obstáculos para que las indocumentadas puedan aspirar a mejores condiciones salariales.
Tras participar en la clausura de los trabajos de la Reunión Binacional por los Derechos Plenos de los Trabajadores Migrantes y sus Familias, indicó que "a pesar de que en el trabajo somos más responsables, muchas migrantes se encuentran por debajo de la línea de la pobreza. La mayoría recibe un sueldo que no va más allá de 5.25 dólares por hora, lo cual resulta insuficiente para pagar la renta y servicios básicos indispensables, además de comida, ropa y educación de nuestros hijos".
Es necesario, indicó, impulsar la capacitación de las mujeres para acceder a mejores empleos, "además de una jornada de 30 horas para las madres solteras, a quienes se le deberán garantizar mejores beneficios para educar a sus hijos, porque uno de los principales problemas es que nunca se ha querido reconocer que las mujeres somos formadoras de la fuerza de trabajo y que muchas veces debemos dejar a nuestros hijos con las niñeras, expuestos a todo clase de abusos para ir a laborar".
Por su parte, Mariana González, investigadora de la Universidad de California e integrante de la Alianza Nacional de Derechos Humanos, señaló que si se quiere impulsar la defensa de los derechos de las migrantes es necesario crear una conciencia de género que permita "no sólo recuperar el respeto por nosotras, sino también reconocer nuestras capacidades y valores para establecer que nuestras necesidades son diferentes a las de los hombres".
Agregó que entre las cargas de género que las mujeres deben enfrentar se encuentra la iniquidad salarial, "pues mientras a los hombres les ofrecen 80 centavos de dólar, a las mujeres sólo 55 por el mismo trabajo, pero con el agravante que son ellas quienes en su mayoría asumen la manutención del hogar y la educación de los hijos".
La investigadora indicó que las migrantes no sólo trabajan jornadas completas en la fábricas. "Cuando llegan a casa asumen otra jornada, por lo que se requiere una sociedad que de verdad nos brinde apoyo", concluyó. (LAURA POY SOLANO)
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