SOLDADERAS
Aunque en su mayoría anónimas, las soldaderas fueron un pilar esencial para que la Revolución alcanzara los resultados que dan vida a parte del México de hoy. Hay que imaginar las circunstancias en las que se desenvolvían estas mujeres para valorar sus aportaciones. Las fotografías de la época las muestran con sus rebozos, largas faldas y blusas de holanes, caminando en grupos con niños y fardos, hacinadas en un vagón de ferrocarril, acampadas preparando comida, abrazadas con sus esposos o compañeros. Frecuentemente se desplazaban en compañía de sus hijos pequeños; seguramente los hijos mayores de un buen número de familias, participaban con sus padres en el frente de batalla.
Entorno familiar y vida en sociedad
La vida de estas mujeres y sus familias son también parte importante de la esa etapa fundamental que fue la lucha armada de la Revolución Mexicana. Imaginar cómo celebraban cuando ganaban la batalla, qué ocurría cuando se perdía un combate y la tropa se dispersaba, cómo se abastecían de ropa y alimentos, cómo se llevaba la comida al frente y lo que se preparaba según la región, cómo se organizaban internamente los grupos, cómo transportaban sus enseres y utensilios, cómo mantenían alta la moral propia, de sus familias y de sus compañeras, qué pasaba cuando el jefe de familia desaparecía, con quién dejaron encargada su casa y sus pertenencias y cómo reconstruyeron su rutina diaria y sus hogares al término de la Revolución, son algunas preguntas que respondidas de manera sistemática aportan aspectos de los que poco se ocupa la historia política, pero que mucho podrían aportar para una reconstrucción integral.
Imagen en la colectividad
Existen testimonios orales, estudios, material fotográfico, películas y novelas en los que se hace referencia a la participación de estas soldaderas. En conjunto han contribuido a formar la imagen que como colectividad tenemos de ellas.
Rudas y sensibles
Son variados los calificativos con que se hace referencia a la soldadera: abnegada, víctima, mártir, lastre, obstinada, heroica, sacrificada, intrépida. También han inspirado ternura, asombro, admiración y respeto. Sabían y aprendieron a ser rudas para emprender el áspero camino y al mismo tiempo fueron femeninas y amorosas con sus hijos y compañeros; enfermeras del cuerpo y el alma, recorrieron grandes extensiones del territorio nacional apoyando a los revolucionarios. La gran mayoría tenía además convicción sobre las razones para luchar por un futuro mejor para todos.
No sabemos cuándo se inició en México el acompañamiento de la mujer en las batallas, pero han tomado parte en todas las luchas sociales. Así ocurrió también durante la guerra de Indepen-dencia. Recrear mentalmente cada época e imaginar el México de esos años, nos ayudaría a comprender y entender la realidad; los juicios superficiales de acontecimientos del pasado sólo distorsionan la verdad y obligan a una reflexión más profunda, a juicios serenos y certeros.
Esta es una invitación para pensar acerca de la
vida y las aportaciones de estas valiosas mujeres, que al mismo tiempo
permanecen anónimas y están presentes en la realidad actual.
Agradeceremos que nos envíen datos acerca de las celebraciones que se realizan en su comunidad, así como descripciones de sus costumbres y tradiciones. También serán bienvenidos sus comentarios y correspondencia a: La Jornada, Av. Cuauhtémoc #1236, Col. Santa Cruz Atoyac C.P. 03310, sección Cultura, página Tradición y Cultura. |